El primer paro de 2025 dejó a miles de usuarios sin trenes y en busca de opciones para poder viajar. A la mañana, los andenes quedaron vacíos con el último servicio que llegó a Constitución a las 9:10, y volvieron a mostrar actividad después de las 15, cuando las cabeceras y las estaciones intermedias reabrieron sus puertas para la reanudación del servicio. Lo que se vio fueron estados alterados, porque muchos viajaron mal, tuvieron que hacer gastos inesperados para trasladarse y padecieron la incertidumbre de buscar otras alternativas de transporte.
Las terminales de las principales líneas reabrieron a las 15. Salvo la de Once, del tren Sarmiento, que como estaba anunciado, volvió a salir desde Once a las 16.17.
«Por las características de la medida de fuerza, todos los servicios urbanos de las cinco líneas que opera Trenes Argentinos se verán afectados más allá del horario estipulado, en virtud del diagrama de los últimos y primeros trenes programados antes y después del paro», dijeron desde el Gobierno, y aseguraron que la medida de fuerza afectó a 1 millón de personas. «Es una medida extorsiva», dijo el vocero presidencial, Manuel Adorni.
El paro fue decretado por La Fraternidad, el gremio que nuclea a los maquinistas, en reclamo de mejoras salariales. Su conductor, Omar Maturano, declaró este martes por la mañana, tras una asamblea, que no descartan nuevas medidas de fuerza durante febrero. Y confirmó que el 1° de marzo, cuando se celebra el Día del ferroviario, los maquinistas no trabajarán, con lo que no habrá servicio.
Demoras y quejas
Filas interminables por la mañana en Constitución para tomar el colectivo. El paro de trenes complicó a los usuarios entre las 9 y las 15. Foto: Guillermo Rodríguez Adami
Por la mañana, las filas para esperar los colectivos que hacen trayectos similares al tren se repetían en distintos puntos clave del Gran Buenos Aires y la Ciudad. En Constitución, sobre todo en la parada de la línea 51, más de 40 personas esperaban con quejas y reclamos.
“Hace una hora y media que estoy acá esperando, soy de Glew, vine tempano y no sé en qué me voy a volver. Es indignante, no sabía que había paro de trenes, así que ahora estoy esperando un colectivo que me dijeron que va para esa zona”, dijo Antonia Guerrero.
“Salimos tres horas antes, somos de Ezeiza y tomamos el tren Roca hasta Constitución. Tardamos 40 minutos en llegar, pero ahora para volvernos es una locura. Tenía el día para ir al médico, pero la verdad es no queremos mantener más vagos. Cobrar, cobran bien, así que, que no se quejen, que se dejen de joder, así a cuánta gente perjudicaron. Los sindicatos se llenan los bolsillos ellos y no ayudan a los trabajadores”, expresó Marcela, acompañada de su marido, los dos de 60 años.
Antonina Guerrero, una usuaria del tren que tuvo que esperar más de lo habitual el colectivo.
“La bronca que te da tener que llegar a tu casa y no saber en qué vamos a volver. Somos de Florencio Varela, además el gasto es mayor viajando en colectivo. Ahora estamos buscando la parada del 129”, expresó Guadalupe junto a su familia, todos cargados de bolsos.
“Trabajo hace ocho meses acá y hubo dos paros; a nosotros nos afecta en las ventas, porque ya tenemos clientes fijos. Hoy, por ejemplo, trabajo toda la jornada porque el paro es hasta las 15, pero cuando es hasta más tarde directamente tenemos que cerrar. Pero es insoportable el estado alterado que toma la gente” dijo Maylen, de 27 años, y empleada de uno de los kioscos de la estación Constitución.
“Salí dos horas antes para tratar de conseguir un colectivo, pero está imposible”, comentó Ana, una empleada de comercio que usa a diario el tren para ir a su trabajo en el centro porteño. “No me queda otra que esperar el colectivo para volverme a mi casa”, expresó Carlos, que intentaba regresar a su hogar después de trabajar en el turno nocturno.
Sobre la avenida Rivadavia, en localidades como Haedo y Ramos Mejía, en el Oeste del Gran Buenos Aires, también se veían largas filas y demoras para tomar los colectivos que hacen recorridos similares al tren Sarmiento. En un contexto de tránsito no tan cargado, típico de fines de enero, para algunos las bicicletas fueron una opción. También los taxis y los autos que que prestan servicios a través de aplicaciones; aunque por el aumento de la demanda también se encarecieron los precios, y multiplicaron por mucho el valor de boleto de tren.
Bárbara Almeida Melemenis
Maestría Clarín/Universidad de San Andrés
SC
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