¿Fin del ciclo de Ancelotti en Real Madrid? Barcelona haría grave daño
Llueven las críticas y cuestionan decisiones del DT italiano, que hace unos meses era ídolo.
Carlo Ancelotti
Foto: Thomas Coex / AFP
12 de enero 2025 , 08:00 p. m.
«Alguna vez íbamos a perder una final», le dijo Florentino Pérez a Luka Modric en el podio de la Supercopa de España, tras la humillante derrota 2-5 que le propinó el FC Barcelona a un Real Madrid que nunca llegó a amenazar el reconfortante triunfo catalán.
Y tiene razón. Ser ‘merengue’ es acostumbrarse a salir en las fotos con los trofeos, no con las medallas plateadas de los perdedores. Excepto que esta vez las caras largas no eran por la derrota misma, si al fin para perder en una instancia definitiva hay que tener el carácter de haber llegado a ella, sino por haber caído otra vez contra el histórico rival sin haber llegado siquiera a competir.
El título de la Supercopa de España acabó en las manos de los de Flick no solo por su monumental contundencia, su férrea disciplina defensiva o sus aceitados circuitos para potenciar el talento de todas las estrellas, sino por la pasmosa falta de carácter, de amor propio, de compromiso de los blancos. Una cosa es ser superado por el enemigo, otra presentarse a la batalla sin sangre en los ojos.
Porque eso tenía Real Madrid antes de su cita en Arabia Suadita: el dolor de la humillación de la que venía en LaLiga, cuando encajó 4 goles en otra derrota con esa misma apatía que se vio esta vez. En dos partidos los catalanes hicieron nueve goles. ¿No es eso lo que llaman un resultado saca-técnicos?
¿Fin de ciclo?
No hace tanto, apenas un semestre, salía con gafas oscuras, un puro en la boca y un aire de patriarca italiano el veterano Carlo Ancelotti, a quien calificaban de genio tras ganar LaLiga y la Champions League con un Real Madrid muy terrenal, en el que Vinicius y un fenomenal Bellingham impulsaron al DT al rango de ídolo.
¿Qué pasó desde ese momento hasta ahora? Que vinieron las lesiones, que también aparecieron en aquellos días de gloria, y que llegó Kylian Mbappé, lo cual obligó a replantearlo todo para abrirle un espacio entre los titulares. Tener un genio es un regalo, pero no saber cómo ponerlo en la vitrina, junto a otros que antes ofrecieron brillo y éxito, era un desafío gigante.
Se demoró en entrar en calor el francés, eso es innegable. Pero ahora parece haber alcanzado su nivel y de hecho, en la Supercopa, fue de lo poco rescatable en el elenco blanco.
Reino de desequilibrio
El problema es que, en una suerte de traición a su escuela italiana, Ancelotti apostó todo por reorganizar sus estrellas en el frente de ataque, pero desatendió lo principal, que es no encajar goles. Por eso ahora se hace todo cuesta arriba: los del ataque siguen siendo letales (Mbappé necesitó cinco minutos y un solo intento para celebrar contra Barcelona), pero solo los de Flick le hicieron 9 goles en dos salidas y eso una sonora alarma imposible de ignorar.
La epidemia de lesiones es una de las explicaciones del caos. En noviembre, por ejemplo, hubo 18 lesiones y 15 pacientes en recuperación y eso obligó a que el DT improvisara con lo que tenía. No es común perder medio equipo, pero tampoco es excusa. Ancelotti sabe bien que en Real Madrid no hay paciencia ni piedad.
Se lesionaron de gravedad Alaba, Militao y Dani Carvajal y Mendy ha ido y vuelto de la enfermería, nada menos que los titulares en el fondo, y eso que ya en el pasado mercado de verano era una advertencia, hoy es una condena.
Sin ellos, en la Supercopa, Ancelotti apostó por Lucas Vázquez, Tchouaméni, Rüdiger y Ferland Mendy y por Fede Valverde y Camavinga por delante de Bellingham para frenar a la máquina de Flick. En 22 minutos se había desarmado el plan, en 45 ya era una humillación, con remontada incluida, por 1-4, y en los 90 era un papelón, pues ni cuando se quedaron con diez hubo manera de generarles al menos un temor a los actuales campeones de la Supercopa. Improvisar y perder era el riesgo: esta vez ocurrió lo segundo, no solo en este último partido.
¿Qué pasa? En el fondo, una situación que Ancelotti ha querido normalizar, a fuerza de potencial ofensivo, pero que parece haberse salido de sus manos: se equipo carece completamente de intensidad defensiva, los Vinicius, Rodrygo y a veces Mbappé no se comprometen en la recuperación por se sienten tan buenos en ataque que no cooperan, con lo cual sacrifican a los Valverde, Cammavinga Tchouameni y demás, pues contra un rival como Barcelona, eso de no ensuciar el uniforme es un lujo que NADIE, ni el que llaman el mejor del mundo, puede permitirse.
Santi Cañizares advertía el desequilibrio instantes después del gol de Mbappé, en el programa Tiempo de Juego de COPE: «Es imposible que el Madrid no sufra en defensa si dos de los cuatro no son defensas y ninguno de los mediocentros tenga carácter defensivo. Es normal. Evidentemente, luego lo que no tienen en defensa… lo tienen en ataque. Ancelotti manejaba el partido a través de defender bien, pero con esta disposición es imposible». El marcador le dio toda la razón.
Más allá de Ancelotti
El problema lo está asumiendo Ancelotti porque fue quien se aguantó un mercado post-victoria en LaLiga y la Champions sin mayores fichajes, más allá de la llegada de Mbappé como agente libre desde PSG.
Pero tal vez el culpable esté unos escalones arriba, en la oficina del presidente Florentino Pérez. En un acto de suficiencia (¿arrogancia?), tras la cadena de obstáculos que se superaron en el doblete, decidió no reemplazar a Kroos aunque sabía que se retiraría ni a Alaba, consciente que su recuperación no iba a ser inmediata, ni a Dani Carvajal, por quien sonó en un tiempo el colombiano Daniel Muñoz. Al final no llegó nadie. Y ahora, sobre la base de declives en rendimiento y problemas físicos, queda en evidencia su error.
«Florentino y el complejo mediático nacional se han empeñado en tres proyectos futbolísticos personales: 1) Vinicius Balón de Oro, 2) Bellingham centrocampista organizador y 3) Camavinga jugador total. El clásico de Arabia dicta sentencia: entre Courtois y Mbappé hay un desierto», dijo el periodista de El País, Diego Torres. Sobran más análisis. Real Madrid tiene el 1 y el 9 y poco más. Y eso no es solo culpa de Ancelotti.