En el contexto de vida actual en el que las exigencias laborales y personales son muy demandantes, el “dormir bien” o descansar adecuadamente a menudo se convierte en una de las primeras “víctimas” de la rutina. La calidad del sueño no solo afecta la salud física, sino que es fundamental para el bienestar mental y la productividad. En este artículo, exploraremos la importancia de dormir bien y cómo puede ser la clave para enfrentar los desafíos diarios de manera más efectiva.
Nexo Universitario consultó al reconocido biólogo, divulgador científico y especialista en cronobiología Diego Golombek, quien en varias ocasiones visitó Misiones y la UNaM para brindar charlas y conferencias. El experto explicó que “el sueño es parte de nuestro ciclo vital, en sentido literal, dado que no dormir puede comprometer funciones vitales”. Además observó: “La importancia del dormir es algo que está soslayado un poco en la sociedad contemporánea, donde el sueño no tiene muy buena prensa porque se considera que dormir mucho es cosa de ‘vagos’, mientras que aquellos que duermen poco son considerados particularmente productivos”. “Esto es absolutamente falso”, remarcó. “Ocurre lo contrario. Para estar productivo, para rendir mejor, para estar más sano, es necesario dormir de una manera adecuada y una cantidad de horas adecuadas”, insistió Golombek.
¿Cuántas horas es recomendable dormir?
Con respecto a las horas, señaló el entrevistado: “Hay un consenso actual que indica que para adultos el mínimo recomendado es de 7 horas por noche, para adolescentes de 8 horas nocturnas y para niños y niñas de un mínimo de 9 horas. Insisto con la mención de mínimo, porque es de ahí para arriba. Por lo tanto, estando en 7 es estar un poco pegando en el poste. Y si el promedio nos da 7 o menos que 7 en la población, la verdad es que estamos mal. Estamos por debajo de lo mínimo que debiéramos tener para efectivamente dormir, descansar y la cantidad de funciones que tienen que ocurrir a la noche durante el sueño”, dijo Golombek.
Las problemáticas del sueño más comunes, expuso el experto, se refieren a no poder conciliar el sueño adecuadamente a la noche, fragmentación del sueño, o sea despertarse varias veces porque uno tiene que ir al baño, porque tiene mucho estrés, porque no puede concretar el sueño una vez que se despertó y quiere volver a la cama.
Secundariamente, argumentó el investigador, también en nuestro país tenemos un importante retraso de fase, o sea que todo ocurre más tarde por cuestiones culturales. “Heredamos por ejemplo el horario de cenar posiblemente de España que ocurre muy tarde, el prime time de la tele es muy tarde y el asunto no sería grave si no fuera porque al día siguiente el colegio comienza muy temprano, el trabajo comienza temprano, la vida social, laboral, familiar, comienza muy temprano, con lo cual acumulamos una deuda de sueño”, describe Golombek.
Vivimos en una sociedad 24/7 donde estamos bombardeados de información, hay turnos de trabajo rotativos o el sistema financiero puede depender de lo que ocurre de manera globalizada, atravesamos usos horarios y volamos a Europa, Asia y otros lugares y nuestro sistema circadiano, “nuestro sistema de sueño no está preparado para responder a eso”, considera el investigador.
Si pensamos en la lucha desigual, rememoró Golombek, una interesante máxima que dijo hace poco el presidente (CEO) de Netflix, Reed Hastings, cuando le preguntaron quién era su principal competidor, “pensaban que iba a decir otra plataforma como Amazon, Apple, lo que fuera pero inesperadamente dijo ‘no no, nuestro principal competidor es el sueño.
Por otro lado la tecnología muchas veces no ayuda, “llevamos la ‘luz mala’ al dormitorio que no es la que está en el campo sino en las pantallas que nos llevamos a dormir con nosotros: el celular, la tablet y la tv emiten luz en color y longitud de onda que estimula al reloj biológico favoreciendo que nos vayamos a dormir más tarde y con menor calidad de sueño”.
Nosotros le peleamos al sueño y vaya si ganamos’, así que efectivamente hay una lógica capitalista contra el sueño. Por ejemplo el gran ladrón del sueño es un tal Tomas Edison que dijo literalmente que inventó la luz eléctrica para luchar contra la tiranía del sueño y esa lucha es desigual y la está ganando”.
Consejos para dormir mejor
• Dormitorio oscuro, silencioso y templado que no suba mucho la temperatura en el lugar;
• Separar el horario de la cena del horario de irse a dormir (mínimo 2 horas antes);
• Optar en lo posible un horario de rutina para irse a dormir y levantarse;
• Cenar más liviano;
• Si uno puede elegir a qué hora darse una ducha, hacerlo a la noche porque después baja la temperatura corporal y eso ayuda a relajarse;
• Hacer ejercicio durante el día, idealmente no hacia la última hora de la tarde o noche. El balance es cuando se puede hacer ejercicio, es bienvenido pero si se puede hacer más temprano, mejor.
• Exponerse mucho a la luz durante el día y muy poco a la luz durante la noche y
• Cualquier técnica que uno pueda manejar para bajar el estrés y la ansiedad a la noche: Meditación, respiración, música suave y así sucesivamente va a ayudar a que conciliemos un sueño mejor.
Nota publicada en la revista Nexo Universitario Nº24. Podés leer AQUÍ