A medida que comienza el calor y las tarifas eléctricas continúan en aumento, la búsqueda de soluciones sostenibles para moderar las temperaturas interiores se torna vital. Y las plantas, con su capacidad para regular el microclima, emergen como aliados en esta búsqueda.
Por medio de procesos naturales como la transpiración y la sombra, las plantas no solo embellecen los espacios, sino que también actúan como reguladores térmicos, creando entornos más agradables y saludables.
La incorporación de plantas en el diseño de espacios residenciales no solo es estéticamente placentera, sino que también se traduce en beneficios tangibles
Diversos estudios demuestran que las áreas verdes pueden reducir significativamente la temperatura del aire circundante, disminuyendo así la dependencia de sistemas de climatización artificial.
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“Urban Trees and Climate Change”, un estudio austríaco del año 2013, demostró que los árboles urbanos pueden reducir las temperaturas ambientales en un rango de 1 a 5 °C en comparación con áreas sin árboles.
Otro estudio de 2010, “The Role of Urban Green Spaces in Mitigating Heat” concluyó que en áreas con una cobertura de vegetación del 30% al 50%, se puede observar una reducción de la temperatura del aire de hasta 4 °C durante olas de calor.
Un estudio ambiental de 2010 (The Role of Urban Green Spaces in Mitigating Heat) concluyó que las áreas verdes urbanas pueden reducir la demanda de energía para aire acondicionado hasta en un 50%
Aprovechar la sombra
La disposición estratégica de plantas y árboles en el exterior de una vivienda puede proporcionar sombra, lo que a su vez minimiza la radiación solar directa sobre las paredes y ventanas.
Los árboles de hoja caduca pueden ser particularmente efectivos ya que durante el verano sus frondosas copas ofrecen una sombra densa, mientras que en invierno permiten que la luz solar caliente el hogar.
La sombra natural actúa como un amortiguador, reduciendo la necesidad de aire acondicionado y mejorando el confort térmico
Paredes y techos verdes
La incorporación de jardines verticales o muros verdes, es una técnica innovadora que maximiza el uso del espacio y mejora la eficiencia térmica de un hogar.
Estos sistemas de cultivo vertical incorporan plantas que no solo embellecen la fachada, sino que también regulan la temperatura exterior e interior. Las capas de vegetación crean una barrera que disminuye la temperatura superficial de las paredes, y el efecto de transpiración se ve potenciado en este tipo de sistemas.
Los techos verdes son otra estrategia eficaz para moderar las temperaturas en las edificaciones. Al cubrir las superficies de techado con sustratos y plantas, se crea un microclima que aísla y reduce la temperatura interior.
Los sustratos y las plantas en un techo verde actúan como una capa de aislamiento. Se reduce la transferencia de calor y frío entre el exterior y el interior del edificio, manteniendo las temperaturas más estables. En invierno, el aislamiento ayuda a conservar el calor, mientras que en verano, minimiza el calor que penetra en el edificio.
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En áreas urbanas, el efecto de isla de calor puede aumentar significativamente las temperaturas. Los techos verdes contribuyen a mitigar este fenómeno al enfriar el aire circundante y proporcionar una superficie que absorbe menos calor en comparación con materiales convencionales como el asfalto o el hormigón.
Esta práctica no solo mejora la eficiencia energética, sino que también contribuye a la biodiversidad urbana y mitiga el efecto de isla de calor en las ciudades. Plantas suculentas y especies autóctonas, adaptadas a las condiciones climáticas locales, son recomendadas para su inclusión en techos verdes.
Según la organización canadiense Green Roofs for Healthy Cities, los techos verdes pueden hacer descender entre un 10 y un 30 por ciento la temperatura dentro de las viviendas
La importancia de las nativas
La elección de especies nativas para el paisajismo es fundamental, ya que estas plantas están adaptadas a las condiciones climáticas locales y requieren menos recursos hídricos.
Además, su capacidad para establecerse y prosperar sin necesidad de fertilizantes químicos ni pesticidas contribuye a la sostenibilidad del entorno.
Es momento de pensar que las plantas son más que simples adornos en el hogar; son poderosos aliados en la lucha contra el calor extremo y el cambio climático.
Gracias a ellas es posible lograr ambientes más frescos y confortables sin intervención de sistemas de climatización. Integrar la vegetación en el diseño arquitectónico no solo mejora la calidad de vida, sino que también promueve un enfoque más sostenible en la convivencia con nuestro entorno.