Sergio Sagarzazu, futbolista de dilatada trayectoria en varios equipos del NEA, entre ellos Guaraní Antonio Franco y Crucero del Norte, vive una Navidad milagrosa al recuperar la vista después de un año de angustiosa lucha contra una infección que amenazaba no solo su carrera, sino también su vida.
Todo comenzó en diciembre de 2023, cuando Sagarzazu jugaba en Sarmiento de Resistencia y volvía a su ciudad natal para las festividades. Durante el viaje, sintió que algo entraba en su ojo izquierdo.
Al principio, pensó que era algo pasajero, pero el dolor persistió, llevándolo a consultar diversas guardias médicas.
Los primeros diagnósticos no detectaron la gravedad del problema, atribuyéndolo a una simple irritación o un herpes.
Sin embargo, el 26 de diciembre, la situación empeoró drásticamente, obligándolo a una nueva internación. Fue entonces cuando los médicos descubrieron una hoja alojada en su ojo, advirtiéndole del riesgo de una infección por hongos.
La infección, lamentablemente, se desarrolló. Sagarzazu pasó la Navidad y el fin de año sin poder ver, enfrentando un panorama desalentador. Los médicos le explicaron que el hongo podía extenderse a su cerebro, poniendo en riesgo su vida.
La historia fue reflejada y contada por el periodista César Merlo en sus redes sociales.
Afortunadamente, su esposa contactó al sindicato de futbolistas, Agremiados, quienes se hicieron cargo de su tratamiento en el prestigioso Hospital Británico. Allí, Sagarzazu fue sometido a múltiples estudios y dos cirugías para controlar la infección.
En octubre, la buena noticia llegó: el hongo había desaparecido. La posibilidad de un trasplante de córnea para recuperar la vista se abría ante él. Si bien la espera por un donante a través del INCUCAI podía tomar hasta cinco años, Agremiados se ofreció a financiar la compra de una córnea, cuyo costo ascendía a 5.000 dólares.
Justo cuando estaban a punto de finalizar los trámites para la compra, un llamado del INCUCAI trajo la mejor noticia: un donante compatible había aparecido.
La cirugía se realizó con éxito, y en la Navidad de 2024, Sergio Sagarzazu pudo ver nuevamente.
«¿Qué siento hoy? Ganas de poder ver a mis hijos abrir los regalos porque el año pasado no pude», compartió Sagarzazu, visiblemente emocionado. Expresó su profunda gratitud a su familia, amigos, al doctor Fran Lucero del Hospital Británico y a todo el equipo de Agremiados, quienes lo apoyaron incondicionalmente durante su difícil trayecto.
Sagarzazu, cuya carrera se desarrolló en el ascenso argentino, sueña con un partido de despedida, aunque reconoce que las condiciones de su ojo requerirían el uso de gafas protectoras.
«Tengo que evitar roces en el ojo y tendría que usar unas gafas tipo Edgar Davids. Hoy lo veo complicado, pero me gustaría poder tener un último partido oficial porque la última vez que jugué no supe que no iba a volver a una cancha», concluyó.
La historia de Sergio Sagarzazu es un testimonio de resiliencia y esperanza. Un recordatorio de que incluso en los momentos más oscuros, la luz puede volver a brillar, especialmente en una época tan especial como la Navidad.
Fuente: Época.