(CNN) — Casi inmediatamente después de que quedó claro que Donald Trump iba camino a la reelección este martes por la noche, los teléfonos comenzaron a sonar en el círculo del presidente electo, y la conversación en varias de las mesas del salón de Mar-a-Lago giró en torno a quién integraría el equipo para un segundo mandato de Trump.
Esas conversaciones en voz baja se convirtieron ahora en una auténtica batalla que se desarrolla directamente desde el patio del club Mar-a-Lago de Trump en Palm Beach, Florida. Casi todas las mesas estaban ocupadas este miércoles por la noche, en medio de maniobras sobre quién se sentaba dónde y qué tan cerca estaba su mesa de donde Trump suele estar, en una mesa detrás de una cuerda de terciopelo, según contaron dos personas a CNN.
Los observadores notaron a Robert F. Kennedy Jr., Donald Trump Jr., Tulsi Gabbard, Tom Barrack y los copresidentes de la transición de Trump, Howard Lutnick y Linda McMahon, rondando el club este miércoles. Trump pasó parte del día revisando nombres previamente propuestos por Lutnick en los meses anteriores a la elección, aunque algunos cuestionan si Trump confiará exclusivamente en sus recomendaciones.
Ya, aquellos que buscan puestos de alto rango estuvieron haciendo llamadas para formar alianzas con otros que también esperan asegurarse un lugar en la administración de Trump. Varios incluso reservaron vuelos a Florida para garantizar encuentros con Trump en los próximos días, cuando se espera que se tomen muchas decisiones.
Mientras reduce sus opciones, Trump ya ha descartado varias, según algunas personas familiarizadas con el proceso caótico pero agresivo en marcha.
La representante Elise Stefanik, la republicana de Nueva York que preside la conferencia del Partido Republicano en la Cámara de Representantes, está siendo considerada para ser la próxima embajadora de Estados Unidos ante las Naciones Unidas.
Y una de las mayores batallas que surgió – por el puesto de secretaría de estado – ya ha sido resuelta.
Este jueves, Trump nombró a su directora de campaña Susie Wiles para el cargo, destacándola como la primera mujer en ocuparlo. A Wiles se le atribuye ampliamente haber llevado a cabo la campaña más disciplinada de Trump.
Pero esa contienda se había reducido previamente a dos nombres: Wiles y Brooke Rollins, quien sirvió en el primer mandato de Trump y dirige el Instituto de Políticas «America First». Rollins finalmente desistió de aspirar al puesto después de darse cuenta de que competir por él implicaría una seria lucha de poder con Wiles. Se espera que Rollins asuma algún rol en una administración de Trump.
Trump fue alentado a tomar una decisión sobre el rol de jefe de gabinete más rápido de lo que lo hizo en 2016 durante una transición caótica, cuando esperó hasta el domingo siguiente para nombrar a Reince Priebus para el puesto. Tener un jefe de gabinete permitiría crear un centro de poder al que la gente pudiera acudir en lugar de llamar directamente a Trump.
Sin embargo, una persona señaló que fue el propio Trump quien llamó a las personas que quiere ver en puestos clave en los últimos días.
Ocasionalmente, en los últimos meses, Trump lanzó nombres como posibles seleccionados para la administración, pero no profundizó en el tema. Fuentes cercanas al expresidente dijeron que, debido a que era supersticioso, Trump a menudo se negaba a mantener conversaciones más largas sobre quién ocuparía puestos en una administración antes de que se llevaran a cabo las elecciones.
Mientras refuerza su equipo, Trump está ansioso por recompensar a quienes se mantuvieron a su lado durante los últimos dos años, y ha dejado claro en conversaciones privadas recientes que buscará acomodar a aquellos que lo hicieron, incluso si sus puntos de vista no coinciden necesariamente con los de él.
CNN, con la colaboración de Steve Contorno, Kaanita Iyer, Kristen Holmes, Jeremy Herb, Kayla Tausche y Evan Perez.
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