Casi cotidianamente asistimos a este tipo de escenarios:
Ella lo amaba, pero se enteró de algo, y lo dejó de golpe. Rápidamente está en pareja con otro.
Se separaron, él no quería y le insistía constantemente para que volvieran a estar juntos. Pero al otro día se muestra enamorado, en redes, de otra.
Ella parece estar harta, se separa, y está tremendamente enamorada de otro. Pero al poco tiempo lo deja. A su vez, él pasa del amor total a presentar, también, nueva novia.
¿Estamos asistiendo al fin de los duelos? ¿Puede una relación de años terminar abruptamente, y que la persona inicie sin altibajos un camino junto a otra pareja de la noche a la mañana?
Hay una premisa propia del campo de la psicología que señala un paso que pareciera necesario: el hecho de perder algo significativo (un vínculo, una persona, una posición), requiere de un proceso psíquico de desapego: el duelo.
En “El amor en tiempos de odio” (Penguin Random House) el libro que escribió en coautoría con José Eduardo Abadi y Patricia Faur, la psicóloga Bárbara Abadi da algunas pautas. En medio de varios capítulos en los que se analiza cómo la frenética lógica de las redes y las aplicaciones parecen configurar una nueva manera de relacionarnos, dedica un apartado justamente a esta cuestión: cómo se da en este escenario la tramitación de las pérdidas.
Wanda Nara y L-Gante, en el cumpleaños de la mediática. Captura Instagram.
En diálogo con Clarín, explica por qué es importante darles el tiempo y el espacio necesarios para que sucedan, cuáles son los costos de no hacerlo, y detalla los principales desafíos a la hora de atravesar este doloroso momento de la vida.
— Antes que nada, ¿de qué hablamos cuando hablamos de duelo?
— Freud concebía el duelo como un trabajo: hablaba del trabajo del duelo. Y con esto se refería a un proceso psíquico, un proceso que ocurre a nivel psicológico.
La palabra trabajo supone esfuerzo, o sea, un esfuerzo psicológico, un desgaste. Mientras se hace un duelo, hay una cantidad de energía mental que está destinada a eso, a hacer el duelo, que significa el intento por desapegarse de una persona, de un vínculo, de una posición. De algo que se tenía y se perdió.
La clave del concepto es que requiere de un trabajo, que hay que hacer para elaborar esa pérdida, un trabajo subjetivo. Es una etapa dolorosa, incómoda, donde hay que aceptar, donde se ponen en juego muchas cuestiones. A nadie le gusta la pérdida, nadie elige felizmente elaborar una pérdida. Es una situación que incomoda.
— Hay personas que parecieran no hacer duelos. ¿Es algo voluntario?
— Es excelente la pregunta, no, no es algo voluntario. Justamente son procesos inconscientes. De hecho, uno puede analizarse y darse cuenta cuando un duelo no está teniendo lugar. Muchas veces los duelos impedidos o los duelos congelados empiezan a producir sintomatología y malestar, desde lo somático, lo físico, o lo psicológico; un montón de tiempo después. Y en una consulta con un profesional o no, uno puede darse cuenta que hay algo que se detuvo, que no se elaboró, y genera efectos.
Me parece muy importante decir, volviendo a lo que me preguntabas, que no es ni voluntario ni consciente. Y hay algo importante, que es poder ubicar qué es lo que se pierde cuando se pierde algo.
Entonces, se termina una relación. Bueno, ¿que se perdió? Es un trabajo que hay que poder desplegar, que lleva cierto tiempo y obviamente es singular, es de cada cual, muy subjetivo. Poder pensar qué representaba eso que se perdió, esa persona, ese vínculo.
Recientemente Mauro Icardi blanqueó su relación amorosa China Suárez | Foto: Instagram
No es obvio qué se pierde cuando se pierde una relación, una pareja, lo que sea que se pierde. Para cada cual, en determinada coyuntura, cuando termina la historia, eso que se perdió va a representar algo. Y eso hay que poder armarlo, hay que poder descifrarlo. Hay que poder construir qué se perdió con lo que se perdió para que el duelo pueda tener lugar.
Muchas veces queda tan en el plano inconsciente que, claro, no hay duelo posible si no está demarcado qué hay que duelar. Y eso tiene que ver, también, con que uno en una relación, ocupaba un lugar para este otro.
Y ese concepto a mi me parece muy interesante para trabajar los duelos, porque eso es algo a duelar, y aceptar perder: qué lugar particular, especial, ocupaba uno para el otro, y cuando se pierde el vínculo, ya no se ocupa.
— ¿Tiene etapas reconocibles el duelo?
— En general el efecto inmediato es la negación de la pérdida. “No, esto no es así. No puede ser. No lo puedo creer”, esas frases que uno escucha con frecuencia, cuando se muere alguien.
Después suele venir un estado de enojo, a veces consciente, a veces inconsciente, sobre todo en parejas: la búsqueda del culpable, el reproche. Es importante señalar que también en el enojo se establece un vínculo con el otro. Muchas veces ese odio, ese enojo, es un modo de seguir unido al otro mediante ese sentimiento hostil.
Luego, sobreviene un período de dolor y de rememoración de todo lo que vivido con el otro, se empieza a recordar, lo compartido, “esta canción me hace acordar al otro, este lugar me hace acordar al otro”.
Luego de separarse abruptamente de García Moritán, Pampita se puso en pareja con Martín Pepa. Foto archivo.
