Corría la noche del martes 24 de octubre de 2023. Ya habían pasado 48 horas de la sorpresiva victoria de Sergio Massa en la primera vuelta electoral, cuando Diego Santilli y Cristian Ritondo se dirigían hasta la casa de Mauricio Macri en Acassuso para participar de una cumbre secreta. Minutos antes de que se subieran al auto, Fernando de Andreis, mano derecha del expresidente, los había citado a través de un mensaje escueto de WhatsApp. Aún ligado políticamente a Horacio Rodríguez Larreta, Santilli estaba inquieto por el misterio en torno a la convocatoria.
Apenas llegaron, se toparon en el living de recepción con Javier Milei, quien estaba sentado en la punta de un sillón, con la espalda erguida. Santilli le estrechó la mano y lo abrazó. Antes de que el economista pudiera reaccionar le adelantó su apoyo de cara al balotaje: “Si yo no digo que te voy a votar a vos, no puedo volver a mi casa. ¡Me matan!”, soltó, entre risas. Lo miraban Ritondo, Patricia Bullrich, Karina Milei y Macri, entre otros firmantes del Pacto de Acassuso.
A casi un año del día en que un sector mayoritario de Pro pactó su respaldo electoral a Milei para la segunda vuelta, Santilli se convirtió en un soldado de la causa libertaria. Si bien permanece ligado al partido que conduce Mauricio Macri, donde ocupa un lugar en la mesa de toma de decisiones, el diputado nacional se mueve con autonomía y tiene su propia estrategia de posicionamiento. A contramano del núcleo duro del macrismo, descree que haya margen para diferenciarse de la agenda reformista del gobierno de Milei en una sociedad hiperpolarizada. Por caso, fue el primer diputado del bloque de Pro que anticipó la semana pasada que avalaría el veto presidencial a la ley de financiamiento universitario. El domingo, Santilli madrugó a sus compañeros -había un pacto interno para no anticipar posturas hasta la reunión de la bancada del martes último- e incluso a Macri, quien aún no había fijado una posición y debió apurar la convocatoria a una reunión por Zoom para ordenar la tropa.
En la Casa Rosada valoraron el gesto de Santilli. Él, siempre atento a los números de las encuestas y el rebote en las redes sociales de sus mensajes, se jactó ante sus íntimos de haber sacado provecho de la jugada. “Si queremos recuperar la identidad, tenemos que ser coherentes. Nuestro electorado nos pide que ayudemos a Milei; no entiende la gente cuando nos diferenciamos y no bancamos”, retratan en el entorno de Santilli.
Su plan es preservar su capacidad electoral en Buenos Aires, el último gran bastión del kirchnerismo, para llegar fortalecido a la negociación por la conformación de las listas. Reafirma su pertenencia a Pro, pero juega sin ataduras en el nuevo tablero del poder político. Desde hace meses es un escudero de Milei en los medios y las redes sociales. Se encuadra casi sin titubear en los lineamientos del código político de los libertarios y fomenta la confrontación con el kirchnerismo con la mira en la batalla bonaerense. “Quiere que le vaya bien al Gobierno y banca la pelea. Si querés competir, no podés perder los votos”, remata uno de sus laderos. En rigor, el exvicejefe de Larreta está convencido de que atiende la demanda de su electorado: ponerse enfrente de Milei significa pegarse al kirchnerismo.
Su metamorfosis también responde a incentivos concretos. Santilli colocó a un hombre de su riñón en Corredores Viales -José Luis Acevedo- y dialoga con cierta frecuencia con Santiago Caputo, el gran titiritero del proyecto de Milei. Con sus gestos de apoyo incondicional a la Casa Rosada en el Congreso -se desmarcó para acatar la orden de Macri de rechazar el DNU de fondos reservados para la SIDE-, aspira a posicionarse como la opción más rentable para liderar la nómina de diputados del oficialismo en los comicios del año próximo. Anhela que se geste un gran frente electoral –que incluya a LLA y Pro- para enfrentar al kirchnerismo. “Tenemos que reunir al 50% del electorado de centro derecha, y Macri tiene que estar adentro, no afuera”, dicen cerca de Santilli.
