El gobierno se dispone a disfrutar del receso legislativo que comenzó este domingo. Es el sueño del cesarismo, administrar una sociedad con sólidos fundamentos democráticos con herramientas propias de un gobierno de facto. La tradición republicana que sostiene al sistema permite que una sociedad civil fuerte, mucho más que el andamiaje de los gobiernos, soporte estos excesos tolerando el cinismo de quienes administran bajo el prejuicio de que el fin justifica los medios.
Este es el tercer gobierno en lo que va del siglo que confiesa sus limitaciones para gobernar. Macri se quejaba de que sus crisis se debían a que el peronismo de la oposición estaba secuestrado por el kirchnerismo. Era una confesión de incapacidad que llegó a volcar por escrito (puede disculparse con que sus libros se los escriben otros). Alberto se quejó hasta que se fue de la herencia recibida.
Milei rezonga que la política no lo deja. Admite que no tiene herramientas para gobernar el país con las normas vigentes. Es una reminiscencia del sueño revolucionario; cree que, si le cambiasen el país, sí podría gobernar, pero con otras leyes y otros objetivos que no son los de la Argentina.
No es algo nuevo en estas costas. Ya tuvimos los emigrados de Rozas, unitarios y gorilas en Montevideo – en el siglo XIX y el XX – peronistas de Puerta de Hierro, castristas albergados en La Habana. Hoy el país honra esa tradición off shore con los unicornios emigrados fiscales que gobiernan a golpes de tuit desde la zona franca de Montevideo o desde Río de Janeiro, es explicada a su vez por analistas que opinan desde Lisboa, Italia y otras latitudes.
Villarruel le cumplió a Olivos
Pocos imaginan con qué gesto el gobierno puede llamar a sesiones extraordinarias y para qué. Agitan, en busca de amigos, el sonajero de los cambios en la Corte. ¿Hay dictamen Lijo? «- Es un papelito, nadie lo ha visto», me dice un senador del no peronismo a quien le atribuyen haberlo firmado. «Me cuentan como adherente – sonríe del otro lado del teléfono – pero yo no firmo hasta que lo firmen los peronistas y tengan los 2/3 de los votos».
¿Quién tiene el dictamen con las presuntas nueve adhesiones? Para algunos hay que ir por el despacho de Camau Espínola. Para otros hay darse un garbeo por el despacho de Ezequiel Atauche.
Victoria Villarruel, visitada con frecuencia por quienes le ponen la oreja, repite que a ella no le han pedido que opere nada para los candidatos, sabiendo quizás que rechaza a Ariel Lijo. Encarna el mismo papel de Daniel Scioli en el llamado kirchnerismo: la persona normal en un gobierno de anormales. Se queja de que el gobierno la haya tirado debajo el camión.
«- Es injustificado, no tiene ninguna explicación. ¿Todo porque tengo mis actividades? Soy la vicepresidenta de la Nación. Pero no voy a escalar». Cumplió con Olivos al esquivar la intención del cristinismo de abrir el Senado para derogar el DNU 846 de canje de la deuda. «- ¿Se imaginan qué hubiera pasado si les concedía esa sesión? Me hubieran fusilado en el paredón».
Habrá que contar en algún momento la historia de este DNU en el Senado. El peronismo fracasó en lograr el quórum para derogarlo. pero hay un sector del no peronismo que creyó tener los votos para confirmar su validez. No se animaron a pedir una sesión. El grupo de “Los 39” que coordina Juan Carlos Romero sufrió varias bajas para este proyecto. Sumaban cuatro, entre los dos santacruceños del bloque que responden al gobernador, que están en contra del 846, la licencia del radical Victor Zimmermann que sigue de licencia como ministro en el Chaco, y Alejandra Vigo (cónyuge de Juan Schiaretti) con un problema de salud. Romero, un cultor del arte del toreo, ensayó verónicas, chicuelinas y gaoneras, pero desistió del desafío.
Insinceridades y caretajes
Martín Menem salvó el cargo de presidente de la Cámara de Diputados. Los patrocinantes del proyecto de ficha limpia, un arco que compromete al oficialismo y a bloques amigables con el mileísmo llegaron a ser 116, que no alcanzaron para juntar el quórum.
Política
Sin Quórum en diputados la sesión de Ficha Limpia
Foto Guillermo Rodriguez Adami – FTP CLARIN DSC09995.jpg Z
Fue un torneo de insinceridades y caretajes del que ya tomaron nota el PRO y Mauricio Macri, que lloran por Lospennato – que no es Lopilato, como creyó el secretario Chirillo.
