En un hecho inédito, jóvenes internos del Instituto Correccional de Menores de Varones llevaron su música al ciclo Al Caer el Sol, demostrando que el arte puede ser una herramienta poderosa para la reintegración social. La jornada finalizó a puro reggae con Yaguanderfull.
Diego, Brandon y Pablo son parte del programa Alas de Libertad, llevado adelante por la profesora y coach musical Judith Enríquez, un taller integrador de Primaria y Secundaria que tiene como objetivo la inclusión social a través del arte de los jóvenes alojados en el Instituto Correccional de Menores Varones (UP IV).
“En medio de las actividades diarias surgió la idea de conformar una banda de música”, relató la profe Judith, “y así iniciamos, desde cero, la educación musical, buscando primeramente generar un vehículo en el que los chicos puedan expresar sus emociones”. Para lograrlo, la coach obtuvo la autorización de los directivos del penal, quienes, al observar la dedicación puesta por los internos, concedieron el permiso para primero tocar en eventos en otros penales y, luego de charlas con la Secretaría de Cultura, a través de su titular, Joselo Schuap, lograr algo casi inimaginable: la presentación en un ámbito externo. “Es la primera vez en la historia del Servicio Penitenciario Provincial que menores privados de libertad traspasan los muros para realizar una actividad artística”, destacó la Alcaide General Valeria Mereles.
Así, la idea fue madurando y los jóvenes avanzaron en sus conocimientos musicales, contando con la colaboración de la Secretaría de Cultura, que, además de proveer instrumentos, puso a disposición a los músicos Cacho Bernal, Federico Acuña y Gustavo Ramírez para sumarse a las capacitaciones.
De esta manera se generó un espacio donde la creatividad se convierte en herramienta de transformación. Los jóvenes buscaron un nombre para el proyecto artístico e, incluso, crearon su propio logo (de manera artesanal) para lograr así canalizar emociones, desarrollar talentos y construir un puente hacia su reintegración social. Así se llegó a la mágica tarde del domingo 22 en El Brete.
En un ambiente distinto y, lógicamente, con presencia de efectivos de la penitenciaría, este grupo de jóvenes privados de la libertad pero con ansias de superación se presentó en público, poniendo el cuerpo y su arte ante un público que los recibió con el mayor de los respetos. Comprendiendo que los errores del pasado no deberían marcar para siempre unas vidas que apenas están ingresando a la adultez, buscan, gracias al arte y a la colaboración de docentes dedicados, un futuro que en sus infancias les fue negado.
Con Yaguanderfull “está todo bien”
Con la ambientación retro del DJ Guido Allosa, invitado por la Feria de Vinilos, la tarde primaveral, con el sol ya casi oculto y una costanera llena de familias, amigos y grupos de todas las edades, fue el escenario perfecto para la presentación de Yaguanderfull. Entre mantas, silletas y el infaltable mate o tereré, el público disfrutó de un show cargado de energía y buena vibra, en el que el reggae con tintes de rock se fusionó con el paisaje del río para crear una atmósfera única.
Celebrando sus 15 años de trayectoria, la banda posadeña repasó clásicos mientras los asistentes coreaban y se dejaban llevar por el ritmo contagioso de sus canciones, en un momento de conexión plena entre los músicos y el público, dejando en claro por qué Yaguanderfull es un emblema del reggae local.