En medio de una nueva sequía en nuestra región (y van…), el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA por sus siglas en inglés), sorprendió al mercado con su estimación de oferta y demanda mundial y estadounidense del mes de enero. Quizá se hubiera esperado algún recorte en la producción argentina de maíz y soja, pero todavía resulta demasiado preliminar. En cambio, el organismo decidió recortar los rendimientos y la producción del forrajero y la oleaginosa para la cosecha de ese país. Pareciera que el USDA “regula” sus estimaciones de acuerdo con el “momento” por el que transita el mercado. Cuando los precios se ubican en niveles muy por encima de lo normal, tiende a morigerar los datos, al tiempo que cuando las cotizaciones se encuentran en niveles comparativamente bajos en términos reales, resulta un tanto más complaciente. Y, claramente, este último sería el caso actual.
La “deep motosierra” de Sturzenegger se acerca a la maquinaria agrícola
Por el lado de la soja, los cambios no son tan relevantes ya que los actuales guarismos muestran una relación stock/consumo estadounidense cercana al 9%. Y, si lo comparamos con lo acontecido en la campaña 2022/23 que fue del 6%, todavía resulta algo cómodo. Pero, en este caso en particular la definición sudamericana es clave. Las lluvias pronosticadas para nuestro país durante el fin de semana resultarán clave para continuar en carrera. Caso contrario, a partir del lunes comenzaremos a evaluar recortes productivos que irán variando de acuerdo a las zonas. Pero, para bajar los stocks mundiales proyectados que se ubican en los segundos más altos de la historia, el impacto de la sequía deberá ser severo. Ello no quiere decir que los precios no vayan a reaccionar (el mejor ejemplo es lo ocurrido en la ultima semana), solo que quizá sea una buena oportunidad para capturar precios en aquellos que la producción no se vea afectada.
El maíz, en cambio, tiene un escenario mucho más ajustado después de las cifras del USDA. Sin contar, todavía, con el resultado productivo en Sudamérica, el recorte efectivizado por el USDA para la cosecha estadounidense ajusta la relación stock/consumo a niveles de la temporada 2022/23, cuando los precios del forrajero se ubicaban en cerca de US$100 dólares por tonelada por encima de los actuales. Además, dicho ratio a nivel global continuó cayendo desde ese momento, marcando una clara diferencia con respecto a la soja. ¿Por qué el maíz no vale 100 dólares más de lo que actualmente cotiza? La respuesta no resulta sencilla de contestar, claramente no hay que buscarla por el lado de los fundamentals. El “corazón” del mercado que está vinculado con la oferta y la demanda, está más que claro.
Pasado mañana asume Donald Trump su segundo mandato como presidente de los EE.UU.. A la amenaza de aranceles a varios países se suma el encono casi personal con China. Según los dichos del propio presidente electo, los países miembros del BRICS (Brasil, Rusia, China y Sudáfrica, más los nuevos integrantes), también estarían en la mira, en la medida que continúen con la idea de crear una moneda única para realizar transacciones entre ellos. Así las cosas, este tipo de medidas podrían impactar sobre el valor del dólar, por ejemplo, afectando seriamente los precios de los commodities. Quizá, por ese lado habría que escudriñar más para poder entender la lógica actual del mercado de granos.
El autor es socio de Nóvitas SA.