El gobierno logró atornillar a Martín en un cargo en el cual tiene menos amigos que cuando ingresó hace un año. A cambio de eso, el peronismo derribó una construcción jurídica que podía comprometer alguna candidatura de Cristina Kirchner, nueva jefa del PJ Nacional. «- Si quieren una sesión tranquila el 4 de diciembre (fecha de elección de autoridades en Diputados) esta ley no puede salir», dijo Germán Martínez, jefe de la bancada de Unión por Todos en la reunión que hizo Menem con autoridades de todos los bloques. Martínez explicó con gesto de verdugo sonriente qué él podía asegurar el control moderado de UP, pero que el bloque estaba incendiado por este proyecto con nombre y apellido.
Papa Noel salvó el cargo
La necesidad de juntar apoyos para seguir en el cargo lo transfiguró a Martín en un Papa Noel. Recorrió pasillos preguntando «- ¿Sabés de alguien que me quiera bajar?». Convocó a la primera reunión del año con todos los bloques – hasta ahora solo reunía por separado con cada tribu. El deseo de cerrar acuerdos sin los cuales su reelección peligra movió a Menem a atender reclamos personales de legisladores NIB (con las Necesidades Básicas Insatisfechas) y a halagos no pedidos.
Tuvo un noble gesto con Emilio Monzó al incluir a su padre (fallecido hace unos días) en la lista de homenajeados con un minuto de silencio.
Entre los honrados con ese gesto figuró Ginés González García, el gran sanitarista que fuera ministro de varios gobiernos.
Llamándose Menem pudo incluir la figura de José Roberto Dromi, también ministro de un gobierno peronista. Un olvido notable por parte de este gobierno menemista que no osa decir su nombre.
Sí lo recordó su padre, Eduardo, en las palabras que dijo en la Recoleta. Tan encendidas de reconocimiento como las de Miguel Pichetto, que firmó junto a Dromi los tres últimos libros que publicó: “Espero querido Roberto que este país implacable te recuerde como un gran maestro de abogados, como un gran jurista”.
El llamado de la selva
El Macri de 2024 no es el Macri de 2015. Aquél tenía hambre de poder y se mordía la lengua para asociarse a radicales de amplia gama, lilitos y peronoides. El Macri de 2024 baja la ladera, busca un lugar en donde colocarse cual jarrón chino y asegurarse un rol de patronazgo sobre la centro derecha. Hace purismo conservador y actúa, hasta ahora, como si estuviera forzado a ser el socio del silencio de Milei.
El destrato de la candidatura de Ariel Lijo y el desaire al PRO al sepultar el proyecto de ficha limpia seguramente va a conmocionar la quietud otoñal de Mauricio Macri. El mileísmo ya rompió el alambrado en la legislatura porteña y lo destrata al primo Jorge, distribuyendo fotos negociando, cual simple concejal, con la presidencial hermana.
Como va el tobogán, a menos que Macri sea el candidato a senador de su fuerza el año que viene, Milei y el peronismo pueden terminar con casi 20 años de una hegemonía que comenzó en 2007. Es lo que le aconsejan los entornistas más lúcidos y que él desoye, por ahora. Las señales de esta semana son letales. Hacer mileísmo gratis y de onda puede costarle el poder en donde manda sin discusión. Pero le suena ahora «la imperiosa llamada en lo profundo de la selva» (Jack London, El llamado de la selva)
PJ-Milei, la lucha es una sola
El pacto que desnudó una alianza del mileísmo con el peronismo de Diputados privilegió la afinidad entre las dos fuerzas en un objetivo común: confrontar con el PRO de Mauricio Macri.
El argumento que repiten los locutores de que Milei quiere confrontación con Cristina y que por eso impide la inhabilitación de la jefa del PJ es una simpleza. Como si a Cristina y al peronismo hubiera que inventarlos o se los pudiera ignorar.
El cuento más breve jamás escrito evoca la experiencia que tuvieron Macri, Alberto y Milei: «Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí» (Augusto Monterroso, “El dinosaurio”, apenas 7 palabras). Por sobre cualquier disidencia menor que pudiera separarlos, el gobierno honra la coincidencia en el objetivo superior que comparte con el cristinismo: sacar definitivamente de la cancha al PRO y a Macri.
Sobre la firma
Ignacio Zuleta
Periodista y consultor político
Bio completa
Newsletter Clarín
Recibí en tu email todas las noticias, coberturas, historias y análisis de la mano de nuestros periodistas especializados
QUIERO RECIBIRLO
Tags relacionados