Boca sigue sin apretar el acelerador. Y el tiempo apremia, ya no hay lugar para un andar lento. Está obligado no solo a mejorar futbolísticamente, sino también a obtener resultados. Este martes tropezó ante un rival de menor jerarquía, Alianza Lima, en la ida de la Fase 2 del playoff de la Copa Libertadores 2024: perdió por 1 a 0. Y lo más sorprendente es que, si no fuera por Agustín Marchesín, figura indiscutible del partido disputado en el estadio Alejandro Villanueva, la diferencia podría haber sido sustancialmente mayor, principalmente por lo ocurrido en los primeros 45 minutos.
El xeneize juega mal. El funcionamiento no aparece a pesar de que el DT Fernando Gago, uno de los principales responsables de este momento, prueba diversas variantes tácticas con asiduidad. Ante el conjunto peruano, una de las sorpresas estuvo en el sector derecho del mediocampo, donde se ubicó Lucas Blondel, naturalmente lateral por ese costado (Juan Barinaga ocupó esa posición). La vocación ofensiva la tiene, es cierto, pero no deja de ser un futbolista con un perfil más defensivo que Exequiel Zeballos, Kevin Zenón o Brian Aguirre, por citar algunos ejemplos que, a pesar de habitualmente partir desde la izquierda, saben lo que es desempeñarse por la derecha.
Cabe destacar, de todas maneras, que Boca viajó a Perú con muchas bajas por lesión. De los habituales titulares, no pudieron subirse al avión Sergio Romero, Ayrton Costa, Tomás Belmonte, Ander Herrera y Edinson Cavani. A ellos se les sumaron Marcos Rojo, uno de los capitanes del plantel pero con apenas 45′ disputados en lo que va del 2025, Nicolás Figal, Ignacio Miramón y Luis Advíncula, apto físicamente pero suspendido para este compromiso. ¿Sirve como excusa? En cierto punto, porque aún con ellos, el combinado de la Ribera no tuvo un buen rendimiento, salvo algunos lapsos aislados, en la vigente temporada.
Desde el comienzo del partido, el local se animó a ser protagonista. ‘Pipo’ Gorosito entendió que su equipo podía jugarle de igual a igual a Boca e incluso ser superior. Ya lo había anticipado en la previa: “Dentro de la cancha somos once contra once. Veremos si nos da el cuero para llevarnos la serie (…) Boca no es favorito. Estamos en igualdad de condiciones”, afirmó. Y asumió la responsabilidad de hacerse fuerte como local, al punto de que abrió el marcador cuando apenas transcurrían 4′, por intermedio del uruguayo Pablo Ceppelini.
El ‘10′ de los Blanquiazules empujó la pelota tras una salvada en la línea de Marchesín luego de un remate de Erick Noriega, quien podría haber sido expulsado a los 20 segundos por una patada a Carlos Palacios a la altura del hombro (el árbitro Esteban Ostojich le mostró la tarjeta amarilla). Desde entonces, el equipo argentino no hizo pie. Fue superado desde el comienzo hasta el final del encuentro y su arquero se erigió como figura y guardián de un arco que recibió varios remates claros. En el entretiempo, Gago realizó dos modificaciones: salieron Camilo Rey Domenech y Miguel Merentiel e ingresaron el ‘Changuito’ Zeballos y Milton Giménez.
*Noticia en desarrollo