Este 16 de octubre se cumplieron 170 años del nacimiento de Oscar Wilde, un poeta y dramaturgo irlandés. Se destacó por sus cuentos, obras teatrales y poemas a fines del siglo XIX, entre las cuales tienen más relevancia en la actualidad El retrato de Dorian Grey ―su única novela― y La importancia de llamarse Ernesto. Además, fue una gran celebridad de la sociedad inglesa victoriana por su agudeza mental y las frases célebres que dejó.
Oscar Fingal O’Flahertie Wills Wilde nació un día como hoy, pero de 1854, en la ciudad de Dublín, que en ese entonces era perteneciente al Reino Unido. Creció en el seno de una familia noble con mucha notoriedad en la capital irlandesa, lo que luego inspiró su trabajo literario. Desde joven, mostró una inteligencia notable, que lo llevó a educarse el Trinity College y el Magdalen College, de Oxford. Durante su formación universitaria, empezó publicando sus poemas, los cuales tuvieron mucho éxito. Eventualmente, empezó a escribir obras de teatro y cuentos que retrataban su mirada sobre la sociedad victoriana, lo que le dio una gran notoriedad.
A pesar de la gran fama que alcanzó, el escritor tuvo un triste final. En 1895, en el momento en que se encontraba en la cima de su carrera, Oscar Wilde se vio envuelto en un gran escándalo por tener una relación amorosa con otro hombre. Se trataba de lord Alfred Douglas, quien era su amigo. En ese entonces, las relaciones homosexuales eran ilegales en el Reino Unido y conllevaba una condena de prisión. Además, Wilde estaba casado con Constance Lloyd ―hija del consejero de la reina Victoria―, con quien tuvo dos hijos: Cyril y Vyvyan. El autor fue condenado por “sodomía y de grave indecencia” a dos años de trabajos forzados.
Fue liberado en 1897 y se escapó a Francia, donde vivió sus últimos años en un estado de indigencia y depresión. En 1900, Oscar Wilde murió en París de meningitis a los 46 años. Fue enterrado en el cementerio del Père Lachaise, que se ubica en la capital francesa, gracias que sus amigos compraron un terreno allí con las ganancias de los derechos de sus obras.
El escándalo por la estatua “indebida” de la tumba de Oscar Wilde
Se le encargó al escultor estadounidense Jacob Epstein la construcción del sepulcro del escritor. Se trata de un bloque de piedra de 20 toneladas que tiene a un costado la imagen de un hombre desnudo y alado, que hace referencia al poema “La esfinge” del autor.
Al igual que en vida, la tumba de Oscar Wilde estuvo envuelta en un gran revuelo. Esto se debe a que el gobierno parisino consideró que la estatua era indebida para la exposición pública porque se podían ver los miembros del hombre alado, que eran “muy grandes”. La obra de arte estuvo tapada por dos años, hasta que se permitió revelar en 1914, pero con una censura en las partes íntimas de la esfinge. Esta duró poco tiempo, puesto que eventualmente se quitó.
La tumba de Oscar Wilde se volvió nuevamente un tema de conversación cuando en 1961 el mausoleo fue vandalizado. Alguien decidió quitarle justamente los genitales a la esfinge, que nunca se volvieron a encontrar ni se repusieron. La leyenda dice que fue el administrador del cementerio quien los sacó y hasta que los usó como pisapapeles. Sin embargo, no hay pruebas de que esto haya ocurrido.
El blindaje contra besos que debieron colocar en su tumba
Père Lachaise es una de las necrópolis más visitadas del mundo, ya que alberga a varias celebridades, como es el caso del escritor irlandés. La tumba de Oscar Wilde es una de las paradas obligatorias de las personas que visitan este cementerio. A diferencia de otros mausoleos que reciben flores, la del dramaturgo se diferencia porque se llena de besos desde hace décadas.
Muchas personas, entre ellas varias que integran la comunidad LGBT+, aún siguen esta tradición, que inició en la década de 1990. Consiste en pintarse los labios y besar la sepultura como una forma de demostrar la admiración que aún se le tiene, además de darle el cariño que le hizo falta en sus últimos años de su vida. Por años, se pudo ver el mármol de la estatua estaba llena de marcas rojas y mensajes de amor.
Sin embargo, la familia de Wilde tuvo que tomar cartas en el asunto porque, más allá de lo que representa este tierno gesto, el maquillaje que se dejaba dañaba la escultura. Con el tiempo, se descubrió que los labiales tenían un efecto corrosivo sobre la piedra clara. La obra de arte fue restaurada en los años 90, pero con el paso del tiempo siguieron apareciendo cientos de besos marcados en la estatua. Era tal la masividad de este gesto que el cementerio instauró una multa de 9000 euros a quienes se descubra dejando besos en la tumba de Wilde. De todos modos, no fue suficiente para disuadir a los visitantes del mausoleo.
Fue así que se decidió tomar medidas más fuertes: se volvió a arreglar la sepultura en 2012 y se le puso a su alrededor un vidrio para protegerla de sus visitantes. La refacción duró seis semanas y costó 60.000 euros, que fueron financiados por el gobierno irlandés y por la Ireland Funds francesa. Junto al muro transparente, se puede leer un cartel que dice: “La memoria de Oscar Wilde se debe respetar. Por favor no desfigure esta tumba. Es un monumento histórico protegido”.
De todos modos, la tradición sigue en pie a lo largo del tiempo. Las personas que visitan la tumba de Oscar Wilde le siguen dejando besos, pero sobre el cristal. Aunque les hayan puesto distancia de su ídolo, sus fanáticos siguen pasando y demostrando su amor hacia el escritor.