Después de que un conductor con 45 multas impagas en Ciudad y 7 en Provincia chocara a dos autos estacionados y volcara en Palermo, se reabrió el debate sobre por qué se puede circular siendo «infractores seriales» y, a la vez, «morosos incobrables» de esas faltas.
Clarín consultó a expertos en seguridad vial y a una referente de la lucha por las víctimas de tránsito, para llegar a algunas respuestas.
De nuevo, ¿algo impide que cometamos una infinidad de multas, no las paguemos y sigamos manejando? No. Ni en la Ciudad ni en la Provincia.
Un control de tránsito implica que chequeen el registro y que el seguro esté día, al igual la VTV y la cédula verde, pero no se controla la existencia de multas vigentes. El anillo digital que lee patentes tampoco indica si hay infracciones pendientes de pago. Es lo mismo tenerlas que no tenerlas.
Como explicaron a Clarín desde Tránsito de la Ciudad, «no hay un tope de infracciones para circular» y el devenir de cada multa dependerá de los conductores, que sólo tendrán que pagarlas cuando tengan que renovar el registro o quieran vender el auto.
¿Es posible evitar que sigan creciendo estas deudas (en ambos sentidos) con la seguridad vial? Hay algunas propuestas y hasta un antecedente de control porteño, que duró poco pero fue efectivo.
«La Ciudad tiene la base de datos de todas las infracciones cometidas, y lo único que hay que hacer es hacerle correr un programa que tire alertas cuando en seis meses se superan las 10 infracciones graves» , explica a Clarín Pablo Martínez Carignano, especialista en Seguridad Vial y ex director ejecutivo de la Agencia Nacional de Seguridad Vial (ANSV).
Con ese alerta, explica, el controlador de faltas cita al conductor para que dentro de los 5 días se presente y resuelva. «Y si no se presenta, se lo condena y se le avisa a la Agencia Nacional de Seguridad Vial para que le suspenda la licencia«.
«Esto no es algo esotérico», aclara.
Las faltas de tránsito consideradas graves están estipuladas en el artículo 77 de la Ley Nacional de Tránsito. Se destacan la conducción bajo los efectos del alcohol, estupefacientes y/o cualquier otra sustancia que disminuya las condiciones psicofísicas normales; la negativa a someterse al control; exceder los límites de velocidad permitidos; no respetar la señalización de los semáforos y la adulteración de patentes.
La acumulación de diez de cualquiera de esas multas, mientras duró el convenio, inhabilitó los registros de más de 200 «infractores seriales» que sumaban 2.937 infracciones impagas, es decir, un promedio de 13 faltas por ciudadano. Y 22 de esos ciudadanos tenían entre 20 y 40 multas acumuladas.
Un punto importante en este tema es que, a diferencia de quienes tramitaron el registro en territorio bonaerense, en la Ciudad existe un sistema de scoring, que otorga 20 puntos a cada conductor. Ese número se mantendrá o disminuirá según el comportamiento al volante.
De todas formas, hoy no bloquea las licencias de los «infractores seriales» que no pagan.
Así como pasar un semáforo en rojo descuenta 5 puntos, hay infracciones que no descuentan puntos, hay infracciones que sí y permiten recuperar sólo la mitad de ellos, y hay infracciones que descuentan puntos y no permiten resignar ninguno de ellos.
Si se llega a 0 puntos se va a dar inicio a un trámite de inhabilitación de la licencia de conducir, es decir, la inhabilitación no es inmediata. El conductor tiene 20 días para presentarse ante el controlador y evitar esa sanción.
«Es absurdo que tengas 500 semáforos en rojo, 500 excesos de velocidad y que vos tengas la decisión de presentarte o no a responder por eso. Lo único que falta para evitar a las infractores seriales es poner al equipo que esté detrás de esos alertas reiterados, y avise rápido para que bloqueen a esos conductores. Se puede hacer», insiste Martínez Carignano.
Fabian Pons, presidente del Observatorio Vial Latinoamericano (OVILAM), suma propuestas a este debate y habla de la complejidad del análisis de la acumulación de multas.
El auto que chocó y volcó hace unos días en Palermo tenía más de 40 infracciones impagas solo en CABA.
«La mayoría de las multas son electrónicas, no como dice la ley que debería ser: con una comunicación inmediata, deberían notificarme de la infracción deteniéndome porque lo importante no es hacer la multa sino que cese la acción. Si vengo con exceso de velocidad no sirve de nada que me multen si sigo a esa velocidad», arranca Pons.
La comunicación de las multas, marca, «es deficiente», y acusa a muchos municipios del país de incumplir con sus obligaciones al multar.
«Muchos conductores se enteran de la multa cuando van a realizar un trámite. Si a mí me están acusando de algo, me tienen que dejar respaldo de que yo recibí esa comunicación. La Ciudad manda un mail, que es un documento, y está muy bien. Tiene el scoring, a la par. Pero en la Provincia puedo acumular multas de todo tipo y no pagarlas hasta que haga un trámite. Pero incluso en Ciudad si los controles fueran tantos como se dicen, habría muchas más licencias inhabilitadas en base a los puntos. No son tantos como se dicen«, distingue.
Al poner como caso de análisis el vuelco en Palermo, Pons asegura que «ante esa cantidad de infracciones impagas, debería ser automática, si el conductor tiene registro porteño, la inhabilitación de la licencia de conducir, y si hay sentencia firme sobre esas multas se podría proceder al embargo del vehículo, porque el conductor tiene una deuda con el Estado«.
Ambos especialistas remarcan la necesidad de que el sistema sancionatorio sea «coherente» y «veloz». Pero Pons recarga contra las jurisdicciones.
«Muchas veces los municipios tienen estos sistemas recaudatorios electrónicos (contra los dinámicos), que buscan recaudar y no hacen nada por la seguridad vial, cuando lo que tienen que hacer es inhabilitar la licencia, en el caso del scoring por puntos, y/o embargar los vehículos ante determinado monto de deuda.»
Viviam Perrone es conocida por ser la cara visible de la ONG Madres del Dolor. Lleva más de 20 años peleando por Justicia desde que un auto atropelló y mató a su hijo Kevin Sedano, de 14 años.
Activista contra la inseguridad vial, dice a Clarín que la falta de pago de las multas de tránsito es mucho más que morosidad impune.
«Una persona que tenga más de 40 multas de tránsito demuestra la falta de interés por el respeto a la Ley Vial. Me preocupa que siga conduciendo sin que se le haga entender lo que puede llegar a producir si continúa demostrando esa falta de interés por la ley, pague o no la multa», detalla.
Si además de cometer esas infracciones, considera,»encima no las paga, realmente es porque ha decidido no respetar la norma. No le interesa vivir bajo las reglas de convivencia básicas. Juegan con la idea de que esas multas prescriben y siguen haciendo lo que les da la gana, como en este caso, no respetar los límites de velocidad, estacionar en lugares prohibidos, conducir sobre la banquina».
Ese «egoísmo» y esa «soberbia», dice Perrone, «hace que los hechos viales hoy en la Argentina sigan siendo la primera causa de muerte para nuestros jóvenes«.
AS
Sobre la firma
Emilia Vexler
Redactora de la sección Sociedad [email protected]
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