Durante 2024, el Banco Central logró algo que lucía poco probable cuando comenzó el año: acumular compras netas por más de US$ 20.000 millones por sus intervenciones en el mercado de cambios. Para el organismo que preside Santiago Bausili, solo hubo dos meses en los que el saldo por sus intervenciones resultó negativo: junio y julio. Y a pesar de que, desde el lunes pasado, cuando terminó la vigencia del Impuesto País, el BCRA acumula ventas por más de US$ 800 millones, podría cerrar diciembre con un resultado positivo.
En la City creen que difícilmente el organismo pueda repetir esta performance en 2025, aún cuando la recomposición de las reservas en dólares resulta clave para avanzar en los objetivos que el Gobierno se planteó para el año entrante: la competencia de monedas, la flexibilización del esquema cambiario y su posterior unificación.
Luego del salto del tipo de cambio sobre el final del 2023, el Banco Central logró acumular compras por US$ 16.464 millones de enero a mayo. Este ritmo de compras se vio afectado por la tensión cambiaria sobre mitad de año: entre junio y julio el Central vendió US$ 265 millones. Sin embargo, la puesta en marcha de la segunda fase del programa económico sirvió para revertir expectativas y desde agosto, el organismo consiguió quedarse con US$ 4.595 millones.
Sebastián Menescaldi, de Eco Go, explicó: “En el esquema del año, de enero a mayo el Central compró dólares que ingresaron por la cuenta corriente, hasta que esta comenzó a ser deficitaria. Más tarde, con la combinación de dólares blend más los dólares que ingresaron por el blanqueo vía cuenta capital, el Central retomó las compras. De hecho, en el último MULC (Mercado Unico y Libre de Cambios) del Central se ve todo el financiamiento que vino por parte de préstamos locales y ONs. Este año tuvo el ingreso de US$ 22.000 millones que entraron del blanqueo, de los cuales quedan US$ 13.000 millones y una parte de ellos fueron usados, que es lo que está financiando y comprando hoy el Banco Central”.
Hacia adelante, existe un combo de factores que explicarán el aumento de la demanda de dólares por parte del sector privado en el MULC y complicarán la capacidad del Central de comprar divisas para sus reservas. Entre ellos se destacan la normalización del acceso al mercado cambiario por parte de los importadores, el fortalecimiento del peso y también su virtual atraso respecto de las monedas de los socios comerciales de Argentina.
Para Nery Persichini, de GMA Capital, “uno de los principales retos vendría por el lado del bajo nivel de tipo de cambio real. El dólar a $ 1.030 es similar al tipo de cambio de agosto de 2015 o enero de 1999. Esta fortaleza del peso podría poner en riesgo la cuenta corriente y la acumulación de reservas en un marco de cuenta financiera aún cerrada. A esto se le suma la dinámica de salarios, que, si bien está lejos de los máximos en dólares, se está recuperando, e incrementa los costos laborales y percude la competitividad”.
En este contexto, un acuerdo con el Fondo Monetario, tal como adelantó el Gobierno en los últimos días, resulta clave. “Un nuevo acuerdo con el FMI con desembolsos frescos podría alivianar la carga de los dólares financieros, mientras que la consolidación del superávit energético robustecería el canal comercial y compensaría el déficit por turismo. En tanto, la salida del cepo, a nuestro criterio, es más probable que sea un proceso gradual y no un suceso puntual”, añadió Persichini.
“Hacia adelante, la apreciación del peso representa desafíos, ya que, si efectivamente no se devalúa, algunas partidas del balance de pagos se verán particularmente afectadas en 2025, como la importación de bienes y el turismo. Algunos factores que podrían mejorar el panorama son: un nuevo acuerdo con el FMI que incluya “fondos frescos”, un ajuste discreto del tipo de cambio (TC) oficial y la eliminación del blend”, advirtieron en la consultora Inveqc.
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Ana Clara Pedotti
Redactora de la sección Economía/Pyme. [email protected]
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