Misiones
“Odio odiarme”: el mensaje que interpela sobre la imagen corporal y los trastornos alimentarios
Una canción puede ser mucho más que melodía y letra. Puede ser un espejo. Puede ser una alarma. “Odio mis brazos, odio mi aplomo, odio varias de mis canciones”, canta Yami Safdie en Odio odiarme, una composición cruda, sensible y profundamente real que resuena en quienes -en mayor o menor medida- libran una batalla silenciosa con su cuerpo frente al espejo.
A partir de este tema que se volvió viral, la psicóloga Daiana Ricca, especialista en salud mental e integrante del equipo interdisciplinario del espacio Equilibra, charló en el programa Acá te lo contamos, que se emite por Radioactiva 100.7, con el objetivo de profundizar en una problemática que atraviesa a muchas personas, especialmente adolescentes y jóvenes: los trastornos alimentarios, la autoimagen y el rechazo hacia el propio cuerpo.
“Me gusta que se hable de estos temas porque hay muchas personas que creen que son las únicas a las que les pasa. Y no es así”, señaló Ricca al inicio de la entrevista. “Esta canción no romantiza un trastorno, sino que visibiliza un dolor real, una vivencia que está presente en muchas personas y que, cuando no se nombra, se vive con más culpa y más aislamiento”.
La profesional explicó que gran parte de quienes padecen trastornos de la conducta alimentaria (TCA) también presentan una distorsión de su imagen corporal. “El cuerpo se convierte en un enemigo”, afirmó. “La atención está puesta en un detalle -pueden ser los brazos, la panza, el acné, las piernas- que se convierte en el centro de todo. Eso condiciona desde qué ropa se usa hasta si una persona decide ir o no a una reunión o a una cita. Muchas veces, la vergüenza corporal impide disfrutar de momentos cotidianos”.
Ricca sostuvo que esta percepción distorsionada se construye desde muy temprano, en muchos casos durante la infancia, y que se ve agravada por ciertos discursos culturales, estéticos y sociales: “Hoy se idealiza la imagen corporal, la delgadez y el deseo de estar siempre perfectos. Es una exigencia constante que genera una desconexión muy grande con el cuerpo real”.
Durante la entrevista, la psicóloga enfatizó que “no se trata solo de una cuestión estética” sino de una problemática de salud mental que puede afectar profundamente la calidad de vida. “Muchas personas llegan a rechazar su propio cuerpo con tanta fuerza que desarrollan trastornos alimentarios, depresión, ansiedad o aislamiento social. Y eso no se ve a simple vista, porque muchas veces lo que aparece afuera, el silencio, el retraimiento, la obsesión con la comida o con el peso, son sólo la punta del iceberg”.
Frente a este escenario, Ricca señaló que visibilizar el problema es el primer paso hacia la posibilidad de cambio: “Lo que no se nombra, no se puede trabajar. Y muchas veces, lo que no se dice es lo que más duele. Por eso es importante que estos mensajes lleguen a más personas, especialmente a los más jóvenes, que son los más vulnerables frente a la presión estética que ejercen las redes sociales y los medios”.
Consultada sobre cómo acompañar a alguien que podría estar atravesando un trastorno de este tipo, la psicóloga fue clara: “Lo más importante es no juzgar. Observar señales como la evitación de comidas sociales, los comentarios negativos recurrentes sobre el cuerpo, el aislamiento y ofrecer escucha. No es necesario tener todas las respuestas, pero sí poder decir: ‘Estoy acá, si querés hablar’. Muchas veces ese pequeño gesto habilita la búsqueda de ayuda”.
Además, remarcó que el proceso terapéutico no es lineal, ni rápido, pero que puede ser profundamente transformador. “El primer paso es el deseo de cambio. Después, comprender que existe otra forma de vivir, que no todo tiene que doler, que se puede reconstruir una relación con el cuerpo desde otro lugar, sin tanto juicio ni exigencia”.
Para Ricca, desarmar la idea del “cuerpo perfecto” también implica hacer un duelo simbólico. “Ese ideal que nos venden no es real. Sanar también es aceptar que ese modelo es inalcanzable, y que eso no nos quita valor como personas. El cuerpo no debería ser una cárcel ni una medida de valía personal”.
Finalmente, la psicóloga destacó la importancia de generar redes de contención y espacios donde estas experiencias puedan ser compartidas sin vergüenza. “No todas las personas tienen comodidad con su cuerpo, pero eso no significa que estén solas. Hay espacios, equipos y profesionales que pueden acompañar ese proceso con empatía y sin juicio”.
El equipo de Equilibra ofrece abordajes interdisciplinarios para quienes estén atravesando dificultades con la imagen corporal, la alimentación o la autoestima. Se los puede contactar al WhatsApp 3764 96-4883 o en Instagram como @somos.equilibra.
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