En el marco de la causa por los presuntos hechos de violencia de género contra su expareja Fabiola Yañez, el expresidente Alberto Fernández se presentó hoy en indagatoria en los tribunales de Comodoro Py. Fernández dejó un extenso escrito en el que niega los cargos que se le imputan, pide por su sobreseimiento y adelanta una nueva contraofensiva contra el juez Julián Ercolini, a quien intentó correr del expediente; el fiscal Ramiro González, y la ex primera dama. No contestó preguntas de ninguna de las partes.
“Jamás ejercí violencia física sobre Fabiola Yañez”, dice Fernández en un fragmento del escrito que presentó ante la Justicia. “Ninguno de los testigos que han pasado por esta causa han visto o han conocido de algún modo que yo haya tenido semejante conducta”, dijo, y sumó: “Solicito que, una vez producida la prueba ofrecida, se me desvincule de este expediente, dictando mi sobreseimiento”.
En el texto, de más de 200 páginas, el expresidente adelanta que denunciará a Yañez por falso testimonio, del mismo modo que lo hizo con su esteticista, Florencia Aguirre y, su madre, Miriam Verdugo. Además, sostuvo que se reserva el “derecho de denunciar al fiscal” para que las autoridades del Ministerio Público “evalúen su destitución”. “El inusual vínculo que forjó con la querella en esta causa, lo coloca en el delito de prevaricato”, sostuvo Fernández.
La audiencia se desarrolló en un clima “tenso”, según le dijeron a LA NACION fuentes presentes en el trámite. Fueron 40 minutos en los que casi no hubo intercambios. A Fernández, que tampoco contestó preguntas de su defensa, casi no se lo escuchaba por el ruido que hacía el exigido motor de un ventilador de pie.
“Mi decisión de no responder preguntas que no provengan de mi abogada defensora, no tiene el objeto de no someterme a la verdad. Ocurre simplemente que, como ya he dicho, creo que el juez y el fiscal que aquí actúan carecen de condiciones éticas para juzgarme o acusarme”, afirmó el expresidente, que volvió a cargar contra Ercolini, con quien guarda una relación larga y tirante.
“De esa vergüenza no se vuelve”, sostuvo, en alusión al viaje a Lago Escondido que el magistrado hizo junto a directivos del grupo Clarín y otros funcionarios judiciales. Por ese periplo, siendo presidente, Fernández pidió realizar una investigación. “Nuestra enemistad, desde la denuncia, es profunda e irreparable”, agregó.
En este expediente, a Fernández se lo acusa de lesiones y amenazas, agravadas por un contexto de violencia de género y asimetría de poder. En su dictamen, el fiscal González describió distintos hechos que daban cuenta de un cuadro de violencia generalizado.
El trámite, que el expresidente logró postergar en dos oportunidades, se adelantó una hora. El expresidente llegó acompañado de su abogada Silvina Carreira pasadas las 10 de la mañana a los tribunales, en medio de un despliegue policial especialmente diseñado para su indagatoria. Mientras declaraba, en el cuarto piso del edificio, entre custodias y personal policial, había más de una docena de efectivos.
Como ya estaba al tanto de los cargos que se le imputan, a Fernández se le leyó parcialmente la acusación.
Antesala
Ercolini, a quien Fernández intentó apartar, ordenó su la indagatoria a solicitud del fiscal González, quien, tras recolectar pruebas y escuchar a más de una docena de testigos –familiares, médicos, y allegados de ambos– formuló una acusación que expone al expresidente a 18 años de prisión.
Fernánez intentó hasta último momento volver a suspender el trámite, pero el juez Ercolini rechazó el nuevo planteo ayer el mediodía. “En cuanto al pedido de postergación y reprogramación […] no haré lugar a lo solicitado”, sostuvo el juez. Fernández está acusado de pegarle a Yañez cuando convivían en la quinta de Olivos y de amenazarla para que no lo denunciara.
Asimismo, el expresidente se presentó ayer en una audiencia en la Cámara Federal para insistir con su intento de correr a Ercolini en una causa que corre en paralela a la de violencia de género. Fernández aduce que la imparcialidad del magistrado está comprometida y que, por su pasado en común, atravesado por acusaciones y desencuentros, guarda una “enemistad manifiesta” contra él.
El otro caso en el que intentó esta maniobra es la causa Seguros. Se trata de un caso de supuesto fraude donde Fernández está acusado de beneficiar a amigos con las contrataciones de seguros con el Estado. En ese expediente, que instruye el fiscal Carlos Rívolo, el expresidente ya fue indagado y el juez Ercolini debe resolver si lo procesa o no cuando termine de indagar al resto de los acusados, que son más de 30.
La de violencia de género, por la que Fernández está siendo indagado, es un desprendimiento de este expediente, donde se conocieron los mensajes que intercambió Yañez con María Cantero, histórica secretaria de Alberto, en los cuales la ex primera dama le confiaba que Fernández la agredía.
En el caso contra Fabiola Yañez la investigación que realizó el fiscal González está prácticamente agotada.
18 años
Fernández está acusado de delitos tan graves que lo exponen a ser condenado a una pena máxima de 18 años de prisión. Los episodios de violencia, según la acusación, se dieron de modo continuo, habitual, y que la modalidad usual eran golpes con la mano abierta.
“En un contexto de violencia de género signado por la particular relación asimétrica de poder entre Alberto Ángel Fernández y Fabiola Andrea Yañez, por lo menos desde el año 2016 hasta el 6 de agosto del 2024 (fecha en la cual la víctima instó la acción penal en el presente expediente y se impuso la consecuente prohibición de contacto al nombrado), el imputado se habría aprovechado de la especial situación de vulnerabilidad preexistente al vínculo en la que se encontraba inmersa la nombrada, y [habría] ejercido con habitualidad y de modo continuo, violencia psicológica contra Yáñez, bajo las formas de acoso, hostigamientos, controles, indiferencia, insultos, culpabilización, destrato, retiro de la palabra, ninguneos y hostilidad”, escribió Ercolini al citar al expresidente a declarar.
Ercolini agregó: “El vínculo también habría estado marcado por episodios de violencia en el cuerpo de la víctima, en las oportunidades en que aquella pretendía abandonar la convivencia del departamento que compartían sito en la calle Juana Manso nro. 740 de esta ciudad”.
Cuando pidió la indagatoria, el fiscal González le imputó a Alberto Fernández dos lesiones leves doblemente agravadas por haber sido cometidas mediante violencia de género y contra su entonces pareja; una lesión grave por el debilitamiento permanente de la salud de la ex primera dama -también doblemente agravada- y coacciones para que Yañez no denunciara los hechos de violencia ante Ercolini.