SANTIAGO, Chile.- La experiencia que vivió Adrián Simancas en el estrecho de Magallanes, frente a las costas de Punta Arenas, es casi increíble. El joven de 24 años navegaba en un kayak en el sector de Bahía Águila cuando fue “tragado” y posteriormente escupido por un ejemplar de ballena jorobada que nadaba en las mismas aguas.
El padre de Simancas registró en momento en un video que se volvió viral. “Siento que algo me golpea o me absorbe al mismo tiempo desde atrás. Siento que vi algo como de color azul oscuro y blanco, que me rozaba la cara con textura babosa y se cerraba alrededor de mí. Había oscuridad y quedé como hundido”, relató el joven a un canal local chileno. “Pensé que había muerto”, agregó.
Asimismo, señaló que con su padre no habían notado la presencia de ballenas en el lugar y que “después viendo el video supimos que son varias ballenas que están por ahí”. Y es que, según señala el Servicio Nacional de Pesca y Acuicultura (Sernapesca) de Chile en su sitio web, las ballenas jorobadas (Megaptera novaeangliae) son cosmopolitas, es decir, se encuentran en todos los océanos.
“Se encuentra en aguas costeras o de la placa continental en latitudes altas en verano donde se alimenta en las frías y productivas aguas del océano austral. En invierno, migra a las áreas de reproducción y crianza en aguas tropicales y subtropicales”, detalla el organismo.
Sernapesca describe al cetáceo como “robusto” y “corpulento”, con machos que llegan a medir 15 metros y hembras, 19 metros, y con un peso promedio de entre 30 y 40 toneladas. Su principal característica es la “joroba” que se forma al sumergirse, en tanto que su soplo (el aire que expulsa por su espiráculo) puede alcanzar hasta los tres metros de alto.
“Tiene una conducta acrobática espectacular. Esto incluye saltos, la ballena irrumpe fuera del agua, se da vuelta en el aire y se deja caer estrepitosamente de espaldas”, señala el organismo, que añade que es una especie que “muestra poco temor a las embarcaciones grandes o pequeñas”, tal como lo pudo comprobar Simancas.
Respecto a su alimentación, Sernapesca indica que la ballena jorobada es oportunista. “Se alimenta en la superficie de los océanos. Puede alimentarse de plancton [plantas y animales que viven en la superficie del agua] o de peces”. Y es aquí donde surge la pregunta: ¿puede una ballena jorobada “tragarse” a un ser humano?
Lugar y momento equivocados
Adrián Simancas no es la única persona en el mundo que ha tenido la experiencia de ser “engullido” por una ballena jorobada. En junio de 2021, el pescador de langostas Michael Packard relató cómo mientras buceaba en la cosa de Cape Cod (en el estado norteamericano de Massachusetts) terminó en la boca de un ejemplar.
“De repente, sentí un enorme empujón y luego todo se hizo negro […] Estuve en su boca cerrada entre 30 y 40 segundos antes de que subiera a la superficie y me escupiera”, sostuvo en una publicación en su cuenta de Facebook, donde aseguraba que el cetáceo había intentado comérselo.
Pero que una ballena jorobada se trague a un ser humano es, en realidad, científicamente imposible. Esto porque, según explicó a National Geographic Nicola Hoggins de la ONG Whale and Dolphin Conservation luego del caso de Packard, aunque una persona cabe fácilmente en el hocico de un cetáceo de esa especie, no pasaría por su garganta, ya que esta solo puede alcanzar unos 38 centímetros de diámetro.
“Estaba en el lugar y el momento equivocados”, sostuvo en esa oportunidad Hoggins, que agregó que lo más probable es que el pescador de langostas -y también Simancas- fuera “envuelto, no tragado” por la ballena hasta que esta se dio cuenta de su error y lo escupió.
Según puntualiza el artículo de National Geographic, solo hay un tipo de ballena que tiene una garganta suficientemente grande como para tragarse a un humano: el cachalote. Los machos pueden crecer hasta 20,5 metros de largo y llegar a pesar más de 50 toneladas. Sin embargo, la posibilidad de que esto ocurra es mínima, ya que los ejemplares de esa especie viven en mar abierto y a profundidades superiores a los 3000 metros, por lo que los encuentros con personas son casi imposibles. Esta especie se alimenta de calamares y peces, y es el mamífero marino que se zambulle a mayor profundidad.
Diario El Mercurio/GDA