CORRIENTES.– Con una víctima mortal y pérdidas materiales que aún se cuantifican, los incendios en Corrientes ya quemaron más de 116.000 hectáreas de territorio solo en lo que va de febrero. La suma de focos ígneos fue mayor durante la última semana, cuando el fuego se aceleró y arrasó casi con la misma cantidad de superficie alcanzada por las llamas en enero, que cerró el mes con alrededor 128.000 hectáreas arrasadas, según datos oficiales.
No obstante esta situación, tras los intensos combates de las últimas horas, en la noche del viernes brigadistas lograron controlar el 90% de los incendios, y fue el resultado de un trabajo articulado en territorio con camionetas, autobombas y aviones, junto con Bomberos Voluntarios y los propios pobladores.
La situación es de angustia, porque ya se quemaron cerca de 250.000 hectáreas, lo cual aviva el recuerdo de los fuegos de 2020-2021, que convirtieron en cenizas más de un millón de hectáreas de campos y humedales.
El gobernador Gustavo Valdés recorrió la principal zona afectada en Curuzú Cuatiá y las asociaciones rurales convocan a colocar banderas amarillas en los campos donde existan reservorios de agua para la lucha contra las llamas.
Lucha sin descanso
Este último viernes fue un día particularmente intenso en todo el sur de la provincia, aunque al caer la tarde las autoridades hablaban de un control casi total de los fuegos. En la zona norte, en tanto, cayeron algunas lluvias de variada intensidad, lo que ayudó a aliviar un poco el panorama.
Sucede que, desde hace varios días, Corrientes es poco menos que la sucursal del infierno. Se queman los campos, pero en las ciudades las temperaturas son muy elevadas, con térmicas que superan con holgura los 40°C.
Por esta razón, además de la sequía, bomberos, brigadistas y trabajadores de Defensa Civil redoblaron esfuerzos para mantener bajo control los focos ígneos que alcanzaron magnitudes enormes entre el miércoles y jueves pasados.
En el sur provincial, las zonas rurales de Corrientes más afectadas estos días fueron Santiago Baibiene (Departamento Curuzú Cuatiá) y Mariano I Loza (Departamento de Mercedes), “pero ambos focos ígneos fueron apagados”, confirmó a LA NACIÓN, el director de Defensa Civil de la provincia, Eulogio Márquez.
En tanto, todavía preocupan las localidades de Perugorría, en el centro-sur, y La Cruz, en la costa del río Uruguay. “Hay otros focos activos pero circunscriptos, allí se trabaja con sistema de cortafuegos y quedó apostada una dotación mínima de guardia”, explicó este viernes el subdirector de esa área, Bruno Lovinson.
Tierra quemada
Márquez indicó a LA NACIÓN que “efectivamente los incendios han sido mucho más grandes en lo que va de febrero en relación con todo enero”. Además, compartió los datos puntuales de zonas afectadas donde confirma esa correlación: solo en enero hubo 127.698 hectáreas quemadas, mientras que desde el 1 hasta el 7 de febrero ya se contabilizaron más de 116.000 hectáreas de campo alcanzadas por el fuego.
“Estamos atravesando un momento muy difícil debido a la ola de calor, las altas temperaturas y una de las peores sequías. La utilización del fuego está prohibido en toda la provincia. Es fundamental tomar conciencia. Seamos responsables”, señaló el gobernador Valdés al recorrer las zonas afectadas.
Valdés sobrevoló distintos focos de incendios en la provincia y el jueves, desde Curuzú Cuatiá, aseguró que el gobierno provincial pone a disposición todas sus áreas en coordinación con fuerzas locales para el combate al fuego. Es así que coordinó las tareas que realizan Bomberos Voluntarios, Policía de Corrientes, Brigadas Forestales, Defensa Civil, los ministerios de Salud y de Desarrollo Social y la Dirección de Energía, junto al aporte que realizan los municipios para sofocar las llamas.
Remarcó, por otra parte, que impartió una orden al ministro de Producción, Claudio Anselmo: “Ver cómo podemos acomodar el sistema productivo y, de esta manera, brindar una mano a quienes todos los días le ponen el hombro y trabajan en la producción y economía provincial”.
Preocupación del campo
En el plano de la producción ganadera, los trabajadores rurales ven la situación con preocupación. “Ver el campo totalmente destruido, todo quemado es muy lamentable, desesperante”, señaló Ana González, una productora ganadera de la zona de Curuzú Cuatiá, en declaraciones a Radio Dos. Según indicó, el viento es el principal problema ya que es el que propaga las llamas que terminan arrasando con todo.
“Es imparable este momento”. “De las 25.000 hectáreas quemadas en las últimas horas, 20.000 pertenecen a esta comunidad”, dijo ayer el intendente de Curuzú, José Irigoyen.
“Esto es un infierno. Es muy triste el panorama que tenemos”, añadió Carina Tomasella, presidenta de la Asociación Rural de Perugorría, en contacto con radio Sudamericana. “Hay una sequía abrumadora. Llevamos tres meses sin precipitaciones importantes”, informó la dirigente rural que al momento de la entrevista telefónica, pasadas las 21, recién estaba regresando de la zona afectada por el fuego.
Cerca de ese lugar, en el pueblo de Mariano I. Loza, conocido por los lugareños por Solari, Cindia Mendoza, directora de la escuela rural 919 del paraje Alem Cué, falleció el lunes pasado como producto de los incendios cuando intentaba auxiliar a su padre en el combate contra las llamas.
Ante esta situación, desde la Asociación de Sociedades Rurales de Corrientes iniciaron una campaña que busca respaldar el trabajo del combate contra el fuego en los campos y forestaciones de la provincia. “Los establecimientos que tengan perforación y bombas de agua disponibles cercanas a las rutas, que se identifiquen con una bandera o pañuelos amarillos en los ingresos, sean en cualquier camino rural o ruta provincial o nacional”, indicaron.
Hasta cuándo seguirá la angustia
Los incendios en la provincia comenzaron en diciembre, antes de Año Nuevo, y ya entonces hubo una fuerte campaña de las autoridades para frenar las quemas intencionales en zonas de pastizales. “Los incendios de estos días nos hablan de la inconducta de la gente, son intencionales”, había explicado en enero Márquez, sobre los focos que combatían arduamente los cuarteles de bomberos.
Las condiciones climáticas, en tanto, son desfavorables para el ambiente por la sequía aparejada al fenómeno de La Niña. “En algunos puntos de Corrientes, las lluvias en estos meses han sido mínimas. Los pronósticos indican que la tendencia de temperaturas elevadas y sequedad podría continuar varios meses más”, explicó a radio Santa María de las Misiones, Luis Martínez, ambientalista local. “Los pronósticos indican que esta crisis podría extenderse hasta marzo o abril. Mientras tanto, es fundamental seguir monitoreando la evolución del fuego”, sostuvo.
En tanto, las autoridades insisten en denunciar ante cualquier presencia de fuego al 100, 103, 105 y 911 o mediante la aplicación móvil Alerta Corrientes.