El mundo viene experimentando una rápida transición. Hace unos días pude observarla en vivo durante le Conferencia de Seguridad de Múnich. De este foro participan decenas de jefes de estado y ministros de relaciones exteriores y de defensa. Este año asistieron el Vicepresidente y el Secretario de Estado de EEUU, J.D. Vence y Marco Rubio, pero también lo hicieron funcionarios de la Argentina, entre los que se encontraban el canciller Darío Werthein, el jefe de la SIDE Sergio Neiffert y el Secretario de Relaciones Internacionales de la Defensa Juan Battaleme.
Si bien la parte visible de la conferencia son los paneles públicos, más relevante aún son las cientos de reuniones bilaterales y encuentros reservados que tienen lugar lejos de las cámaras. El Consejo Argentino para las Relacione Internacionales (CARI) organizó uno de estos eventos, en donde funcionarios y referentes intelectuales de distintos países discutimos el rol de América latina en el nuevo contexto global.
¿Qué observaciones se hicieron durante el encuentro?
En primer lugar, parece existir un amplio consenso respecto a la importancia que América Latina está ganando para EEUU. Desde el punto de vista de la administración de Trump, la llegada de inmigrantes ilegales y el tráfico de drogas desde los países más cercanos a su frontera se ha convertido en una amenaza para la seguridad nacional.
Más al sur, preocupa la creciente presencia de China. Esta influencia ya no solo se debe al comercio sino también a la construcción y control de grandes obras de infraestructura (como es el caso del puerto de Chancay en Perú) que tienen implicancias estratégicas.
Por otra parte, la economía internacional parece estar experimentando un proceso de fragmentación ya que los gobiernos buscan asegurarse la provisión de materias primas desde países confiables. A través de acuerdos especiales, EEUU y otras potencias intentan evitar los shocks negativos para sus cadenas de producción que pueden producirse debido a los conflictos con sus adversarios.
La presencia de alimentos, energía y minerales críticos en nuestro continente nos vuelven por lo tanto relevantes. Si nos movemos de manera inteligente esta es una oportunidad, ya que para diversificar el riesgo otros países estarán dispuestos a pagarnos más por nuestros productos.
Pero el nuevo contexto económico no es del todo favorable para América Latina. Un mundo con más conflictos y incertidumbre, como el que estamos observando, tiende a espantar las inversiones. Por otra parte, la política de Trump y de otros gobiernos parece buscar que los capitales se queden dentro de sus fronteras, estimulando de esta manera la industria doméstica a costa de las exportaciones de los países en desarrollo.
¿Qué podemos esperar en los próximos años? Debido a su cercanía geográfica y a su dependencia económica de los Estados Unidos, los países ubicados al norte de América Latina son especialmente vulnerables a las demandas de Trump.
Las naciones del cono sur, por otra parte, tienen mayor grado de libertad ya que poseen una matriz comercial más diversificada y no son una prioridad para la seguridad nacional de EEUU.
El desafío para nuestros países consistirá entonces en no poner en peligro la seguridad de Washington, provocándolo de forma innecesaria, pero sin por ello dejar de comerciar y recibir las inversiones desde otros países.
De este equilibrio puede llegar a depender no sólo nuestro éxito económico sino también nuestra seguridad.
Durante el resto de la conferencia de Múnich se discutieron una gran cantidad de temas, pero primó la preocupación de los europeos ante lo que parece ser un quiebre de la histórica relación transatlántica. Efectivamente, la Casa Blanca parece ahora priorizar contener el crecimiento de China en Asia y defender sus intereses en el Hemisferio Occidental.
Para esto, redireccionará recursos que hoy son destinados a proteger a Europa frente a Rusia y otros adversarios. Como parte de este proceso, el presidente Trump se reunirá en poco tiempo, sin la presencia de los europeos, con Putin para intentar poner fin al conflicto en Ucrania.
En este mismo sentido, el vicepresidente Vence criticó en Múnich a la dirigencia europea y el Secretario de Defensa Pete Hegseth les exigió a sus pares europeos que incrementen fuertemente su gasto militar.
¿Qué efectos tendrá en Asia un acuerdo de paz favorable a Rusia? En varios encuentros se especuló que Beijing puede concluir que una postura más agresiva respecto a Taiwán no tendrá un costo prohibitivo, como no lo tuvo para Rusia su accionar en Ucrania. Por otra parte, el viraje de EEUU hacia Asia aumentará su poder de disuasión. No está claro que efecto primará.
Para navegar exitosamente en un contexto tan desafiante, además de tener una estrategia la Argentina necesita estar presente en foros como la Conferencia de Seguridad de Múnich. Es un ámbito en donde nuestra voz debe ser escuchada.
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