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Muchas personas defienden con orgullo su siesta diaria. Para algunos, es un momento sagrado. Para otros, una necesidad inevitable. Lo que antes se asociaba con la pereza o el ocio, hoy está siendo revalorizado por la ciencia como un hábito saludable, siempre que se cumpla una condición fundamental: saber cuánto tiempo dormir.
Dormir a mitad del día no solo es una costumbre arraigada en muchas culturas. También es una práctica que, bien aplicada, ofrece beneficios concretos. Estudios recientes afirman que ayuda a mejorar el estado de ánimo, la concentración e incluso a reducir el estrés. Sin embargo, no todo descanso es igual. Una siesta mal dosificada puede resultar más perjudicial que beneficiosa
Y es que el descanso diario tiene un secreto. Dormir «lo justo y necesario» puede marcar la diferencia entre sentirse renovado o más cansado que antes. Pero, ¿cuánto es “lo justo”? ¿Cuántos minutos son suficientes para que el cuerpo y el cerebro obtengan todos los beneficios, sin pagar el precio de la pesadez o el insomnio nocturno? La respuesta no es tan obvia como parece, pero la ciencia fue clara.
Lo dice la ciencia: cuánto debe durar la siesta ideal
Según múltiples investigaciones, la duración óptima de una siesta está entre 10 y 20 minutos. Dormir menos puede no ser suficiente para que el cuerpo recupere energía, pero exceder los 30 minutos puede generar efectos no deseados.
Cuando alguien supera ese límite, entra en una fase de sueño profundo (las llamadas “ondas lentas”) y al despertar puede sentirse más confundido o agotado que antes de cerrar los ojos.
Además, estudios realizados por la Universidad de Harvard señalan que las siestas breves “mejoran el aprendizaje y la memoria, al mismo tiempo que ayudan a reducir los niveles de cortisol, la hormona del estrés, y cuidan la salud cardiovascular”.
Cuándo conviene dormir la siesta
La franja horaria también es importante. Los especialistas recomiendan dormir la siesta entre las 12 y las 16 horas, cuando naturalmente se produce una baja en los niveles de energía tras el almuerzo. Ese rango permite descansar sin interferir con el sueño nocturno.
Dormir siesta puede ser un gran aliado para la salud y el rendimiento diario, siempre que se respeten los tiempos. Como en muchas cosas de la vida, el equilibrio es la clave.
(Fuente: Ámbito)
