Once de un lado, once del otro, dos arcos y una pelota. Si bien esos son sus elementos esenciales, el fútbol es (verdad de Perogrullo) mucho más que ese deporte que los ingleses reglamentaron en 1863. Algunas de las variables administrativas, económicas y políticas que orbitan alrededor del juego parecen estar influyendo en la silenciosa disputa que mantienen en estos días Boca y Estudiantes de La Plata, que tiene como escenario visible la puja por algunos futbolistas estelares en este mercado de pases y como telón de fondo, el debate sobre el modelo de Sociedades Anónimas Deportivas (SAD) que el Gobierno nacional impulsa con fuerza.
Alan Velasco es, sin quererlo, el tercer vértice en el último forcejeo entre los dos clubes. En una negociación nada sencilla, la dirigencia de Boca llevaba unos cuantos días trabajando para conseguir los servicios del exjugador de Independiente, quien actualmente milita en FC Dallas de la Major League Soccer estadounidense. Pero en las últimas horas comenzó a sonar el nombre de Estudiantes como posible destino alternativo para el extremo.
Pese a que en 2024 jugó apenas ocho partidos, puesto que permaneció inactivo 10 meses por una rotura del ligamento cruzado anterior de la rodilla izquierda sufrida en octubre de 2023, Velasco se convirtió en objeto de deseo. Para nadie será sencillo sumarlo, ya que el futbolista tiene contrato hasta fines de 2028 con opción de prolongarlo un año más (firmó una extensión de su vínculo hace menos de un mes) y FC Dallas no pretende desprenderse de su Jugador Joven Designado.
De entrada, la franquicia texana se mostró firme en su exigencia de 11,8 millones de dólares por el 85% de la ficha para liberar al futbolista de 22 años. La dirigencia de Boca ofreció inicialmente nueve millones y luego se estiró hasta 10 millones. Eso, sumado a la voluntad del jugador, parecía acercarlo a Brandsen 805, pero entonces apareció Estudiantes. O, al menos, Foster Gillett, el empresario estadounidense que está invirtiendo en el Pincha, pese a que todavía no hay un acuerdo firmado con el club.
Alan Velasco, el jugador por el que pujan Boca y Estudiantes. Foto: Kevin Jairaj / USA Today Sports
El martes comenzó a circular la versión de que Gillett desembolsaría el dinero necesario para mudar a Velasco de Dallas a La Plata. Desde el club no hubo señal alguna al respecto y los habitués de los mentideros futboleros de la capital bonaerense no dan demasiado crédito a la movida y la evalúan como un vuelto por otra negociación en la que ambas instituciones están involucradas y que, en estas horas, sigue atascada: el pase de Cristian Medina.
El viernes 27 de diciembre, cuando los restos del pan dulce y el vitel toné todavía circulaban por algunas mesas, Juan Sebastián Verón anunció la contratación del mediocampista. El presidente del club lo hizo a través de su cuenta de Instagram, pero Estudiantes jamás informó mediante alguno de sus canales de comunicación oficiales sobre la contratación del mediocampista nacido en Moreno hace 22 años, quien disputó 160 partidos y convirtió nueve goles con la camiseta de Boca. Desde entonces, Medina todavía no ha podido vestirse de albirrojo.
¿Qué pasó? Su desvinculación de Boca iba a producirse a partir de la ejecución de la cláusula de rescisión que contemplaba su contrato. Los 15 millones de dólares ingresaron a la Tesorería xeneize, pero su dirigencia, con Juan Román Riquelme a la cabeza, desconoció el pago e informó a la Asociación del Fútbol Argentino que el dinero había sido transferido desde una cuenta bancaria a nombre de una persona física (Foster Gillett), lo cual contraviene lo establecido en el Reglamento sobre el Estatuto y la Transferencia de Jugadores de la FIFA, que restringe la participación de terceros en los pases de futbolistas. Ello dejó la operación en un punto muerto del que aún no salió.
Juan Sebastián Verón le dio la bienvenida a Cristian Medina a través de su cuenta de Instagram hace casi dos semanas, pero el jugador todavía no firmó contrato con Estudiantes.
Mientras ello ocurre, en Boca miran con interés justamente a un mediocampista de Estudiantes: Santiago Ascacíbar. Fernando Gago pretende al subcapitán del León, quien fue el mejor jugador del equipo dirigido por Eduardo Domínguez en la temporada pasada y también es seguido de cerca por conjuntos de Brasil y Estados Unidos. El futbolista de 27 años, quien es representado por su excompañero Mauro Boselli, tiene contrato hasta diciembre de 2026, pero la dirigencia del Pincha está trabajando en estos días para mejorarle el salario (pasaría a ser el hombre mejor pago del plantel) y así convencerlo para que se quede.
Estudiantes jugará en 2025 los torneos Apertura y Clausura, la Copa Argentina, la Supercopa Internacional ante Vélez y la Copa Libertadores, su principal objetivo. Por eso la conducción aspira a conformar un plantel de primer nivel. Con el arribo de Medina en veremos, el primer refuerzo oficializado fue Alexis Castro. El exmediocampista de Tigre, Colón y San Lorenzo, entre otros, llegó en condición de libre tras desvincularse de Nacional de Montevideo y el martes ya se entrenó con sus nuevos compañeros. En las próximas horas será presentado el delantero Lucas Alario y en el radar aparece también el defensor de River Leandro González Pirez (ya vistió la casaca albirroja en 2016).
