La empresa de medicina prepaga a la cual estoy afiliado, que es la que cuenta con el mayor número de asociados en todo el país, me hizo llegar un correo electrónico comunicándome que yo era una de las personas seleccionadas para darle mi opinión sobre sus servicios.
Habiéndome sentido honrado con la distinción, le hice llegar el siguiente comentario: “Las cuotas aumentan constantemente sin justificación y las coberturas se reducen, sobre todo en estudios, análisis y tratamientos preventivos”.
Agrego que: “Parecería que la empresa prevalece tener un ahorro económico al negar la prevención de las enfermedades a tener que pagar su tratamiento futuro, lo cual es un absurdo total”.
Y sigo con mi descargo: “Los turnos para atención médica muchas veces son difíciles de conseguir en plazos cercanos por lo que hay que solicitarlos con mucha antelación o pagarle al profesional un arancel privado para resolver el problema de su salud.
Finalizo que: “La obra social se ha convertido en una empresa comercial mercenaria y canibalesca en la que sus afiliados son víctimas indefensas, sobre todo las personas de edad avanzada que no tienen otras alternativas posibles para la atención de su salud, por lo que, como todo ser humano, se ven obligados a esquivar la muerte privándose de muchas cosas para afrontar el costoso pago de la cuota mensual de la medicina prepaga. Sus ejecutivos deberían tomar sus decisiones con mayor racionalidad y humanidad, condiciones que no evidencian en la realidad”.
Con toda humildad, asumo que mi opinión es compartida por un buen número de personas.
Oscar Edgardo García / [email protected]
De Kicillof, la inseguridad y Aerolíneas Argentinas
Es curioso la pérdida de memoria de Kiciloff de tratar de “vendepatria” a Milei.
El Presidente, por su acuerdo de adherir a Trump al tema del canal de Panamá y otros temas, cuando basta solo con recordar el desastre que hizo con el club de París y los US$ 16.100 millones solo de capital de YPF, en su paso como funcionario del Ministerio de Economía.
En el Estado de indefensión que está la Provincia respecto de la inseguridad, querer comprar Aerolíneas Argentinas en el calamitoso resultado económico en que está, demuestra la inhabilidad ética y moral en que este señor se encuentra.
Ernesto Quade / [email protected]
La altura de la estación de tren “perjudica a discapacitados”
Hace unos días subí al tren Belgrano (Ferrovías) en la estación Los Polvorines con mi scooter, dado que soy discapacitado motriz. La estación está elevada para, supuestamente, estar al nivel del piso del tren, pero no lo está (faltan unos 10 cm), tampoco está indicado donde se puede subir con un scooter o silla de ruedas.
El personal de Ferrovías muy amablemente me indicó dónde debería ir y se quedó una persona cerca para ayudarme. No obstante, cuando el tren llegó, no se podía subir allí porque no daba la altura, la separación entre el andén y el tren era grande y porque no había furgón.
La persona de Ferrovías que se había quedado cerca, hizo demorar la salida del tren para que yo llegase al furgón que estaba en el primer vagón con la esperanza que pudiese subir, pero si bien estaba el furgón, tanto la altura como la distancia impedía que lo hiciese yo solo.
Pude viajar gracias a que la gente que viajaba y al personal de Ferrovías me subieron a mano, y llegado a Grand Bourg la gente que viajaba, también a mano, me ayudó a bajar. ¿Tan difícil es hacer bien las cosas?
Alberto Cavallucci / [email protected]
El 2025 y la incertidumbre de cómo afrontar el año
Analizando las redes sociales y el entorno próximo, observo qué difícil es desconectarse. Enero implica un parate obligatorio. Antes se creía que la gente hacía su balance en diciembre, pero he notado cada vez con más auge cómo mucha gente busca desesperadamente cómo encaminar este 2025.
Una lista de metas o deseos por cumplir invadidos por el miedo y la incertidumbre de cómo estará este país. Es notorio en los rostros de la gente al caminar .en lo cotidiano. Hay una necesidad desesperante de organizar cómo va ser nuestro año como argentinos, pero al mismo tiempo nos invade un miedo a lo que pasará.
Ahora, es imposible desconectar, no hay mes ni momento del día en el cual uno pueda parar y decir que sólo vale el ahora. Al fin y al cabo más allá de la realidad no es sano como argentinos mantener una mente rumiante en un país donde realmente cada día es una caja de sorpresas.
Verónica Ciolli Ceccato / [email protected]
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