La batalla del reconocido periodista argentino por su salud llevaba varias décadas. Pero se agravó en los últimos 199 días, desde el 14 de junio momento en que fue internado por última vez en el Hospital Italiano de Buenos Aires. Cómo fue la lucha contra el deterioro de salud en las últimas horas de Lanata.
Aunque presentó breves períodos de recuperación, también atravesó meses con un deterioro general que resultó sostenido. La culminación fue su desenlace mortal este lunes 30 de diciembre.
Su ingreso al Hospital Italiano, en el barrio porteño de Almagro el 14 de junio, había sido para la realización de estudios clínicos programados. Durante una tomografía pulmonar, sufrió una descompensación y un leve infarto. Por lo que requirió su internación en terapia intensiva.
Durante el último año no había estado exento de otras etapas de internación. Apenas dos meses antes, en abril, había sido hospitalizado en la Fundación Favaloro debido a una insuficiencia respiratoria.
Ya en el Italiano, Lanata se enfrentó a diversas complicaciones, que incluyeron infecciones, intervenciones quirúrgicas y una trombosis venosa profunda en un miembro superior. Desde junio fue sometido a cinco cirugías, cuatro de las cuales ocurrieron en un lapso de apenas siete días. Siempre necesitó de asistencia respiratoria mecánica nocturna, mientras respiraba espontáneamente durante el día.
En medio de este complejo cuadro, fue ingresado en septiembre a la clínica de neurorehabilitación Santa Catalina, pero las complicaciones recurrentes llevaron a nuevas internaciones en terapia intensiva del Italiano.
Atención y derivaciones
La primera derivación a Santa Catalina ocurrió el 9 de septiembre, tras casi tres meses en cuidados intensivos. Sin embargo, el 18 de ese mismo mes, una neumonía obligó su reingreso al Italiano. Donde fue estabilizado gracias a medidas diagnósticas y tratamientos antibióticos, según detallaron los doctores Susana Bauque y Sergio Giannasi en un parte médico.
El 24 de septiembre, Lanata regresó por pocos días a Santa Catalina. En un proceso con el que se buscó de manera infructuosa recuperar su funcionalidad motora y fortalecer su salud general. Las internaciones en ese centro se desarrollaron en medio de constantes altibajos.
Días antes de uno de sus traslados, el periodista experimentó dolor abdominal. Una tomografía reveló la presencia de líquido en la cavidad peritoneal, lo que requirió una punción y drenaje. Finalmente, el 26 de noviembre, un estado febril impidió llevar a cabo un nuevo traslado a la clínica Santa Catalina.
Recientemente, había desarrollado también una trombosis venosa profunda en uno de sus brazos, que fue tratada con anticoagulantes.
Las últimas horas de Lanata
El último parte médico, emitido por el Hospital Italiano, señaló que Lanata seguía internado en la Unidad de Terapia Intensiva. Se encontraba en estado de vigilia, afebril, con ventilación mecánica nocturna y respiración espontánea durante el día. Los médicos Giannasi y Bauque, informaron que estaba hemodinámicamente estable y no requería drogas vasoactivas. Además, los especialistas lograron someterlo a rehabilitación motora y fonoaudiológica, que por momentos mostró una buena respuesta.
El fallecimiento de Jorge Lanata se produjo este lunes a las 15:20 h. Sus últimas horas fueron críticas.
Durante la noche del 24 de diciembre, Lanata permaneció sedado en su habitación de terapia intensiva en el Hospital Italiano de Buenos Aires. Su amigo y colega Gabriel Levinas decidió acompañarlo para que su familia pudiera celebrar en casa. Según su entorno, Lanata pasó la jornada sin fiebre y con signos estables, aunque enfrentó molestias por dos procedimientos menores realizados ese día.
La fragilidad de su estado retrasó los planes de trasladarlo a la Clínica Santa Catalina, donde estaba previsto iniciar un tratamiento de rehabilitación motora y fonoaudiológica. Sus hijas, Bárbara y Lola, estuvieron presentes durante este proceso, visitándolo en distintos momentos para acompañarlo.
Su actual esposa como sus dos exmujeres, madres de sus dos hijas, fueron parte del círculo más cercano que siguió el día a día del periodista. Sarah Stewart Brown, la madre de Lola, y Andrea Rodríguez, mamá de Bárbara, como Elba Marcovecchio, con quien se casó en 2022, fueron pilares importantes en el cuidado del periodista.
Unas horas antes de que se conozca la noticia más triste, su esposa se había mostrado a flor de piel. “Jorge está mal”, se lamentó.