Si bien el mercado inmobiliario espera un crecimiento de las ventas, desarrolladores y constructores se enfrentan a un desafío que pone su rentabilidad en juego: el costo de construcción.
A lo largo del 2024, tanto la estabilidad de un tipo de cambio chato así como los precios internos hicieron que el costo de construcción quedase alto para el sector.
Eso sumado a la ganancia de desarrollistas y constructores, y la incidencia del precio del terreno, generaron en muchos casos un precio del metro cuadrado vendible por encima del precio del metro cuadrado de un usado en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), que es en promedio de US$ 2.325, de acuerdo con un reporte de Zonaprop.
Los especialistas prevén que los costos altos continuarán en la misma proporción siempre que el gobierno cumpla su objetivo de mantener el tipo de cambio estabilizado, con un crawling peg actual del 1% mensual.
Sin embargo, no se estima que los costos de construcción crezcan mucho más. Juan Manuel Vázquez Blanco, de Achával Propiedades, cree que los costos deberían estabilizarse en el corto o mediano plazo.
Por un lado, la tendencia del índice de costo de la construcción de la Cámara Argentina de la Construcción (CAMARCO) bajó su tasa de crecimiento. Si bien hubo un aumento a lo largo de todo el año pasado, cuando el acumulado fue de 69,7%, la variación mensual fue más o menos estable luego de un gran salto a comienzos del 2024.
Por otro lado, algunos constructores ya están importando materiales para bajar costos, luego de que las condiciones de importación se flexibilizaran en agosto pasado.
Martín Flachsland, gerente de marketing de Estudio Kohon, comenta: «actualmente tenemos más de 40.000 metros cuadrados en construcción por lo que podemos acceder a precios preferenciales por la escala. En lo que se refiere a importación, pudimos encontrar opciones de calidad similar a la local a un precio del 50% menor. Lo positivo es que hay mucha variedad en diseños».
Sin embargo, las importaciones tienen su propio desafío: «Estamos probando proveedores de España, Turquía, Brasil, Perú, pero se depende mucho de la volatilidad cambiaria, tiempos de entrega y cambios en trámites aduaneros», agrega Flachsland.
Lo positivo en el sector interno es que «desde que empezó la importación, aparecieron beneficios extra en el mercado local, con la ventaja de la entrega inmediata, desarrollar la relación con proveedores y fundamentalmente contar con servicio de postventa, que afuera puede ser un dolor de cabeza», concluye Flachsland.
En relación con el consumidor final, desde Familia Bercomat plantean que tuvieron un aumento de ventas el año pasado, motivado principalmente por la recuperación del mercado inmobiliario. “Importamos materiales de construcción y consideramos ampliar la actividad en el futuro para ofrecer una mayor variedad y posiblemente mejores precios, aunque la diferencia que se puede hacer depende mucho del producto”, afirma Domingo Echeverría, gerente comercial regional de la empresa.
Por su parte, Katherine Soto, titular del Corralón Premium II, establece que los «precios se están normalizando, incluso bajó todo lo que tiene que ver con ferretería y hierro, que está ligado a la estabilidad del dólar«.
«Este año creemos que los precios no van a crecer mucho más», agrega Soto.
A mediano plazo, se espera que aumente el precio de los departamentos usados, lo que va a mejorar la competitividad relativa de los nuevos. «Y si se controla la inflación, muchos desarrollistas que no están en actividad van a poder volver a construir», agrega Vázquez Blanco.
Sobre la firma
Natalia Sago
Redactora de la sección Economía.
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