En El Salvador se dio un hecho del cual no se tienen registros en el fútbol profesional: padre e hijo se enfrentaron como entrenadores. Ambos, argentinos. Ernesto Carucha Corti, de Alianza, contra Daniel Ernesto Corti,Tito, de Cacahuatique. Fue victoria 2 a 1 para el DT menor, por la Primera División. Ambos dialogaron con Olé para recordar este episodio y transmitir sus sensaciones.
-¿Quién cree que sufrió más con esta situación tan atípica?
Daniel: Que arranque el más grande.
Ernesto: Creo que quien más sufrió fue su madre, mi esposa Graciela, que no sabía si gritar los goles de quién. Según ella, no, es la que más sufrió. Por supuesto que no era una situación común que ocurra seguido en el fútbol. Creo que nunca ha pasado en el fútbol profesional que se enfrenten el hijo con el padre como entrenadores principales. Pero creo que ella fue la que más sufrió y, por supuesto, para mí era muy emotivo. Era defender los colores que me toca en este momento entrenar, que es Alianza, y estaba bien metido en lo que es el partido, más allá de que, por supuesto, sí te moviliza, pero uno tiene que dejar de lado o tratar de dejar de lado ese sentimiento de padre hacia el hijo y nada. El partido se jugó con normalidad, por supuesto.
-Tito, ¿para vos o el corazón tenía algún sentimiento especial?
Daniel: No, fue, sí, fue medio raro, obviamente yo llegué y con mil cosas en la cabeza y sobre todo pensando en que me voy a enfrentar a la persona de la cual voy a estar agradecida eternamente por todo. No solo por lo extraordinario que fueron como padre él y mi vieja, sino también agradecido por lo que fue él como profesor mío para estar donde estoy hoy. Gracias a él estoy en donde estoy y trabajando de la forma en que estoy trabajando. Así que hasta donde nos saludamos ahí sí tenía un montón de movilizaciones dentro, un sentimiento medio raro y demás, pero ya después, una vez que arrancó el partido, ya cada uno estaba en su mundo. Yo creo que bueno por lo menos yo ya tenía en la cabeza de que ganemos, por lo menos hagamos un buen partido. O sea eso. Se me pasó un poquito y ya después cuando terminó el partido, también ahí se me volvieron las cosas adentro y decir ‘mira si será lindo este deporte’, que mira que hasta lo que genera, que si bien fue un partido de fútbol normal como dice mi viejo, ya después te regala estas cosas, esta experiencia que se va a llevar obviamente para la familia y para todos en el recuerdo.
–Vos Tito fuiste ayudante del campo de tu papá cuando fueron campeones en Águila, en El Salvador. Por el conocimiento que tienen uno y el otro y lo que aprendizaje mutuo conjunto de trabajar juntos, ¿era imposible que uno lo sorprendiera con una cuestión táctica o una jugada de pelota parada?
Daniel: Yo creo que más allá de, sacando ahora lo de padre e hijo, habiendo sido compañero de trabajo, a veces pasa cuando se desligan dos técnicos y después se vuelven a cruzar, que son unos partidos más difíciles que uno tácticamente quiera plantear. Porque puede decir ‘uh, él seguramente sabrá que a mí me gusta esto o cosas de eso’. Yo, por lo menos de mi parte, pensé que habrá cosas que obviamente debe saber que son de mi agrado y qué es lo que me gusta plantear. Entonces, por ahí, por ese lado, lo vi que iba a ser un poco más dificultoso. Pero, después, también los que tienen que ejecutar y tratar de resolver con las herramientas que nosotros damos son los jugadores. Entonces, ahí estaba de hacerle entender, por lo menos de parte nuestra, a los jugadores qué es lo que se jugaba, contra quién se jugaba, y tratar de plasmar lo que plasmamos nosotros en el partido. Sí, por lo menos de mi parte, sí me dieron vuelta mucho en la cabeza un montón de cosas, sobre todo en lo táctico, que obviamente nos conocemos, él sabe bien qué es lo que me gusta a mí. Obviamente, yo más o menos también tengo cierta característica de cómo le gusta y su forma de trabajar, así que era complicado plasmar ciertas cosas. Pero se dio así.
-Carucha, ¿vos pensás lo mismo que tu hijo y con esto?
Ernesto: Sí, yo no iba a cambiar la forma que tengo de manejarme en la semana. Ni las cuestiones estratégicas o tácticas, que tampoco son un misterio. Era un enfrentamiento entre dos equipos con el condimento de lo que hablábamos recién, que se enfrentaban padre e hijo, pero me ha tocado enfrentarme a otro entrenador que lo he enfrentado cinco, seis, siete o diez veces, y yo lo vi por ese lado. Yo sé cómo él piensa, él sabe cómo pienso yo, pero, tiene toda la razón, los que resuelven en la cancha son los jugadores, yo no varié y no pensé en eso. No dijo ‘hoy no voy a hacer esto porque él lo sabe’. No intenté hacer otra cosa distinta porque es lo que veníamos manejando y tenía fe de que eso nos podía dar resultado. El partido demostró otra cosa, nosotros sabíamos que ellos… El torneo anterior yo no estuve en esta liga y gente que trabaja conmigo hoy en el cuerpo técnico que estaba el año pasado, me dijeron ‘mira, ellos cuando vinieron a jugar aquí, hicieron esto, esto, esto’ y bueno, era lo que yo pensaba que iba a hacer y así fue el partido. Nos presionaron alto, nos dejaron jugar y nosotros no entramos en juego y nos costó muchísimo el partido, pero no es que estaba pensando ‘esto no lo hago porque él sabe’. En cualquier equipo, más allá de la importancia del entrenador, al partido lo resuelven los jugadores.
