BRASILIA.- El senador Sergio Moro, el mismo que, como juez de primera instancia impulsó el Lava Jato, la mega investigación sobre corrupción que terminó con el actual presidente Luiz Inácio Lula da Silva en la cárcel, pero que luego fue anulada, pasó por la sede del IPA, donde se lleva a cabo el encuentro Agro Global que nuclea a legisladores del Mercosur vinculados con la agroindustria.
Polémico como siempre, el exministro de Justicia de Jair Bolsonaro comparó, durante su breve intervención, al gobierno de Lula con el de “los Kirchner”, en su política internacional y en su relación con el campo. Luego de su exposición, y en un breve contacto con medios argentinos, entre ellos LA NACION, reiteró sus críticas al presidente Lula y al kirchnerismo. También elogio el “rumbo” del presidente Javier Milei, aunque se disculpó por no estar enterado de los detalles de la política argentina.
–Tuvo palabras bastante duras con el presidente Lula, comparando su gestión con la del kirchnerismo. ¿Puede ampliar un poco ese concepto? ¿Por qué afirma que son tan parecidos?
–Bueno, en Brasil, en el gobierno de Lula estamos viendo, por ejemplo, un alineamiento internacional con algo que no concordamos. No consiguió emitir una condena clara contra la invasión de Ucrania por Rusia. Esto nos aleja del bloque de las democracias occidentales. Brasil ha hecho declaraciones pesadas y duras contra Israel, que se defiende del terrorismo de Hamas. Se pueden incluso discutir detalles sobre el combate a Hamas en Palestina, pero se tiene que reconocer el derecho de defensa, al menos. Incluso tuvimos brasileños muertos en este ataque terrorista y el gobierno brasileño no adoptó una posición clara. Sé que este es un asunto muy sensible en la Argentina, por el atentado de AMIA que hubo en el pasado. Entonces, vemos que Brasil se apartó de lo que creemos que es correcto. Estos son algunos ejemplos. Incluso el presidente [Gabriel] Boric de Chile, que también es un presidente de la línea de izquierda, tiene una posición mucho más saludable en relación a esta temática.
Por el otro lado, el de Lula es un gobierno que no cree en la apertura comercial. Busca cerrar el país y acaba perjudicando, de cierta manera, la inserción de Brasil en estas cadenas productivas. No quiero entrar en detalles aquí, pero hay una percepción parecida de hostilidad en relación a la agropecuaria brasileña, que es un gran motor de la economía brasileña. No es que no tengamos otros sectores que merecen destacar, pero la agropecuaria brasileña es extremadamente productiva y es víctima de presentaciones en la Justicia del presidente Lula, intentos de incremento de la carga tributaria sobre este sector, y la imposición de restricciones territoriales o ambientales que a veces parecen desproporcionadas. En cierta manera, no conozco la realidad política argentina en detalles, pero recuerda mucho el período Kirchner, en el que hubo retenciones a la exportación de productos agropecuarios en la Argentina. Estamos viviendo un momento muy malo para el agro brasileño, pero como el agro es muy productivo, muy fuerte, evidentemente sobrevivirá.
–Pero Lula está impulsando el acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea…
–Es el deseo del Brasil, y creo que debe ser el deseo de toda la región, influir en las cadenas productivas globales. Y el acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea era muy promisorio. Infelizmente, ocurrió lo que sospechábamos desde el comienzo, que este gobierno no es exactamente favorable a la abertura comercial, y nos parece que buscó una sabotaje a través de la imposición de condiciones que no se justificaban. Por otro lado, tenemos que hacer una crítica a la Unión Europea, principalmente por el proteccionismo en relación a la parte agropecuaria, que ellos utilizan para bloquear la posibilidad de efectuar este acuerdo. Y ahora la imposición de restricciones ambientales de exportación de productos agrícolas nos parece también un instrumento más volcado al proteccionismo, a la interferencia en asuntos externos, que es un tratamiento justo de los países de la región, que en general observan y tienen una legislación ambiental bastante rigurosa. Claro que existen errores y violaciones puntuales, pero el compromiso de Argentina, de Brasil y de los países de la región con la preservación del medio ambiente, especialmente en este escenario de preocupación con el cambio climático, es real y existente. Entonces, me parece más un subterfugio que un propósito, que una intención de, realmente, acabar funcionando como una punición a nuestros productores agrícolas.
–¿Conoce al presidente Javier Milei? ¿Qué piensa sobre su gobierno y sus ideas?
–Bueno, no me gustaría emitir una opinión, no lo conozco personalmente. He seguido las noticias de la Argentina en relación a la visión de que necesitamos, para prosperar en América Latina, liberalizar el mercado, acabar con las burocracias que muchas veces imperan y luchar contra la corrupción que muchas veces acaba contaminando, elevando los costos de los negocios en la región. Las banderas son correctas en mi opinión, pero no sé los detalles. Tuve un buen contacto con el expresidente [Mauricio] Macri, con la ministra Patricia Bullrich, pero confieso que no conozco personalmente al presidente Milei. Varias de las ideas que él propone me parecen estar en la dirección correcta. Lo que llevó a que los países prosperaran mundialmente es la economía de mercado, la creación de un buen ambiente de negocios. Las fórmulas estatizantes que muchas veces prosperaron en América Latina no hicieron bien a las economías. Eso no significa decir que no necesitamos tener una protección social de los más vulnerables, de los más humildes, pero necesitamos apostar en el capitalismo.