La campaña “En Misiones NO se caza” del Ministerio de Ecología busca mostrar todas las caras de esta problemática en la provincia. Y precisamente una de ellas es el consumo de carne de animales silvestres. Esto genera un doble riesgo: para la salud humana, pero también para el ambiente. En el caso de las personas, el riesgo al que se exponen podría llegar a ser mortal. El último caso trágico data de 2022, cuando tres integrantes de una familia de Comandante Andresito perecieron por botulismo a raíz de la ingesta de un chacinado hecho con carne de un animal de monte, presumiblemente un venado.
“Es importante destacar que la caza en Misiones está prohibida y muchas especies de nuestra fauna están protegidas por leyes de conservación debido a su estado de amenaza o vulnerabilidad. Sabemos que la caza por la carne, también por el cuero o piel y como trofeo, sigue afectando a muchas especies (algunas conocidas por todos y otras por unos pocos), siendo especialmente perjudicial para mamíferos, entre ellos, tapir, pecarí labiado y venado, roedores de mediano y gran porte como las pacas y agutíes, dasipódidos (armadillos) y ciertas aves. Estas especies, algunas en peligro de extinción, luchan por recuperarse o sobrevivir de la mano del hombre”, reflexionó la Magister Bioquímica Katherina Vizcaychipi, Directora Técnica e investigadora del Laboratorio de Análisis Integral del Instituto Misionero de Biodiversidad, investigadora adjunta del Instituto Nacional de Medicina Tropical (INMeT-ANLIS) y profesora de la Carrera de Veterinaria de la Facultad Veterinaria de la Universidad del Salvador, sede Virasoro, Corrientes.
Advirtió que “la caza de animales silvestres para el consumo de carne aumenta considerablemente el riesgo de futuras zoonosis. Proscribir el consumo de la carne de animales silvestres no será suficiente. Comprender lo que motiva a las personas a cazar animales silvestres y a comer su carne es esencial si queremos abordar esta problemática”.
“El animal silvestre tiene enfermedades que desconocemos. A ellos no les hace nada, pero al ser humano lo puede afectar. Esta situación genera daños en la salud de la población y en la del medio ambiente. Hay muchas aristas desde donde analizar el problema. Por ejemplo, el costo que demanda a los sistemas de salud es enorme”, añadió.
“Cuando los cazadores ingresan al monte está latente el peligro de que lleven a sus casas el ciclo de infecciones que en la naturaleza funciona en equilibrio. Un ejemplo alcanza para mostrar este riesgo: la paca es uno de los roedores más buscados por la proteína de su carne. Sin embargo, quien la caza se expone a los parásitos que ocasionan la Equinococosis neotropical (Hidatidosis neotropical) o la toxocariosis, estos parásitos alojados en sus hospedadores naturales no son una amenaza. Ahora bien, circulando entre mascotas o humanos, la historia cambia”.
Dos preguntas a Vizcaychipi dieron un pantallazo de lo compleja de la situación:
¿Qué riesgos para la salud humana tiene el consumo de carne de animales silvestres?
Antes que nada, es importante señalar que la caza de animales silvestres está prohibida por ley en la provincia de Misiones. Sin embargo, esta práctica persiste y representa una de las principales amenazas para nuestra fauna local. Por tanto, consumir carne de animales silvestres implica un doble riesgo: por un lado, se pone en peligro el equilibrio ecológico de la selva debido a la presión de caza, y por otro, pone a los humanos en contacto cercano con la vida silvestre, lo que crea una vía principal para la transmisión de enfermedades entre ellas las zoonóticas, es decir, aquellas que se transmiten de animales a humanos.
Las enfermedades zoonóticas pueden originarse en los animales silvestres o en los domésticos, pero más del 70 % de las enfermedades infecciosas emergentes zoonóticas provienen del contacto directo o indirecto con animales silvestres. Muchas especies silvestres actúan como reservorios de patógenos que no afectan al animal, pero sí a los humanos.
