“Ayer lo buscaron con cámaras submarinas en la zona de la desaparición y lograron divisar su mochila y una de las zapatillas (marca Salomon gris) que llevaba puestas al momento del accidente, pero a mi sobrino aún no lo encuentran”, lamenta y se esperanza Carlos Dante Calomarde, el tío materno de Héctor Gastón Artigau, el argentino que desapareció el 6 de febrero tras caer de una roca en un río del Parque Nacional Aspiring de Nueva Zelanda, en diálogo con Clarín.
Ambos elementos fueron detectados por el Escuadrón Nacional de Buceo de la Policía y el Equipo de Rescate en Aguas Rápidas LandSAR de Wanaka en medio de una zona del cañón, gracias a la ayuda de una cámara submarina y de un equipo de iluminación. Según pudo saber este medio, las autoridades aún no ordenaron la apertura de la mochila azul oscuro.
Por su parte, la familia de “Gastoncito”, como suelen llamarlo dentro de su núcleo, lanzó una colecta en las redes denominada “todos por Gastón” para poder recaudar fondos y así viajar al lugar del hecho para poder seguir el caso de cerca.
Los esfuerzos de búsqueda de los dos últimos días se habían visto obstaculizados y suspendido el martes a causa de los peligros extremos y por una visibilidad limitada.
Colecta por el argentino desaparecido en Nueva Zelanda
¿Qué pasó con Gastón?
Héctor Gastón Artigau caminaba junto a dos amigos por uno de los senderos del Parque Nacional Mount Aspiring, de Nueva Zelanda, cuando cayó a un río desde una roca y no volvió a salir a la superficie. Tras perderse el rastro, fue visto por última vez el jueves pasado, alrededor de las 4.30, a unos 600 metros del mirador superior del Glaciar Rob Roy.
La desaparición ocurrió mientras recorría a pie el Rob Roy Glacier Track, un sendero escénico ubicado dentro del parque nacional que atraviesa un valle alpino con vistas al glaciar Rob Roy, cascadas y un río de deshielo. Estaba junto a otros dos argentinos que conoció en el país insular: Blas Antonelli y Santiago Ponce.
Oriundo de Pergamino, tiene formación en trabajos agrícolas y varias tecnicaturas en la materia. Fue criado como hijo único: tuvo un hermano que falleció en el vientre de su mamá y no mantiene contacto con los dos hermanos mayores que tiene por parte del padre.
Su tío lo describe como un joven trabajador, a quien le gustaba tener sus cosas, educado, amable, culto y colmado de proyectos. De hecho, había diseñado un itinerario a futuro. “Ya tenía programado trabajar dos temporadas en Nueva Zelanda y capacitarse en la parte vinícola para acceder a California”, le había comentado Carlos a Clarín.
La llegada a Nueva Zelanda, a finales de septiembre de 2024, había marcado un hito en sus expectativas. Era la primera vez que visitaba el exterior. Fue solo y arribó allí con una visa de turismo y trabajo.
Ese destino le pareció una buena oportunidad para obtener más experiencia en su trabajo. Fue para emplearse en cosechas de kiwi y cerezas. En el inicio de su travesía por el país de Oceanía, residió en Papamoa. Se desempeñó en empleos agrícolas de temporada en Te Puke, en la región de la Bahía de Plenty. Pero, desde el 10 de diciembre de 2024 comenzó a dedicarse a la recolección de cerezas en Leaning Rock Cherries, en Alexandra, en la región de Otago, desde donde viajaba 140 kilómetros hasta el Parque Nacional Mount Aspiring para realizar caminatas.
MG
Sobre la firma
Penélope Canonico
Redactora de la sección Sociedad [email protected]
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