-¿En la semana previa hablaron por teléfono, se comunicaron o no hubo diálogo en la semana previa al partido entre ustedes?
Ernesto: Sí, porque , otra que no sabía a dónde ponerse era su hija, nuestra nieta, que estaba de vacaciones aquí en El Salvador visitándolo a él, a nosotros, a mi esposa y a mí, que no sabía de qué lado está. Me dice ‘¿y ahora a quién le voy?’. No, vos le tenés que a ir a tu papá, no.al abuelo. Lo vi el día domingo que no jugaron. Fue el día sábado y como ellos están como cuatro horas de aquí de San Salvador la tuvieron que traer porque viajaba con mi esposa a México y de México se iba a Argentina, se volvía para Argentina, Josefina. Entonces ellos vinieron aquí a donde vivo yo, se quedaron a dormir, al otro día lo llevamos al aeropuerto, pero no tocamos para nada el tema, no hablamos nada y después habremos hablado en la semana, pero no tocamos para nada el tema porque no tenía ningún sentido de nada. Si bien era especial, como te dije recién era un partido importante, por la circunstancia. Pero era un partido importante porque como va a ser importante el partido que viene.
-Les hago esta pregunta a los dos esperando que la respuesta que dé el primero no influya en la respuesta del segundo. ¿Preferirían que esto no vuelva a pasar?
Daniel: No. Yo no tengo problema. Es parte del fútbol y bueno que pase las veces que tenga que pasar y no vaya a ser cosa que lo tenga que enfrentar en la final. Y ahí mi vieja va a tener problemas Mi vieja y mi hija, no nosotros dos.
-¿Y vos, Carucha, qué decís?
Ernesto: Sí, ya pasó y nada. Ojalá que nos vuelva a enfrentar. Eso significa que estamos con trabajo, que es lo más importante. Ojalá, no lo puedes predecir, pero no me preocupa. Ojalá, porque vuelvo a repetir, estamos con trabajo y ver qué sucede nuevamente. Por el momento, seguramente nos enfrentaremos en la segunda vuelta.
-La profesión de director técnico es cruel, ustedes saben que es así, lo sabe cualquiera, en Latinoamérica, en Europa, hay técnicos que salen a la cancha a dirigir un partido sabiendo que si pierden se quedan sin trabajo. ¿Ustedes se plantearon una posibilidad de que el hijo tenga que dejar sin trabajo al padre o el padre al hijo en un día?
Ernesto: No, no, para nada. Es nuestra profesión. Si se da la circunstancia de que estamos en instancias finales, no me puse a pensar. Por supuesto, no diría cruel. Crueles son los dirigentes que te contratan porque supuestamente hay un proyecto, pero cuando perdiste tres partidos… A vos te dicen ‘bienvenido Ernesto Corti al club’, y después te despiden en la misma… ‘Muchas gracias porque tu trabajo fue excelente, un grupo de trabajo dedicado’. Pero te echaron. Entonces quiere decir que no fue tan dedicado el trabajo que hice, ni nada porque no me sostuvieron en la posición. ¿Por qué? Porque el fútbol, le guste a quien le guste, lo importante es ganar, salvo que tenga dirigentes sensatos y que digan ‘no, nosotros apostamos a esto y vamos a bancarlo’, pero es muy difícil, muy difícil porque hay mucha presión del hincha, de la prensa y de un montón de cosas y a veces no se soportan.
-Vos, Tito, ¿qué decir esto?
Daniel: Tampoco me lo he puesto a pensar, pero es así también. Ya él, que tiene muchísima experiencia, sabe que este trabajo es así y, bueno, yo también voy aprendiendo, voy tomando experiencia y, bueno, sé que es así. Obviamente, qué sé yo, no me lo he puesto a pensar de esa manera. Son cosas que pueden llegar a pasar o no. En el club en el que estoy, no hay tanta presión por ahí como la tienen los equipos grandes, como donde está mi viejo ahora. Entonces, por ahí, en este equipo, sí es un poco más sostenible o es más real hablar de un proyecto. Pero, obviamente, siempre se maneja, por supuesto, que los resultados son los que mandan en todo. Dios quiera que nos encuentre peleando cosas buenas y, tal cual, con trabajo y ahí veremos. La verdad, no me puse a pensar nunca en esa posible situación, pero nos puede pasar con cualquier otro técnico, puede pasar. Entonces, sí, sí, es complicada esa parte del fútbol.