Alexis Castro, el primer refuerzo de Estudiantes, junto al secretario técnico del club, Marcos Angeleri. Foto: Club Estudiantes de La Plata.
Para que Eduardo Domínguez pueda contar con ese plantel de elite que pretende formar Verón serán fundamentales los billetes que acerque el grupo encabezado por Foster Gillett, que, por el momento, no tiene vínculo formal alguno con el club, pese a que hay sobre la mesa un preacuerdo que el mandamás pincharrata negoció personalmente y que contempla una inversión inicial de 160 millones de dólares, de los cuales 30 millones se destinarían a la contratación de futbolistas durante este mercado de pases.
El 11 de diciembre, la Comisión Directiva facultó al presidente para “avanzar en la redacción del acuerdo con Foster Gillett”, según informó a través de un comunicado. “El club avanza con paso firme hacia una transformación estratégica que beneficiará tanto al universo de Estudiantes de La Plata como a la comunidad en general”, añadió la institución en su reporte.
Si bien la votación de la Comisión Directiva fue unánime, durante los días previos hubo dirigentes que, por lo bajo, manifestaron sus dudas y desconfianzas sobre el pacto. Fue el propio Verón quien hizo público eso que se mencionaba sotto voce. “Hay personas cercanas que ven en esto la pérdida del statu quo o de privilegios, que están operando en contra del acuerdo y también sobre mi persona. Siempre fui de frente y cuidé al club, a mis compañeros de CD, a los empleados. Hoy siento que no me cuidan y me faltan el respeto”, se quejó mediante Instagram un día después de la votación.
Juan Sebastián Verón, sonriente junto al empresario estadounidense Foster Gillett.
Más allá del paso que dio la Comisión Directiva hace casi un mes, todavía falta uno mucho más importante, sin el cual el convenio naufragará inevitablemente: la aprobación de la Asamblea Extraordinaria de socios de Estudiantes. La fecha todavía no fue anunciada y no hay indicio alguno de que vaya a realizarse antes de marzo, cuando la competencia oficial en el fútbol doméstico ya habrá comenzado. Pese a ello, en cualquier negociación que se encara en estos días aparecen detrás los billetes de Gillett.
El millonario estadounidense es el mascarón de proa de los inversores extranjeros que esperan contar con el marco normativo que les permita aterrizar a cara descubierta en el fútbol argentino. Por si quedaba alguna duda al respecto, la semana pasada se reunió con la diputada bonaerense Juliana Santillán (La Libertad Avanza), designada por el Poder Ejecutivo para impulsar la arquitectura legal que permita implantar el sistema de Sociedades Anónimas Deportivas en los clubes vernáculos.
Después del conclave, el empresario Guillermo Tofoni, quien oficia de representante de Gillett en Argentina, escribió en su cuenta de Instagram: “Pese a la resistencia de algunos sectores, las Sociedades Anónimas Deportivas avanzan a paso firme en el fútbol argentino”. Tofoni enfatizó que la intención del empresario norteamericano al vincularse con Estudiantes era “consolidar al club como un referente del modelo SAD en la región”.
Foster Gillett junto a la diputada Juliana Santillán, impulsora del modelo de Sociedades Anónimas Deportivas en Argentina. Foto: Instagram @juliana_santillan_juarezbrahim.
Apenas unas horas después, el sábado, el presidente Javier Milei apuntó en la misma dirección. “Estudiantes está en camino a ser una Sociedad Anónima Deportiva. Eso (será) en beneficio de sus socios e hinchas. Afortunadamente Estudiantes tiene un presidente que no solo ha sido un jugador de fútbol excepcional, exquisito, también es un tipo con una inteligencia importante. Claramente la está viendo y está llevando al club hacia el lugar correcto. La tiene clarísima”, remarcó en declaraciones realizadas en Radio Mitre.
Las palabras de Milei y de Tofoni generaron escozor en la fracción de la masa societaria y de los simpatizantes del Pincha que se opone al acuerdo con Gillett. Enseguida Verón intentó matizar. “La ley SAD es una herramienta que, si sale, la vamos a usar. Pero Estudiantes no va a ser una sociedad anónima. El fútbol va a ser una sociedad nueva. Probablemente en el futuro se use una herramienta jurídica para blindar y dar seguridad a la persona que venga a invertir. Sabemos cuál es el camino que debemos tomar y las herramientas que debemos usar para que el club se pueda potenciar con la llegada de este inversor o de otro”, afirmó el exjugador del seleccionado argentino en una entrevista concedida al medio partidario La Voz Albirroja.
El presidente de Estudiantes lamentó que el fútbol estuviera “atravesado por la política” y procuró despegarse de los dichos de quienes se presentan como sus aliados en esta cruzada. “Si el Gobierno o Tofoni quisieran obligar al club, nosotros no lo aceptaríamos nunca. Nosotros estamos convencidos de lo que vamos a hacer. Lo que hablen los demás forma parte del relato que le quiera dar la otra parte, por más cercana que esté, y eso a mí no me mueve un pelo”, afirmó Verón, quien está recorriendo un camino pedregoso y cuyo final es aún incierto.