No es que lo desvele continuar en la tarea legislativa del Congreso. Su meta es sacarse la espina del año pasado, cuando perdió la interna con Néstor Grindetti, el candidato promovido por Bullrich, y volver a pelear por la gobernación bonaerense en 2027. Por eso, teje entre bambalinas para que Pro y LLA aceleren las tratativas para que se concrete un acuerdo de convergencia. Está claro que pretende ser el candidato de la confluencia entre Milei y Macri en Buenos Aires, y no aceptará quedar relegado al segundo o tercer puesto de la boleta, en caso de que el Presidente apueste por José Luis Espert o Karina Milei para encabezar su oferta en el territorio bonaerense, donde LLA ya obtuvo el sello partidario. En la disputa también se anota Diego Valenzuela, intendente de Tres de Febrero, quien gestó una alianza táctica con Bullrich para correr de la cancha a los macristas y limitar la influencia del sector de Pro más crítico del mileismo. Tanto Valenzuela como Espert aspiran a ser gobernadores en 2027. “Si no hay acuerdo, vamos a la guerra y competimos”, advierten en el búnker de Santilli.
En Pro están convencidos de que la Boleta Única de Papel (BUP) los beneficia en la disputa de poder con los libertarios. Es que los macristas cuentan con dirigentes con alto nivel de conocimiento en la mayoría de los distritos, sobre todo, del siempre estratégico conurbano. “El club o la cáscara [por Pro] está mal, pero todavía tenemos buenos jugadores. El problema lo tienen ellos”, dicen en el macrismo.
Ante la indiferencia de los libertarios, calculan que, por más que Pro haga una mala elección -estiman un 10%-, esos puntos que coseche la fuerza de Macri solo perjudicarán las chances del Gobierno de alzarse con un triunfo en la madre de todas las batallas. Santilli sabe que dividir la oferta opositora al peronismo puede salir caro: lo sufrió en 2021, cuando perdió puntos valiosos por las candidaturas de Espert y Hotton, y en 2023, con la insistencia de Milei por apoyar a Carolina Píparo.
¿Con o sin Macri?
Los armadores de Milei en Buenos Aires e incluso el consultor Santiago Caputo reconocen que Santilli o Cristian Ritondo, quien renovó su banca en 2023, son candidatos potables en caso de que haya un acuerdo electoral con Pro. En Casa Rosada dejaron trascender esta semana que podría habilitar una PASO en Buenos Aires entre Espert y Santilli o Ritondo. Y, ayer, el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, le abrió la puerta a armar una “gran coalición” para triunfar en los próximos comicios. Admitió que comparten electorado y volvió a elogiar a Macri. Hasta ahora, Sebastián Pareja y Martín Menem, dos de los arquitectos partidarios de LLA, habían puesto reparos a la chance de un acuerdo de estructuras. Pareja, de hecho, afirmó días atrás que podría haber conversaciones con “actores” de fuerzas como Pro, la UCR o el PJ que tengan afinidad ideológica con LLA.
En el campamento libertario presionan para que Santilli o Ritondo y sus leales en Buenos Aires sigan el camino de los bullrichistas que aceptaron fusionarse con LLA en la Legislatura. Sin embargo, Santilli niega que lo hayan tentado con mudarse. No es un macrista de pura cepa, pero hasta ahora le mostró lealtad al expresidente. Por caso, evitó romper el bloque de Pro para sumarse a la bancada de Pichetto en el amanecer de la gestión de Milei. Sus consejeros se esmeran en aclarar que “juega en tándem” con Pro –su vínculo con Ritondo atraviesa un buen momento-, pero que tiene “independencia” de la orgánica.
Los estrategas mileístas se deslizan con extrema cautela porque saben que arrebatarle a Santilli a Macri sin el aval del expresidente o sin finiquitar un acuerdo integral de partidos implicaría una declaración de guerra con efectos inmediatos en la gobernabilidad. Es que Milei sigue dependiendo de Pro en el Congreso, como quedó demostrado esta semana cuando debió acudir al macrismo para salvar el veto a la ley de financiamiento universitario. “A Santilli no se lo van a llevar”, afirman en el círculo de confianza de Macri.
Omiten la inclusión de las Islas Malvinas en un mapa exhibido en un acto oficial en la Casa Rosada
En el equipo de Santilli especulan con que el armado de la provincia estará supeditado a la definición en la Ciudad, donde el mileísmo evalúa ir con postulantes propios, como Manuel Adorni o Patricia Bullrich. Aducen que, a diferencia de la situación en la provincia, podría ser beneficioso para Pro y LLA ir separados en la Capital para aumentar las posibilidades de quedarse con las tres bancas de senadores que se ponen en juego. Por eso, temen quedar atados a los intereses de Macri. “Si Mauricio arregla en la ciudad con Milei, puede entregar la provincia”, especulan en el sector de Santilli.