MAR DEL PLATA.– Hubo que esperar, pero llegó la hora del recorrido 360°. Desde principios de este año, solo escalera de acceso y living; pero, a partir de este último fin de semana largo, adiós al misterio y la posibilidad de recorrer la otra mitad de la Casa sobre el Arroyo: la de las habitaciones, el baño y la cocina. También, reluciente como nunca, el rincón donde su propietario original, Alberto Williams, disfrutaba de su arte musical con un piano exactamente igual al que ahora se destaca en esa luminosa sala con doble ventanal de plena vista al parque.
Es el broche de un proceso de recuperación de esta propiedad que comenzó hace casi dos décadas, cuando todavía en manos privadas el inmueble era blanco de vandalismo y sufrió daños gravísimos. Entonces vino un acuerdo de tutela a cargo de la Municipalidad de General Pueyrredon, compra con fondos del Estado nacional y, hace tres años, el inicio de la minuciosa restauración que permite mostrarla hoy de punta a punta, casi un calco de la versión que lograron el arquitecto Amancio Williams y su esposa, Delfina Gálvez Bunge, responsables del diseño de la obra, allá por mediados de la década del ‘40.
El objetivo final empieza a cumplirse: que el público en general pueda ver y disfrutar de cerca esta reconocida joya del movimiento moderno, ahora museo. El flamante paseo y visita guiada se volvió un fenómeno desde que en enero pasado se hizo la apertura parcial de este monumento histórico nacional, con su frondosa reserva verde y construcción dispuesta sobre el cauce del que fue el arroyo Las Chacras Tapera.
Primero fue con turnos. En pocos días se cubrieron todos los ofrecidos hasta fines de marzo. “Pensamos que después de Semana Santa esto calmaba, pero es impresionante el ritmo de gente que recibimos”, explicó a LA NACION el director coordinador del Ente Municipal de Turismo y Cultura, Darío Ocampo, a cargo de la que aquí es más conocida como Casa del Puente.
El pasado fin de semana tuvo su debut la posibilidad para que visitantes accedan al ala sur de la casa. Es un corredor que tiene en un extremo la sala de estar, con el piano Blüthner, modelo idéntico al que tenía Williams y ahora donado por esa firma. El original fue consumido por el fuego de los vándalos durante esos tristes años de abandono que sufrió el inmueble.
La recorrida avanza luego por la cocina, que tiene restaurado el horno prusiano original e instaladas las réplicas de la cocina y heladera, idénticas y que lucen a nuevo. Lo mismo el baño, la habitación principal y la de servicio; esta última, en el otro extremo y con esa doble iluminación propia de su ubicación en esquina.
Lo primero que se ve –y que a casi a todos impacta por igual– es el piso, uniforme en casi toda la planta del inmueble. Está compuesto por tacos de algarrobo colorado. Cientos de ellos estaban quemados. Los retiraron, numerados por ubicación, y los repusieron invertidos, pulido mediante, para preservar la terminación original.
“Volver a la casa después de la restauración es cerrar un ciclo porque la vimos vandalizada, abandonada y hoy la disfrutamos abierta al público y con artistas”, dijo a LA NACION la arquitecta Mariana Quiroga, que participó del equipo del Ministerio de Obras Públicas de la Nación que trabajó en todo el proyecto de restauración y que, hace unos meses, volvió como curadora de la primera muestra de arte que se habilitó en el Museo Casa sobre el Arroyo: obras de Luciana Levinton, en exposición allí hasta el próximo 26 de octubre. “Que reciba obras de arte es devolverle a la casa el esplendor que había perdido y también un nuevo uso; no solo se muestra a sí misma, sino que alberga producción artística y es ahora contenedora de nuevas ideas”, remarcó.
El modelo de visitas que instrumentó la municipalidad es de lunes a viernes, de 8 a 14, y sábado por medio, de 15 a 19. La próxima sería el sábado 26. El recorrido por el parque pleno de robles que rodea a la Casa sobre el Arroyo es abierto durante ese horario. Marisol y Miriam son las guías que allí dan una charla general sobre el origen, la ubicación y características varias. Luego se habilitan ingresos a la casa por grupos de diez personas, cinco con cada una de ellas. Unos por un sector, otros por otro, y luego rotarán para completar la vista de todas las dependencias y sus detalles, ya que cuenta con mobiliario, luminarias y otros equipamientos que son o bien originales o bien réplicas al detalle, gracias a planos y registros existentes en fotografías tomadas por Greta Stern, resguardadas y aportadas por la familia Williams para que los restauradores tuvieran como referencia.
Entre los detalles que tiene la casa hay dos sillones Safari, también diseño exclusivo de Amancio Williams para su padre, y otros dos del tipo BKF (Bonnet/Kourchan/Ferrari), también de cuero. El único elemento adicional que exhibe el interior de la casa y no era parte del mobiliario del propietario original es un sillón Barcelona. Es parte del premio de Modernismo WMF/Knoll 2024 que entregó el Fondo Mundial de Monumentos, al considerar que lo plasmado fue el mejor y más riguroso proyecto de conservación de un patrimonio arquitectónico.
Hitos
La reapertura de la casa con visitas abiertas tuvo algunos hitos destacados y excepcionales, por encima del tradicional cronograma. Mar del Plata celebra su Noche de los Museos y, en esa ocasión, se abrió el espacio para recorridas nocturnas, lo que aporta un encanto distinto tanto para el paseo por el exterior como el ingreso al inmueble con toda su iluminación.
Un momento especial se empieza a programar también para el próximo 23 de noviembre, fecha de nacimiento de Alberto Williams. Para ese día se prevé la presentación en el parque de la Casa sobre el Arroyo de la Orquesta Infanto Juvenil de Mar del Plata y sus dos cameratas, también con espectáculo abierto y gratuito para el público.
El otro detalle es que los días de visita los marplatenses y turistas que recorran el lugar verán el arroyo que cruza bajo la vivienda con su curso de agua. Es artificial, ya que el natural hace años fue entubado. Ahora ese tramo es manejado con bombas de agua para que luzca tal cual lo vivió Williams en aquellos años en que disfrutó la creación de su hijo.
“Hermosa visita”, “Espectacular”, “Belleza absoluta, gracias al Estado nacional por restaurar” son parte de los testimonios que los visitantes han dejado en las últimas páginas del libro en el que se los invita a describir sus sensaciones tras el contacto directo y el recorrido por la Casa sobre el Arroyo.
“Es mucha la demanda y la expectativa que genera la casa”, reconoce Ocampo, no solo por la gente que llega en los horarios habilitados, sino también por las consultas que se reciben a diario en el Emturyc para verificar días y momentos de apertura y visitas guiadas.
La restauración se da por concluida, más allá de algunos detalles sobre los que siempre se sigue trabajando. Queda pendiente ahora la reposición de los cortinados para los ventanales que tiene todo el perímetro de la vivienda. Y también se espera por la obra de infraestructura de servicios, pensada para la función como museo; eso implica baterías de baños y otros accesorios que deberán ser construidos a corto plazo.