(CNN) — “Fuiste un gran presidente y espero que vuelvas a serlo otra vez”, le dijo Javier Milei a Donald Trump.
La frase, pronunciada en un inglés precario y con una profunda emoción, formó parte del primer encuentro cara a cara entre el presidente argentino y el expresidente de Estados Unidos. Ocurrió en febrero en Maryland, detrás de un escenario de la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC), una reunión anual de la extrema derecha en el mundo que, este año, funcionó también como un acto de campaña del candidato republicano.
Desde su asunción en diciembre pasado, Milei viajó seis veces a Estados Unidos. En ninguna de ellas se reunió con Joe Biden ni con Kamala Harris. Sin embargo, recibió en suelo argentino a dos funcionarios demócratas: al secretario de Estado Antony Blinken y a Laura Richardson, jefa del Comando Sur.
Cuando en una entrevista con CNN Andrés Oppenheimer le preguntó si fue un error diplomático haber confesado públicamente su anhelo por un triunfo de Trump, Milei dijo que su alineamiento es con el país norteamericano independientemente de sus preferencias partidarias.
Este martes son las elecciones en Estados Unidos. Llegó el momento de que aquella expresión de deseo encuentre una definición, pero ¿cómo puede impactar un triunfo de Harris o de Trump en Argentina?
Lo primero que hay que decir es evidente: Milei y Trump son íconos de la ola de la extrema derecha global, junto a otros referentes. Se consideran a sí mismos antiestáblisment y abogan por lo que ellos denominan “la batalla cultural”: renegar del feminismo, de la agenda 2030, del cambio climático, de las ideas woke y progresistas, etc. Pero, aunque se encuentran en esos puntos, en otros parecieran estar en veredas opuestas.
“Tienen diferencias fuertísimas a nivel político, sobre todo en cuanto a la política económica”, dice Michael Stott, editor para América Latina de Financial Times. “Milei no es nacionalista, no es un proteccionista, no cree en los déficits. Trump, en cambio, prevé un gasto grande durante su gobierno. No tiene la misma idea de responsabilidad fiscal que Milei y Trump es fuertemente proteccionista”.
Estados Unidos es el tercer o cuarto socio comercial más importante de Argentina dependiendo el mes. En septiembre, solo Brasil, China y la Unión Europea lo superaron. Pero, además, es el principal origen de la inversión extranjera directa, alcanzando los US$ 28.257 millones en el primer trimestre de 2024, según datos del Banco Central, lo que representó un 19% del total.
Fabio Kreplak es especialista en finanzas y CEO del fondo de inversión Mirabaud. En diálogo con CNN, dice que en un contexto nacionalista todas las relaciones bilaterales se verían afectadas, pero señala que “en el caso de Argentina, y a modo global y estratégico, no sería lógico que EE.UU. no tuviera buena relación con nuestro país”. Sin embargo, remarca que “a veces la ideología puede más que la razón”.
Y acá hay un punto a resaltar: “Trump sigue siendo un político poco predecible”, según Ernesto Calvo, profesor del Departamento de Gobierno y Política de la Universidad de Maryland.
De todas maneras, Kreplak dice que la afinidad entre Milei y Trump “podría actuar como un puente”, en caso de que se apliquen nuevas políticas comerciales perjudiciales para productos extranjeros, “permitiendo que Argentina no caiga en la red”.
Otro de los aspectos importantes con los que especula el gobierno argentino, según analistas, sobre una eventual llegada del republicano al poder, es su influencia en el Fondo Monetario Internacional. En junio de 2018, bajo la presidencia de Trump en EE.UU. y de Mauricio Macri en Argentina -entre quienes había una muy buena relación- el organismo le prestó al país US$ 50.000 millones, la suma más grande de la historia del FMI. El próximo año, Argentina deberá enfrentar vencimientos de deuda importantes, lo que se suma a la escasez de dólares que hay en el país y una nueva ayuda del Fondo es algo, por lo menos, deseable.
Para Stott no está tan claro que Trump vaya a propiciar activamente un nuevo desembolso. “Trump no es una persona de gestos generosos ni mucho menos caritativos, es una persona que piensa en términos de transacciones y de lo que consiga a cambio por un favor”, reflexiona. “En el caso de Macri, existía una relación personal muy fuerte entre Macri, Trump y el padre de Macri”, concluye.
Sin embargo, Kreplak es mucho más optimista. “Sí, (Trump) empujaría para que el FMI le dé términos favorables”, dice y señala una diferencia con Harris. “Creo que sería mucho más técnica la ayuda y vendría de la mano de esfuerzos y muestras concretas en el aspecto técnico”, señala.
China es otro factor clave en la relación entre el país norteamericano y el del sur. Acá coinciden los analistas en que el foco no pasa tanto por la cuestión comercial sino en materia de defensa.
En la Patagonia argentina hay una base de observación espacial manejada por China Satellite Launch and Tracking Control General, una división de las Fuerzas Armadas de ese país, en asociación con la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae) de Argentina, algo que, de acuerdo con declaraciones de Richardson, la jefa del Comando Sur de EE.UU., les resulta relevante.
Durante los primeros meses del año, Richardson se reunió con Milei. Según el comunicado de la embajada de EE.UU, el objetivo de la visita fue “fomentar el diálogo y la cooperación con el nuevo gobierno y los líderes de defensa del país, (…) el compromiso duradero de mejorar la asociación estratégica entre ambos países”.
Además, en este casi primer año de gobierno de Milei, Argentina compró 24 aviones F-16 daneses, con el aval de Washington, y solicitó ser un socio global de la OTAN.
Sin embargo, el presidente argentino tuvo en las últimas semanas un giro discursivo en relación al país asiático: pasó de señalar a China como una nación comunista con la que nunca haría tratos a decir que es un “socio comercial interesante”.
“Tanto Harris como Trump entenderán que Argentina tiene una relación comercial importante con China, de hecho, los americanos también tienen una relación comercial importantísima. La cuestión es el tema de seguridad nacional. Existe una preocupación por el avance chino en lo que podría llamarse infraestructura estratégica: puertos, ferrocarriles, redes de 5G, transporte. Entonces, eso es lo que están mirando con mucha atención y es una postura bipartidista”, dice Stott.
Milei ya lo dijo, su alineamiento es con Estados Unidos. Habrá que esperar los resultados para ver de qué estará hecha la nueva relación bilateral.
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