Y es todo un trabajo ir sacando pieza por pieza todo lo que se había depositado y todo lo que se había construido con ese otro. ¿Cuánto tiempo lleva? Es imposible anticiparlo. Cada uno tiene sus tiempos y sus ritmos. Lleva el tiempo que lleva. Ni mucho ni poco.
Ahora, por supuesto, si se está sufriendo hace un montón de tiempo por lo mismo, está bueno que consulte porque seguramente está trabado en algún punto.
— Uno de los efectos de no hacer duelos, puede ser buscar a otra persona con el fin inconsciente de tapar el vacío no tramitado. ¿Qué consecuencias puede tener un duelo no elaborado?
Elaborar la pérdida de un determinado vínculo le permite a uno reconfigurarse subjetivamente a sí mismo, volver a elegir un montón de cuestiones. Esto que vos traes, volver a armar una pareja, es para volver a elegir desde el deseo, desde algo que despierta a ese otro en su particularidad y no como una compulsión a estar con alguien para tapar la soledad, para tapar el vacío, para no encontrarse con la pérdida de otro.
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Este otro funciona como un ansiolítico, no es un otro del amor, del deseo, es un otro que viene como un tapón. Son parejas que se arman para evitar encontrarse con el vacío y la soledad. Hay parejas que se constituyen desde ahí, y generan más un vínculo de dependencia y de ansiolítico que de amor y deseo por ese otro en particular.
— Antes mencionaste que no hacer duelos puede generar síntomas. ¿Qué puede pasar en el cuerpo si uno, efectivamente, no puede darle rienda a ese proceso psíquico? ¿Uno puede enfermarse?
— A mi no me gusta la simplificación, decir que la enfermedad física tiene una causa emocional de manera directa porque es muy reduccionista y es muy simplista.
Abadi es coautora de «El amor en tiempos de odio». Foto Santiago Garcia Díaz.
Pero la realidad es que somos uno, mente y cuerpo, se dividen para ser estudiados, pero somos uno y por supuesto que muchas veces se expresan en el cuerpo cosas a las que uno no le pudo dar lugar como representación mental, a lo mejor no le pudo dar lugar a nivel del lenguaje.
Está bastante estudiado el tema de las somatizaciones vinculadas con duelos no resueltos.
— Las personas a las que se les dificulta elaborar pérdidas, ¿pueden transcurrir toda su vida sin hacer duelos, con recursos que van encontrando, o en algún momento emerge todo eso?
— Dependerá de cada cual, pero hay gente que sí, que se la puede pasar de síntoma en síntoma, lo cual no quiere decir que se eviten el sufrimiento, que puede aparecer de otros modos: el miedo al abandono, la vivencia de amenaza constante, nada garantiza el camino hacia el bienestar. Pero sí hay personas a nivel subjetivo muy firmes en no encontrarse con nada del orden de la pérdida, y pagan un precio alto por eso también.
— ¿Cómo pueden trabajar aquellas personas a las que les cuesta? ¿Con terapia?
— Lo primero es darle lugar y poder desplegar, escuchar y darle lugar a la palabra, poder hacer una pausa y permitir poner todo ese dolor en palabras. Es bastante frecuente, no es nada fácil el tema del duelo, sobre todo hablando de separaciones y de muertes.
Me parece que sí está está bueno dejarse acompañar, pedir ayuda cuando se la necesite, por profesionales también, y por afectos de uno.
— ¿Seguir en relaciones que no van a ningún lado es otra forma de no elaborar duelos?
— Absolutamente. Son parejas que siguen juntos por temor a la separación, por un montón de factores que no están vinculados con el amor. Siguen por miedo a desarmar todo eso que armaron.
— Y en los casos de parejas más mediatizadas, de la farándula, en las que se salta de una persona a la otra. ¿Es que no hay duelo, o que no hay nada que duelar?
— No puedo hablar de personajes específicos a los que no conozco. Esto que vos decís puede pasar, que si alguien efectivamente no ocupó un lugar realmente profundo, si alguien no ocupó un lugar realmente importante para el otro, no hay tanto duelo por hacer, si esa persona no tenía un peso en la vida de uno.
«Hay que poder construir qué se perdió con lo que se perdió para que suceda el duelo». Foto
Santiago Garcia Díaz.
En una relación de años, es difícil, algún enganche subjetivo mutuo tiene que haber para sostener una pareja por años.
— En una relación muy larga también puede pasar que el duelo se venía haciendo, silenciosamente. Y un día uno dice “Basta”. No es que no se hizo, sino todo lo contrario.
— Bueno, eso se escucha mucho y a propósito de lo que vos traías de la gente que termina una pareja y rápidamente se pone en pareja con otra persona, muchas veces aparece esto, que ya se venía haciendo. De hecho, a veces se ve que las parejas ya estaban separadas. No en términos fácticos, sino en términos psíquicos, algo de la separación que se había producido.
Es importante situar cuando viene alguien que se quiere separar o está en un proceso de separación, bueno, poder ubicar de qué cosa del otro se quieren separar.
— Para cerrar, volviendo al significado del duelo ¿Uno siempre sale distinto después de haber transitado ese proceso?
— Yo creo que sí. Eso es lo interesante, también lo desafiante de los duelos.
También confiar en que los procesos que tienen alto impacto nos transforman, y que eso no está mal. No está mal transformarse, uno se puede reconstruirse. Poder seguir deseando y queriendo la vida, queriendo disfrutar, queriendo amar.
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