“La Mesopotamia está crocante”, resumió a LA NACION, Carlos Pereyra, coordinador del Consorcio de Manejo de Fuego, que aglutina a 30 empresas en el Norte de Corrientes.
Pereyra cuenta que hace más de 40 días que no llueve en forma significativa en esta región, con las mayores forestaciones de pino y eucaliptus del país, donde se produjeron buena parte de los incendios que arrasaron Corrientes hace dos veranos.
“Basta una chispa para que se produzca una explosión”, grafica, indicando que en los bosques implantados, las ramas y elementos están bien secos, con altas temperaturas y el viento necesario para que se produzca nuevamente una catástrofe ambiental y económica.
Las 30 empresas que forman el consorcio -principalmente forestales, pero también yerbateras, tealeras y ganaderas-, explican 170.000 hectáreas de forestaciones en una región que abarca desde Ituzaingó en el río Paraná, hasta Alvear, sobre el Río Uruguay, y desde allí hasta el límite con Misiones.
Esta cuenca forestal, la más grande del país, tiene un total de 300.000 hectáreas implantadas y las empresas del consorcio explican más de la mitad de estas enormes extensiones, en una área de unos 16.000 kilómetros cuadrados que rodea los Esteros del Iberá.
Desde hace 28 años las empresas del consorcio se dedican a reunir los recursos humanos y materiales (camionetas, motoniveladoras, tractores) de todas estas unidades productivas para combatir el fuego, intentando que no se produzca la gran catástrofe: que el fuego descontrolado arrase miles y miles de hectáreas y pase de un campo al otro, incontrolable, destruyendo la inversión y el trabajo que en muchos casos tiene más de 10 o 20 años.
“Una de las tareas principales es mantener los caminos cortafuegos en condiciones”, explica Pereyra. Con estos dispositivos se busca acotar los daños y evitar que el fuego pase de una forestación a la otra.
En ese contexto, desde el consorcio advirtieron a este medio la preocupación porque este año no se llevaron los aviones hidrantes a la base del Plan Nacional de Manejo de Fuego (Pnmf) en la localidad de Apóstoles, en Misiones, muy cerca del límite con Corrientes.
Desde ese aeródromo, los característicos aviones amarillos atienden a los focos de incendios tanto en la tierra colorada como en la zona Norte de Corrientes. Virasoro, epicentro del consorcio, está a unos pocos minutos de vuelo desde la base aérea misionera.
La regional NEA del Pnmf contaba el año pasado con un avión hidrante y un helicóptero en las semanas más “calientes” del verano, pero hoy no hay nada.
La empresa Arauco Argentina, que tiene más de 220 hectáreas de forestaciones y bosques nativos en el Alto Paraná misionero, contrató un avión y un helicóptero hidrante y lo presentó en diciembre en Apóstoles, pero se lo llevó a Eldorado.
Mientras que la provincia de Misiones sí tiene tres helicópteros con capacidad para operar en incendios, pero están en Posadas y afectados a las necesidades de la provincia.
Desde el Consorcio indican que no se habrían completado este año las licitaciones para contratar los aviones hidrantes que sirven al Plan Nacional de Manejo de Fuego. LA NACION contactó a miembros de la base de Apóstoles, pero solicitaron que las consultas se realicen con el Ministerio de Seguridad, que conduce Patricia Bullrich.
Antes el Plan Nacional de Manejo de Fuego dependía del Ministerio de Medio Ambiente, pero con la reestructuración del actual gobierno de Javier Milei, el Pnmf pasó a la órbita de Seguridad.
“La situación es crítica, es extrema, las últimas significativas fueron el 6 y 7 de diciembre”, detalló Pereyra.
En el Consorcio, además de tener un sistema de monitoreo de los focos de incendio, que incluye una red de 24 torres de observación que reportan a una central, también cuentan con 18 pluviómetros.
“Medimos mucho las lluvias, tanto como los focos de incendio”, explicó Pereyra.
El 2022 cuando los fuegos arrasaron en Corrientes, como en otras provincias del NEA (Misiones, Formosa, Chaco), se recordará también por la colecta que organizó el infuencer Santiago Maratea en las redes sociales, para comprar camionetas y elementos que ayudaran a combatir el fuego.
Desde el Consorcio dicen que si se producen nuevamente incendios como el de aquél verano, podría volver a quedar de manifiesto la falta de elementos adecuados para combatir el fuego.
Por ahora, los productores de la región, también de Misiones, comparten información, monitorean la situación y buscan también difundir el alerta máxima entre la población, buscando achicar al máximo la posibilidad de un error humano que provoque una catástrofe.
Son días críticos, de mucho calor y sequía, pero se esperan lluvias dentro de pocos días que ayuden a aliviar la situación.