En el mundo actual, caracterizado por un constante cambio y avance científico, la innovación desempeña un papel crucial, especialmente en el sector de la salud. Los desarrollos innovadores no solo pueden salvar vidas, sino que también mejoran significativamente la calidad de vida de los pacientes.
Para quienes trabajamos en el ámbito de la salud, mantener un compromiso constante con la invención, así como con el desarrollo de medicamentos y vacunas de alta calidad, es fundamental. Asimismo, asegurar el acceso a estos tratamientos innovadores es parte integral de nuestra labor diaria, ya que cada avance puede marcar la diferencia en el bienestar de las personas.
El avance de la ciencia para mejorar la vida de los pacientes no es un camino lineal o que no presente dificultades. La investigación y el desarrollo de nuevas terapias requiere de aproximadamente diez años de inversión en la conducción de estudios clínicos que confirmen las hipótesis científicas para aquellas enfermedades que aun representan necesidades médicas insatisfechas.
Se trata de inversiones considerables con altísimo riesgo toda vez que según datos de la Institución Nacional de la Salud de los Estados Unidos de América, por cada compuesto que exitosamente se lanza al mercado, ha habido otros 4999 que se probaron y fallaron.
Así, se estima que cada nuevo fármaco que se investiga demanda aproximadamente 2.600 millones de dólares de inversión. El alto costo de desarrollar nuevas terapias se debe a la rigurosidad y minuciosidad científica con la que los estudios clínicos deben conducirse, sujetos a los altos estándares de eficacia y seguridad requeridos. La innovación en salud está enfocándose cada vez más en el descubrimiento de terapias dirigidas que se adapten a las características específicas de los pacientes.
En este sentido, el advenimiento de nuevas tecnologías ha facilitado la personalización de los tratamientos, permitiendo seleccionar la terapia adecuada para cada paciente. En particular, la oncología se ha beneficiado notablemente de estos avances, ya que a través de la biomarcación—que implica una comprensión más profunda de las características genéticas/moleculares de los tumores—los médicos pueden tomar decisiones más informadas sobre las mejores opciones terapéuticas para cada individuo. Como resultado, se logra no solo mejorar la eficacia del tratamiento, sino también optimizar los recursos dentro de los sistemas de salud, contribuyendo así a su sostenibilidad.
A modo de ejemplo, un medicamento oncológico que ha revolucionado el tratamiento del cáncer en el mundo, cuya molécula es pembrolizumab, implica un proceso de investigación robusto que abarca más de 10 años, incluyendo la realización de más de 1,600 estudios clínicos y una experiencia acumulada en más de 30 tipos de tumores. En América Latina, y particularmente en Argentina, se llevaron a cabo investigaciones exhaustivas con la participación de más de 6,000 pacientes, incluso al día de hoy cuenta con más de 120 ensayos clínicos globales en curso para ampliar su alcance.
En casi todos los países de America Latina y en las economías del primer mundo, este sistema de incentivos a la innovación se posibilita y se fomenta a partir de un estricto respeto a la propiedad intelectual de quienes han invertido en desarrollar estos descubrimientos. Si bien Argentina en general tiene normas que protegen a la propiedad intelectual, la regulación de patentes dista mucho de la de nuestros países vecinos, que sí poseen estándares adecuados de protección.
El resultado de esta menor protección implica que puedan ingresar productos similares, aún cuando los productos originales cuentan con su patente vigente en el resto del mundo. Es importante resaltar que, de acuerdo a los principios de patentabilidad que fueron acordados por los países en los tratados internacionales alineados con la Organización Mundial del Comercio (OMC) y otras normativas globales, todo descubrimiento científico que cumpla con los criterios de novedad, actividad inventiva y aplicación industrial debe ser protegido por una patente para asegurar un círculo virtuoso que asegure que se siga investigando en beneficio de los pacientes.
Lo que sucede en los países del primer mundo que han establecido normas claras y estables que regulan la competencia a la vez que protegen la propiedad intelectual -incluyendo en este grupo también a la gran mayoría de los latinoamericanos- es que se permite el ingreso de productos biosimilares vencida la patente del producto original.
La evidencia demuestra que, asegurando este periodo de exclusividad, el ingreso de biosimilares permite que los precios bajen, posibilitando que el ecosistema de salud se beneficie y así pueda hacer lugar al financiamiento de otras tecnologías innovadoras. Los medicamentos biosimilares desempeñan un papel crucial en este ecosistema y si bien el ciclo de vida de los medicamentos posibilita la entrada de biosimilares en el mercado, es fundamental que estos cumplan con rigurosos estándares de calidad y seguridad establecidos.
Los medicamentos biosimilares son productos biológicos altamente similares respecto a su medicamento de referencia demostrando similar eficacia, seguridad e inmunogenicidad. Por ese motivo, apoyamos las leyes y prácticas administrativas que sustentan marcos regulatorios sólidos para los medicamentos biológicos, incluidos los biosimilares, que estén alineados con las pautas de la Organización Mundial de la Salud (OMS) como así también de organismos internacionales.
Como compañía presente en más de 140 países a nivel global, estamos acostumbrados a competir en esta dinámica de mercado. Como miembros de la comunidad de salud, es crucial que trabajemos todos juntos: prestadores de salud, médicos, pacientes y la industria farmacéutica. Solo así podremos garantizar que los tratamientos que realmente cambian vidas sean accesibles, manteniendo siempre el compromiso de asegurar su calidad y efectividad.
La salud de todos depende de nuestra habilidad para equilibrar la inversión en innovación con un acceso adecuado a tratamientos efectivos. Es una tarea que requiere de un trabajo conjunto de sectores público y privado. Desde nuestro lugar, continuaremos promoviendo la innovación y trabajando incansablemente para el bienestar de los pacientes y la sostenibilidad de la innovación en salud con la convicción de que, al hacerlo, estamos contribuyendo a que más pacientes vivan más y mejor.
Carlos Annes es Director General de MSD Cono Sur.
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