Misiones
A los 7 años aprendió a ejecutar el primer instrumento
Venció el cáncer de pequeño y hoy cumple su sueño de ser cabo músico
La historia de Josué Alves Lencina es un ejemplo de cómo la fe, el esfuerzo y el acompañamiento familiar pueden convertir los mayores obstáculos en sueños realizados. Nacido el 19 de agosto de 2001 en Alba Posse, Misiones, su vida estuvo atravesada desde temprano por desafíos que forjaron su carácter. A los 4 años fue diagnosticado con leucemia, una noticia que marcó profundamente a su familia.
Aunque Josué recuerda poco de aquel proceso, conserva en su memoria el rostro de su médica de cabecera, Sandra Borchichi, y las palabras que ella dirigió a sus padres: “Voy a hacer todo lo que puedo por Josué, y lo que no está a mi alcance lo hará Diosito”.
El tratamiento fue largo y difícil. Durante dos años, Josué atravesó 30 sesiones de quimioterapia en el Hospital Barreyro de Posadas y sufrió complicaciones como hepatitis y parálisis facial. Su familia vivió semanas de profunda tristeza, sostenida únicamente por la fe cristiana que los acompañaba en cada momento.
Luego de diez años de controles médicos mensuales, la reconocida hematóloga Borchichi le dio el alta definitiva, tras confirmar mediante estudios completos que estaba cien por ciento sano.
Desde pequeño, la música fue parte de su vida diaria. “Siempre me gustó la música, es algo de familia. Mis abuelos, padres y tíos son músicos, y siempre estuve en un ambiente donde la música estaba presente”, contó Josué.
Fue así que a los 7 años aprendió a tocar la guitarra, a los 12incorporó el acordeón y a los 13 se integró a la banda de música de la Iglesia Evangélica Asamblea de Dios de Santa Rita, donde comenzó su formación en instrumentos de viento.
Los primeros pasos no fueron sencillos. El joven recordó que “el aprendizaje fue un poco difícil, pero siempre fui aprendiendo escuchando o mirando a los demás ejecutar algún instrumento”.
Uno de los obstáculos más importantes fue la adquisición de los instrumentos, ya que eran costosos. Sin embargo, su familia realizó todos los esfuerzos necesarios para apoyarlo y darle las herramientas para seguir perfeccionándose.
Su sueño comenzó a tomar forma concreta cuando terminó el secundario y se planteó qué camino seguir. La posibilidad de ingresar a la banda del Ejército Argentino surgió como una oportunidad real.
“Mi sueño empezó en el momento que terminé el secundario y empecé a decidir qué iba a elegir para estudiar. Cuando supe que en el Ejército estaban inscribiendo para la banda en Apóstoles, fui muy bien recibido”, relató.
Decidido, empezó a viajar dos veces por semana, recorriendo 200 kilómetros para asistir a los ensayos que se realizaban en el Regimiento de Infantería de Monte 30, en Apóstoles.
Sueño cumplido
Con el pasar el tiempo, rindió los exámenes médicos y profesionales, y finalmente recibió el alta de cabo músico, además del pase a la Escuela Militar de Montaña en San Carlos de Bariloche. “Fue un poco difícil, dejando a mi familia y estando lejos. También muchas veces recibiendo halagos y otras veces desaliento, pero lo pude lograr, siempre pensando positivo”, sostuvo.
Antes de rendir para el Ejército, Josué estudió dos años en una academia de música, donde pudo fortalecer aún más sus conocimientos y prepararse mejor. Cada etapa significó un desafío superado gracias a la constancia y a la fe que lo acompañó desde niño.
Hoy, con 23 años, Josué vive en Bariloche, donde ejerce su profesión de músico militar, y también celebra su vida familiar: está casado y es padre de una hija, su “bella princesita”.
Para Josué, el festejo es doble: “Para mí fue una satisfacción personal y una satisfacción para mi familia de poder haber logrado lo que anhelaba”.
Con un mensaje cargado de esperanza, aconseja a quienes atraviesan dificultades: “Les diría a otras personas que vayan tras sus sueños, no importa el momento que estén pasando, siempre con la fe de que todo vamos a lograr si nos proponemos y proyectamos”.
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