Si una enfermedad existente en la vida silvestre desarrolla la habilidad de infectar a los humanos, nuestra especie es sumamente vulnerable porque no tenemos una inmunidad preexistente. La pandemia de la COVID-19 nos ha enseñado que la sobreexplotación de la naturaleza conlleva a consecuencias graves y costosas para la humanidad. Es imprescindible abandonar estas prácticas de manera urgente. Solo así podremos preservar la biodiversidad, salvar innumerables especies y reducir significativamente el riesgo de futuros brotes de zoonosis que amenacen nuestra salud y bienestar global.
¿Qué enfermedades puede contraer las personas que consumen este tipo de carne?
No solo el consumo de carne de animales silvestres puede exponer a las personas a diversas enfermedades principalmente las zoonóticas, también las personas presentan riesgo de enfermarse vía caza, vía comercio o vía manipulación, al estar en contacto con los fluidos o secreciones corporales de estos. También al alimentar a sus perros o gatos con las vísceras de animales silvestres llevando un ciclo silvestre a un ciclo domestico de infección.
Las enfermedades zoonóticas que pueden contraer las personas no solo podrían darse con patógenos conocidos, también está la posibilidad de que, en cualquier momento, una enfermedad desconocida haga el salto entre especies. La aparición de enfermedades completamente nuevas puede generar pandemias debido a la falta de inmunidad en la población humana y la ausencia de tratamientos específicos.
Menciono algunas enfermedades que se registran o podrían ocurrir por esta causa:
Botulismo: causada por la toxina botulínica, una de las sustancias más tóxicas conocidas, esta toxina es producida por la bacteria Clostridium botulinum que se encuentra en ambientes como el suelo y el agua. El botulismo es causado por la ingesta de alimentos contaminados con la toxina.
Toxocariosis: es una enfermedad causada por parásitos del género Toxocara, como Toxocara canis y Toxocara cati. Los animales silvestres pueden actuar como hospedadores definitivos o paraténicos.
Brucelosis: Transmitida por bacterias del género Brucella, presentes en animales como cerdos salvajes (por ejemplo en Misiones el pecarí) y otros mamíferos. La infección puede ocurrir al ingerir carne contaminada o al manipular tejidos infectados sin protección adecuada.
Leptospirosis: Provocada por bacterias del género Leptospira, que pueden encontrarse en animales silvestres y transmitirse a humanos a través del consumo de carne contaminada o contacto con fluidos corporales de animales infectados.
Tuberculosis: Transmitida por Mycobacterium bovis, el ser humano puede contraerla por consumo de carne de mamíferos infectados.
Equinococosis neotropical: causada por los parásitos Echinococcus vogeli y Echinococcus oligarthra, se encuentra en animales silvestres como cánidos, felinos y roedores como la paca y agutíes. Las personas se infectan al ingerir accidentalmente huevos del parásito, que pueden encontrarse en alimentos, agua o superficies contaminadas con heces de cánidos y felinos, tanto silvestres como domésticos.
Toxoplasmosis: causada por el parásito Toxoplasma gondii y se puede contraer por el consumo de carne mal cocida de animales infectados, especialmente mamíferos y aves.
Rabia: causada por el virus de la rabia. Aunque es poco común contraerla a través del consumo, puede ocurrir por contacto con carne o fluidos de animales infectados.
La Mgtr. Vizcaychipi sostuvo que “en Misiones, el consumo de carne de animales silvestres puede estar influenciado tanto por factores culturales como de subsistencia. En algunas comunidades rurales, la caza ha sido una práctica tradicional y una fuente importante de proteínas. Sin embargo, la presión sobre las poblaciones de fauna y los riesgos sanitarios asociados han llevado a promover alternativas sostenibles y seguras para la alimentación”.
Urge un cambio cultural, algo que se está buscando con distintas acciones, entre ellas la campaña encarada por Ecología, con el acompañamiento de distintos municipios e instituciones.
“La concientización a través de talleres comunitarios o charlas casa por casa en comunidades rurales, va mostrando sus frutos, como ser cambios de hábitos ‘de cazar’ a ‘no cazar para preservar y prevenir’, como también aceptación de nuevas prácticas para el cuidado la salud como desparasitar y vacunar a sus mascotas. Por tanto, es fundamental seguir fomentando la educación y concientización sobre los riesgos sanitarios y la importancia de conservar la biodiversidad, promoviendo prácticas que aseguren la salud humana y la protección de las especies silvestres”, cerró la investigadora.