Recién a las 21.42 del viernes, Patricia Bullrich le dedicó un posteo en X al gobernador bonaerense Axel Kicillof tras el asesinato de Lucas Aguilar en Moreno. “En la provincia de Buenos Aires, el desgobierno de Kicillof sigue bancando a los criminales con su garantismo asesino”, escribió la ministra de Seguridad.
Si hubiese sido por ella, no habría criticado al mandatario bonaerense. Las disidencias pueden ser políticas, pero Bullrich intenta no involucrar la gestión de la Seguridad. El alineamiento y el trabajo coordinado con los distritos y un mensaje sin cortocircuitos es el primer paso para diagramar una estrategia conjunta en materia de seguridad.
Como contó Clarín, la sintonía política entre la ministra de Seguridad y su par bonaerense, Javier Alonso, es profunda. Tal es así, que el mismo jueves, horas antes de que mataran al joven repartidor en el oeste del Gran Buenos Aires pero el mismo día en que una joven de 24 fue asesinada para robarle su riñonera en Lomas de Zamora, Bullrich y Alonso se reunieron en la sede de la Cartera nacional en Recoleta.
¿Por qué se sumó entonces Bullrich al coro contra Kicillof? La ministra no se pronunció cuando el ministro de Justicia Mariano Cúneo Libarona y la diputada Lilia Lemoine, que fue hasta Moreno, cuestionaron al gobernador por reprimir a los repartidores que se manifestaron frente a la municipalidad de Moreno. Bullrich tampoco se sumó a las descalificaciones de la principal carta electoral del oficialismo en la Provincia, José Luis Espert, contra Alonso (al que tildó de asesino por inacción). La ministra de Seguridad recién se pronunció después de que el Presidente castigara a Kicillof, a las 21.24 del viernes, por su “inoperancia” y “garantismo”, las mismas palabras que utilizó la ministra de Seguridad.
Para Bullrich fue un parteaguas. “Sale el Presidente y todos se alinean, aunque desde el punto de vista de la seguridad no es lo ideal”, se lamentaron en la Cartera de Seguridad.
El crimen en Moreno le sirvió al Gobierno para poner en agenda la principal preocupación de los bonaerenses y de paso dar vuelta la página de la marcha del colectivo LGTBIQ+ en contra de los dichos del Presidente en Davos, un tema incómodo para la Casa Rosada.
Más allá de lo discursivo, en las últimas semanas, Bullrich y Alonso consensuaron el despliegue inminente de las brigadas de investigación e Inteligencias de las fuerzas federales en General Pueyrredón y en 4 distritos del Gran Buenos Aires: Esteban Echeverría, San Martín, Tres de Febrero…y Moreno.
Se trata del Plan 90/10 para empujar la tasa de homicidios en los distritos más calientes del país, en el AMBA, Tucumán, Córdoba, Santa Fe y Mendoza.
Fuentes oficiales consignaron que Alonso y Bullrich acordaron incluir al distrito gobernado por Mariel Fernández como prioridad del plan para desmantelar a más de 200 bandas identificadas que operan en la Provincia, pero que no incluye, como piden los intendentes, más patrullaje de fuerzas federales en los municipios.
Sin embargo, la incorporación de Moreno en el programa ya era cosa juzgada y fruto de las negociaciones previas; las mismas que sirvieron para que dos distritos cruzados por la inseguridad -pero pesados desde lo político para el propio peronismo bonaerense- como los populosos Lomas de Zamora y La Matanza, quedaran fuera de la primera etapa del 90/10. La ministra necesita, además, el apoyo del peronismo para aprobar la ley de antimafia y la de reiterancia.
“El ministerio de Seguridad de la Provincia viene trabajando con Nación hace mucho tiempo en la relación con Chubut, con La Pampa, en Santa Fe, colaborando con patrulleros. Compartimos la visión de que la seguridad no es un hecho aislado de cada territorio. No hay una frontera que limita a los delincuentes. Más allá de las diferencias oceánicas en muchas áreas de la política entre Nación y Provincia, en Seguridad desde el día uno se sabe que hay que ser complementario”, razonan en el gabinete de Kicillof.
En efecto, la baja en la tasa de homicidios cada 100 mil habitantes que hicieron de 2024 (3.8) el año con menos asesinatos de los últimos 25 solo se explican por la reducción del índice en la provincia y el conurbano. En Moreno, sin ir más lejos, los homicidios se redujeron un 24% el año pasado, aunque de todos modos la tasa municipal (6.5 cada 100 mil h) fue 2.7 más alta que la nacional. Se registraron 38 asesinatos; 12 menos que los de 2023.
Por eso, llamó la atención que funcionarios del riñón de Bullrich castigaran a Kicillof antes que su propia jefa política. Fue el caso del flamante director nacional de Seguridad municipal Eduardo Creus, cuyo nombramiento no fue oficializado aún en el Boletín Oficial. “Intendenta Mariel Fernández déjese ayudar, las mafias dominan su territorio. No haga como su desaparecido gobernador”, escribió el ex dirigente de la CCC en X.
Días antes del homicidio Ismael Castro, secretario de Seguridad de Moreno destacó -ante la consulta de este diario- que habían sido informados del programa. “Nos parece positivo, en términos de mayor presencia de fuerzas federales aleatoriamente en distintos puntos del distrito. Es positivo, porque no hay una concentración estática y es dinámica”, graficó
La seguridad será inexorablemente uno de los ejes de la campaña electoral. En la Nación insisten en que –pese al pedido de intendentes bonaerenses– no habrá más patrullajes de Gendarmería, salvo que Kicillof lo reclame a viva voz, como en su momento hizo el santafesino Maximiliano Pullaro; algo que en la Rosada imaginan casi como una claudicación.
El diálogo fluido entre Bullrich y Alonso sirvió en su momento para achicar las barreras políticas entre la Casa Rosada y la gobernación bonaerense en otras áreas de gestión, como la transferencia de obra pública. Ambos propiciaron un encuentro entre el jefe de Gabinete Guillermo Francos y el ministro de Obras Públicas de la Provincia, Gabriel Katopodis. La cercanía no alcanzó ni entonces, ni ahora.