Carucha Corti, DT de Alianza de El Salvador.
-Cuando tu papá era tu jefe como técnico, vos eras ayudante de campo, ¿tenía buena relación o hubo discusiones por cuestiones tácticas de algún jugador o de lo que sea que hayas tenido momentos de tensión en la relación laboral?
Daniel: No. Porque primero yo soy una persona que sé dónde me tengo que ubicar. Uno, sabiendo cuál es el rol que tiene que cumplir, es muy difícil que llegue a una discusión con alguien que esté al mando o que sea la cara visible del grupo de trabajo. Entonces, no hubo en ningún momento algún tipo de discusión sobre algo táctico. Yo tenía bien en claro quién era el que decidía. Uno sugiere, dice ‘mirá, me parece que esta lista de cosas, me parece que vamos a explotar tal cosa, me parece esto y demás’. Y después, en conjunto, se toman un par de cosas y, obviamente, él termina decidiendo, es el técnico. Así que, trabajando en un cuerpo técnico, sabiendo en qué parte está, es muy difícil que aparezcan las discusiones. Al final, igual mi idea futbolística siempre fue muy parecida a la de él. Entonces prácticamente había más concordancia que otra situación en donde por ahí yo no concordaba. Así que no hubo situaciones en donde hubo discusiones. Así que fue todo bien trabajado, digamos.
-Carucha, vos dijiste que la que más sufrió fue tu esposa. ¿Me podés decir si finalmente te confesó quién quería que ganara?
Ernesto: No, no quería que ganara ninguno de los dos. Pero los dos estamos hechos de la misma esencia. No me gusta perder, me gusta ganar. No sé dónde lo escuché o leí, no me acuerdo, a una persona le preguntaron si tenía miedo a morir. No, le dice ‘yo tengo miedo a no vivir’. Y yo lo trasladé al fútbol: tengo miedo a no ganar, no a perder. Ese es el miedo, es la esencia, o sea, que fui aprendiendo en el fútbol de grandes entrenadores que tuve, de compañeros y todo eso de que lo más importante es ganar. Pero que se entienda bien, no hay equipo que gane jugando mal. Hay un equipo que gana, gana, gana, gana, puede ser el gusto, pero un equipo que gana es porque juega mejor que el rival. No es fácil conseguir eso. Entonces, para mí lo más importante es eso. Para eso uno trabaja todos los días o entrena todos los días, para conseguir un resultado. Así que esa es la esencia.
Daniel Corti, DT de Cacahuatique de El Salvador.
-Carucha, termino con una pregunta para vos. Muchas veces se ha dicho que la única persona que en la vida quiere que a alguien le vaya mejor que a uno mismo es el padre. Te pregunto si es tu caso, que la única persona que hay en el mundo que querés que le vaya mejor que a vos es tu hijo.
Ernesto: Yo quiero que le vaya bien porque, cuando él trabajaba conmigo acá, en algún momento fui criticado porque trabajaba mi hijo conmigo. Primero que no le hice caso, no contesté absolutamente nada, lo único que dije que trabajaba conmigo no porque era mi hijo, sino porque tenía capacidad. Y que creía que estaba mucho más capacitado que yo. Y lo va demostrando, por supuesto, que quiero que le vaya excelentemente bien. Esto es una circunstancia totalmente atípica de enfrentarse, pero siempre deseo lo mejor y que tenga un recorrido del director técnico mucho mejor que el que he tenido yo y que amplíe su conocimiento y pueda ir a otras ligas, a un nivel mucho más importante, más elevado. No que no sea importante este lugar, porque a mí me encanta el fútbol centroamericano, y sobre todo el fútbol aquí salvadoreño, que me ha recibido desde 2016, muy bien. Me ha entregado a medida de lo posible lo que ha tenido, y yo le he entregado también todo lo que he tenido a disposición. Le deseo lo mejor porque no solo porque es mi hijo, porque tiene capacidad y esa capacidad. Él hace siete meses que está dirigiendo y, como ya le he dicho en alguna oportunidad, el fútbol tiene muchos más momentos de altibajos. Pero debe aprovechar los momentos buenos y saber que cuando venga el cimbronazo tiene que estar preparado para eso. Si bien me gusta ganar, uno tiene que estar preparado para cuando las cosas no anden bien. Y ahí uno empieza a sacar, a relucir todo lo que uno conoce, sabe y su experiencia.
Mirá la entrevista
Interés general –
Los Corti: padre e hijo se enfrentaron como técnicos en El Salvador
Ernesto Corti, DT de Alianza, perdió contra el equipo de su hijo Daniel, Cacahuatique. Ambos dialogaron en forma conjunta con Olé.
El abrazo antes del partido
El Salvador –
Corti vs Corti: se enfrentaron padre e hijo en El Salvador
Ernesto, DT de Alianza, al abrazarse con su hijo Daniel, DT de Cacahuatique.
Ernesto Corti, el DT canoso, contra Daniel Corti, su hijo.Mirá también
Tomás Nasif, de la Reserva de River a goleador del torneo con Banfield
Mirá también