La simplificación de cuestiones complejas a la que está acostumbrando el uso de redes para la información y la comprensión del mundo interrelacionado que se vive, termina en preconceptos. Sin ir más lejos los aranceles impuestos por el presidente de EE UU para los productos que llegan a ese país desde el exterior pareciera abrir paso a la incertidumbre a nivel global cuando, en realidad, es muy posible que sea una de las manifestaciones, tan solo una, de un cambio de paradigma que venía gestándose y que eclosiona, si se quiere, en la decisión presidencial mencionada.
La salida de la globalización extrema en dirección a mayor prevalencia de lo nacional, no es de ahora sino de un fenómeno que venía sucediéndose a comienzos de este nuevo siglo, empujado por hechos que sería largo señalar, pero que acaso alcanzara con advertir que luego de que el mundo se conociera a sí mismo, llegó el momento de atender a una población en constante crecimiento y por lo mismo, cada vez más demandante.
Sin embargo, la historia de la Humanidad nunca ha ido de blanco a negro, sino que ha apelado a los grises para producir los cambios. El actual presidente del Grupo Banco Mundial, que se encuentra en la Argentina y ha comprometido apoyo al país, concretamente a la política del presidente Javier Milei, ha dejado definiciones que poco y nada tienen que ver con la política de extrema liberalización que, en rigor, no ha sido otra más que la injerencia indebida del Estado en lo económico y en lo social.
El indio Ajay Banga, presidente del Banco Mundial, ha planteado la necesidad de de generar entornos que favorezcan el desarrollo del sector privado, no solo de las grandes empresas sino también de las medianas y pequeñas, favoreciendo así el crecimiento dado que en los próximos 12-15 años habrá 1.200 millones incorporándose a la actividad económica y solo 420 millones de puestos de trabajo en condiciones de ser ofrecidos –entre esos países, la Argentina-. El 80% de los empleos se crea en el sector privado, pero para ello se necesita infraestructura: salud, educación, puentes, carreteras, aeropuertos, almacenes, electricidad, digital, con las regulaciones adecuadas.
En materia de políticas agrarias se requiere, también, favorecer la radicación local, poner valor a la exportación agropecuaria de modo que los agricultores no se vean impulsados a malvender las tierras para aglomerarse en las grandes ciudades.
Hay más: asegurar la atención primaria de la salud y valorar el turismo potenciando los atractivos, pero al mismo tiempo capacitando los recursos humanos en todos los niveles.
Finalmente, no se trata solo de explotar las materias primas sino de transformarlas y sumar valor agregado. Todo ello en un contexto en el que se necesita replantear la formación tradicional y la capacitación laboral en virtual del avance de la tecnología y la incorporación de la inteligencia artificial que modificará empleos.
Premisas y políticas que son conocidas a nivel provincial, desde hace algo más de dos décadas y que no hacen sino insistir en la necesidad de un Estado orientador en lo económico y de oídos bien puestos a las demandas de la sociedad, sean generales o sectoriales.
Misiones, el país, están en un momento electoral con una acentuada particularidad: la de que el comicio actúe como evaluador de las políticas llevadas a cabo.
De hecho, en Misiones, la reunión de los diputados de todo el país pertenecientes a las Legislaturas Conectadas permitió mostrar lo actuado en ambiente, salud, turismo y las políticas misioneristas están siendo consideradas para ser trasladadas a los demás distritos.
En la Provincia el Estado ha tenido un rol orientador de la economía, con atención en el desempeño social, con el Norte de hacer realidad sueños y utopías. Hasta se ha tenido en cuenta la evolución, la versatilidad de la sociedad respecto de los momentos históricos que le ha tocado vivir. Y la empatía por sobre todas las cosas: pluralismo, diversidad, reconocimiento a las gestas históricas.
Hay en este tiempo, además, otra vuelta de página: el juicio a los hermanos Kiczka, la repulsión traducida en el estado de derecho, en la aplicación de la ley, en la búsqueda de justicia. Las víctimas, los más vulnerables: niños, niñas y adolescentes.