La transformación del Banco Nación en sociedad anónima, que dispuso el Gobierno a través de un decreto publicado en el Boletín Oficial este miércoles, reflejó las diferencias ideológicas entre las entidades de la Mesa de Enlace como hacía mucho tiempo no sucedía.
Las opiniones no generaron conflictos ni internas feroces y no es raro que las cuatro organizaciones expongan sus particulares puntos de vista.
Pero para encontrar posiciones individuales tan marcadas sobre un tema puntual prácticamente hay que remontarse hasta antes del 2008, cuando el rechazo a la suba de retenciones impulsada por el flamante gobierno de Cristina Kirchner unió “no tanto por amor sino por espanto”, diría Borges, a la Sociedad Rural Argentina (SRA), Federación Agraria Argentina (FAA), Coninagro y Confederaciones Rurales Argentinas (CRA) de manera casi indeleble hasta hoy.
Apenas se conoció la noticia, Nicolás Pino, presidente de la SRA, consideró que “son decisiones del Gobierno que esperamos contribuyan a seguir fortaleciendo el vínculo con el sector, un pilar fundamental del desarrollo de nuestro país. Confiamos en que esta medida contribuirá a apoyar a los sectores económicos que invierten en nuestro país, un proceso que sabemos conlleva altos costos y escasa previsibilidad a la hora de realizar dichas inversiones”.
Y poco después, Andrea Sarnari, titular de FAA expresó su “profunda preocupación ante este paso que entendemos podría dar paso a su privatización. Y dijo: “Desde nuestra entidad, defenderemos hoy como siempre al BNA, porque ha sido y es columna vertebral del sector agropecuario y base inalienable del desarrollo del interior productivo, al promover no sólo la producción agropecuaria sino todo el sistema productivo”, indicó la gremial que integra la mesa de enlace.
En tanto Carlos Castagnani, cabeza institucional de CRA, no criticó la medida, pero advirtió que “el Banco Nación ha sido históricamente una herramienta clave para el productor agropecuario, facilitando el acceso al crédito y acompañando el desarrollo del sector y esa función no puede ni debe perderse.
Consideró que “el campo es un motor fundamental de la economía y el Banco Nación ha sido un aliado estratégico en muchos momentos. No podemos permitir que esa relación se debilite. Necesitamos un Banco Nación que siga estando al servicio de la producción, con líneas de financiamiento accesibles y condiciones que fomenten la inversión y el crecimiento del campo”.
Desde Coninagro surgió la posición más neutral, dejando margen y tiempo para un análisis más exhaustivo. “No tenemos detalles del cambio de figura jurídica, dijo Lucas Magnano, el joven santafesino que asumió recientemente en la entidad cooperativa de tercer grado”. Con todo, precisó su convencimiento de que “no puede cambiar el cumplimiento de su carta orgánica, sobre todo el artículo 3”, el cual se refiere a la función de “prestar asistencia financiera a las micro, pequeñas y medianas empresas en general, apoyar la producción agropecuaria y facilitar el establecimiento y arraigo del productor, sujeto a las prioridades de las líneas de créditos disponibles.
Pino asumió que “en los últimos años la entidad había reducido su cartera crediticia para el sector agropecuario”. Con todo, en 2024 se registró una creciente demanda de financiamiento del campo, en torno al 20% del total del crédito en pesos y en dólares.
En función de esos datos, el presidente de la Rural se manifestó confiado en que “hoy hay una clara decisión de volver a respaldar al productor agropecuario. Esto quedó demostrado con el lanzamiento, hace algunas semanas, de la línea de créditos para productores ovinos”.
También desde una perspectiva de trayectoria, Sarnari ponderó que “históricamente, el BNA cuenta con una red de sucursales expandidas en todo el territorio nacional, cerca de los productores, incluso en lugares donde no hay atención de la banca privada y cumplió siempre “un rol de fomento indispensable para los federados”.
Y remarcó que, a lo largo de su historia, el BNA ha sido siempre una entidad superavitaria, no deficitaria, y “que tiene una enorme relevancia financiera para los productores, las pymes, y las economías provinciales en general”.
Pero justamente por esos méritos, dijo que en FAA “preocupa que avanzar en un camino de privatización pueda dejarnos sin esta herramienta fundamental para los productores que representamos”.
Por ello encendió alertas. “Nos alarma que en este sendero que hoy inician, quizá con buena intención, al pretender hacerlo más eficiente, se abra el margen para que perdamos al banco que cumple tan importante rol social”.
Y anticipó: “Defenderemos al BNA por todo lo que representa y por el rol que cumple al contribuir al desarrollo de los productores de menor escala y a la actividad de los pueblos del interior productivo”.
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Mauricio Bártoli
Editor jefe de Clarín Rural [email protected]
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