Un gol, si se lo deconstruye, puede festejarse por varios motivos. Por el valor per sé, por lo que representa para su autor, por cómo se gestó… Un ejemplo es el 1-0 que marcó Miguel Ángel Borja frente a Talleres: el #9 de River no sólo volvió a convertir en su reaparición post lesión e incrementó así sus increíbles métricas 2024. Al mismo tiempo, la valiosa apertura del score en el segundo chico de la Libertadores llegó por la aplicación del manual gallardista.
En los repasos televisivos o en los clips de las redes se mostrará que Borja supo capitalizar un error defensivo de Talleres para abrir por decimocuarta vez un partido en los ocho meses que van de temporada. Que con su 27° gol (26 de ellos, en 31 partidos con River) superó a Kylian Mbappé en el ranking anual de killers y quedó a cinco del chino Lei Wu.
Que la definición frente a Guido Herrera -además- fue todavía más bella por el taco delicioso que aportó Rodrigo Aliendro para habilitar a Miguel. Ahora bien, incluso señalando todos esos detalles determinantes para que la acción terminara como acabó, la mirada todavía sería parcial.
Una definición con el ADN del Muñeco
River Plate –
Borja puso el 1 a 0 de River
Porque Gallardo posiblemente haya celebrado íntimamente tanto más el cómo que el qué: el segundo gol de River en la serie llegó por la aplicación de esa presión que el Muñeco tanto reclamó durante el primer tiempo en el Monumental. No habría habido gol si Matías Kranevitter, por caso, no hubiera salido a atorar rápidamente a Guido Herrera: el Colo apretó, forzó un pase forzado del arquero y propició lo que terminaría siendo fatal para el fondo de Talleres.
Porque el toque de Herrera exigió a Juan Camilo Portilla, quien terminó fallando en su control generando lo que vendría después: el control de Santiago Simón y su seguida búsqueda a Aliendro, el tiqui de espuela del Peti para buscar a Borja y el zácate final que el colombiano ensayó dentro del área para volver a celebrar después de cinco partidos (tres de ellos, ya con MG en el banco).
Luego de 13 días de rehabilitación de una lesión muscular en el isquiotibial izquierdo diagnosticada el 8 de agosto, Borja volvió a jugar demostrando su jerarquía individual no sólo en el 1-0 sino también en los controles y en las búsquedas a un toque saliendo del área, su zona de confort.
Una facilidad para interpretar los momentos que contrastó con el nivel que mostró Adam Bareiro en sus dos presentaciones -se nota que deberá trabajar mucho para equiparar su performance con la de su inmediato competidor.
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