“Vení, pegame, pegame”, parece decirle con el gesto Ye Joon Kim a Naoya Inoue. Insensatez o un acto de desesperación, solo él lo sabe. Pero lo que llegó a continuación fue un 1-2 fulminante del monstruo japonés, el mejor de todos los boxeadores hoy en día, el que despierta adrenalina de solo verlo. Inoue pesa apenas 52 kilos, pero cuando sale a escena luce como un gigante invencible. En el refugio de su tierra, continúa inexpugnable, con números que ya son para el asombro: 29 peleas, todas ganadas, solo tres de ellas en las tarjetas. Poder letal para el hombre que volvió a defender exitosamente los cinturones de las cuatro organizaciones más importantes (AMB, OMB, CMB y FIB) del peso supergallo.
Ye Joon Kim fue llamado de apuro, hace casi dos semanas, para enfrentarse con el mejor de todos. El rival original, el invicto australiano Sam Goodman (19-0, 8KO) avisó de una lesión que le impidió desafiar al campeón. Por eso, este zurdo experimentado dio el sí, con el riesgo de lo que ello implica: una preparación exprés para tratar de dar el batacazo ante una figura enorme.
Kim, con un récord de 21-2-2 (8KO) se mostró cauteloso desde el comienzo. Inoue hizo lo de siempre, tomarse tres minutos para analizar el panorama. Por lo tanto, hubo un primer round sin mucha acción, con muy pocos golpes.
Ya en el segundo asalto, el Monstruo empezó a soltar sus bombas. El golpe recto interno y el volado hicieron impacto y mostraron el poderío del brazo derecho del campeón. Es la marca registrada del japonés, una paciencia que lo lleva de menos a más en un tiempo prudencial; jamás se apresura, como si cada mano que tira fuera parte de un cuidadoso plan. No derrocha, es implacable, tiene una impresionante eficacia.
Y así, los efectos del filo de sus puños se empiezan a notar: el pómulo izquierdo de Kim encendió la alarma en el tercer round. Si bien el coreano se animó a sacar algunas combinaciones, se lo notó timorato, sin convicción en sus pocos arrestos. Tomó nota Inoue, que lo dejó hacer por algunos segundos hasta que recobró el control del combate.
Fue en el cuarto capítulo en el que llegó un desenlace que parecía inevitable. La extraña actitud del coreano, pidiéndole a su rival que le tirara golpes, pareció -como se escribió más arriba- el acto reflejo de quien, en el boxeo, ya sabe que no tiene salida. Y allí fue Inoue con una ofensiva corta, certera y definitiva. Fue en un rincón. El árbitro vio esto y tras la caída de Kim, no dio lugar para que continuara un castigo peligroso e innecesario.
Así fue el KO
KIM ASKED FOR MORE AND INOUE MADE HIM PAY 😱
Be careful what you wish for. pic.twitter.com/lsdJPTGEY4
— Top Rank Boxing (@trboxing) January 24, 2025
Inoue es un héroe nacional en Japón. No hay dudas. Llena estadios y se siente muy cómodo allí. Al final, tomó el micrófono y luego de la entrevista de rigor arrojó camisetas autografiadas al público. De hecho, hay que remontarse a 2020 y 2021 para encontrar defensas de sus títulos fuera de su tierra. Fueron dos KO registrados en Las Vegas, donde encabezó sendas carteleras, aunque sin el aura de superestrella. No volvió a salir de su país para pelear. Inoue es la joya del legendario promotor Bob Arum, que a los 93 años sigue lúcido y activo en la organización de carteleras de alto nivel.