Este 20 de octubre se celebra en Argentina el Día de la Madre, una fecha especial que invita a reflexionar sobre uno de los aspectos menos visibles pero más determinantes en la maternidad: el estrés materno. Aunque la maternidad está generalmente asociada con la felicidad y la realización personal, también puede ser una fuente significativa de presión y agotamiento, especialmente para las madres jóvenes y las madres añosas, quienes presentan mayores niveles de tensión en comparación con quienes tienen hijos en la edad promedio para su entorno cultural.
Según un estudio del Observatorio del Desarrollo Humano y la Vulnerabilidad de la Universidad Austral, las madres en sectores vulnerables, que incluyen tanto a las madres jóvenes como a las madres añosas, reportan un 90,28% de niveles elevados de estrés, comparado con el 72,29% en los sectores no vulnerables.
Así, las madres que se encuentran fuera de esta franja etaria promedio experimentan mayores dificultades para adaptarse a las exigencias de la crianza. Las madres jóvenes suelen enfrentar mayores niveles de estrés debido a la falta de recursos emocionales y de madurez para afrontar los desafíos de la maternidad.
En comparación, las madres añosas lidian con desafíos físicos y de salud que imponen barreras adicionales a la crianza, lo que incrementa su estrés.
Ambos grupos se enfrentan a una realidad donde las demandas de la maternidad superan los recursos disponibles, ya sean físicos, emocionales, profesionales o sociales.
El estrés materno tiene un impacto directo en el bienestar general de las madres y sus hijos. El informe señala que este estrés influye negativamente en las relaciones familiares, lo que afecta la dinámica entre padres e hijos, así como la relación con la pareja. Además, el estrés tiene consecuencias sobre la salud integral de la madre, con un aumento de la probabilidad de desarrollar trastornos como ansiedad y depresión.
Para los hijos, el impacto no es menor, ya que, según el estudio del Observatorio de la Universidad Austral, los altos niveles de estrés materno inciden en los estilos parentales, lo que promueve comportamientos menos adaptativos, como el uso de castigos físicos. A mayor estrés, mayor es la tendencia a recurrir a medidas disciplinarias severas, lo que puede afectar de manera negativa el desarrollo emocional y cognitivo de los niños.
Sobre este punto, el informe arroja que el 24,7% de las madres en situación vulnerable utiliza este tipo de disciplina, frente al 1,2% en sectores no vulnerables. Este tipo de crianza, potenciado por el estrés, afecta negativamente el desarrollo emocional y psicológico de los niños.
El círculo de retroalimentación entre estrés y comportamiento infantil es un fenómeno destacado en el informe. De hecho, el 29,3% de los niños en sectores vulnerables exhiben conductas desafiantes, frente al 15,4% en sectores no vulnerables. En cuanto al impacto en el desarrollo infantil, las madres que experimentan altos niveles de estrés reportan mayores dificultades de aprendizaje en sus hijos: un 12,9% de los niños en sectores vulnerables presenta dificultades significativas, comparado con el 5,4% en sectores no vulnerables.
El estrés materno es un desafío importante que afecta tanto el bienestar de la madre como el desarrollo de sus hijos, por lo que poner foco en esta cuestión cobra especial relevancia.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) y la American Psychological Association (APA), entre otras instituciones reconocidas, dan cuenta de este tema y proponen estrategias para ayudar a las madres a reducir el estrés y fomentar el autocuidado.
Estas recomendaciones se basan en investigaciones y prácticas comprobadas para mejorar la salud física y emocional de las madres.
Estrategias efectivas para disminuir el estrés materno y promover el autocuidado
“El autocuidado es esencial para mantenerse saludable, física y emocionalmente”, dijo Laura Pujadas (M.N. 20923), médica obstetra en la Maternidad Oroño en una nota con Infobae.
Manuel Francescutti (M.N. 20400), médico psiquiatra de la misma institución, aportó en ese mismo diálogo que “es muy común que las madres experimenten sentimientos de culpa por querer tiempo para ellas mismas. Esta culpa a menudo surge de la creencia de que deben estar dedicadas al 100% al cuidado, lo que las hace sentir que priorizar sus propias necesidades es egoísta o incorrecto”.
Según el experto, para reducir el estrés materno y la culpa, “la madre debe permitirse entender que su bienestar personal es parte integral del bienestar de su hijo”. Aquí, algunas claves para el autocuidado materno:
Fortalecer redes de apoyo: Contar con una red de familiares y amigos es crucial. La OMS señala que el apoyo social reduce el aislamiento y proporciona ayuda práctica y emocional en momentos difíciles. Los datos del informe respecto de la participación de los padres en la crianza muestran que la situación es mejor en los sectores no vulnerables. Las madres de sectores no vulnerables reportan un nivel más alto de alianza parental, un 76,22%, en comparación con el 65,75% en sectores vulnerables. Esto indica que en los sectores no vulnerables los progenitores colaboran más en la crianza de los hijos.
Fomentar el descanso y la calidad del sueño: Según la APA, establecer una rutina de sueño adecuada mejora el estado de ánimo y la capacidad de lidiar con el estrés diario.
Incorporar ejercicio regular: El ejercicio moderado, como caminar o yoga, ayuda a liberar tensiones y a mejorar el bienestar emocional, de acuerdo con los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés).
Practicar mindfulness y respiración profunda: La Mayo Clinic recomienda estas técnicas para mantener la calma y concentrarse en el presente, lo que ayuda a reducir la ansiedad.
Delegar tareas y pedir ayuda: La OMS enfatiza la importancia de no asumir todas las responsabilidades y pedir ayuda a familiares o amigos cuando sea necesario.
Buscar apoyo psicológico: Participar en terapia o grupos de apoyo, como recomienda la APA, puede ofrecer herramientas emocionales y un espacio para compartir experiencias con otras madres.
Mantener una alimentación equilibrada: Una dieta rica en nutrientes, como indica la OMS, mejora la energía y el bienestar emocional, lo que ayuda a enfrentar mejor los desafíos de la maternidad.
Dedicar tiempo personal: La OMS subraya la importancia de que las madres reserven tiempo para sí mismas, ya sea para descansar, disfrutar de hobbies o simplemente desconectar.
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