María Dolores Velasco es la primera empresaria andaluza dedicada a la fabricación de Santuarios de Arrecifes Ecológicos en el mundo, pero su historia con el mar y la muerte comenzó mucho antes de fundar Valkyrias del Mar, la empresa que hoy lidera un cambio de paradigma en el sector funerario. “Con mi papá, Enrique, siempre tuvimos una relación muy especial y cercana con el mar, ya que ambos nos criamos muy cerca de la costa”, contó Mariló, como la llaman todos, en diálogo con LA NACION. “Uno de mis primeros recuerdos es estar estudiando con el mar de fondo. Es más, cuando viajo a Madrid siempre digo que no puedo estar mucho tiempo porque se me secan las escamas”, agregó.
Pero el pedido final de su padre antes de morir sería lo que cambiaria para siempre su vida y la de miles de personas que encontrarían una nueva forma de despedir a sus seres queridos. “Mariló, yo quiero descansar en el mar. Pero, por favor, tú ve y pide permiso al comisario, no hagas nada fuera de la ley. No me tires en la noche sin que nadie te vea como basura”, le dijo poco antes de morir. Aquellas palabras la impulsaron a investigar por qué en España estaba terminantemente prohibido, desde 1992, tirar cenizas humanas al mar.
La respuesta la encontró en un hecho insólito ocurrido durante los preparativos de los Juegos Olímpicos de Barcelona: al dragar una zona del Mediterráneo, la Armada extrajo más de cuatro toneladas de urnas metálicas del fondo marino. El impacto ambiental fue tan grave que derivó en regulaciones estrictas para impedirlo y multas que hoy en día pueden alcanzar hasta los 650 mil euros.
Lejos de resignarse, Mariló encontró una manera de honrar ese deseo sin romper la ley: “Me puse en contacto con un biólogo medioambientalista y comenzamos a diseñar un proyecto donde se respetaran todos los conceptos ecológicos. En un principio comenzamos haciendo depósitos de urnas ecológicas. Dentro de este proyecto todo estaba contemplado ecológicamente, y así comencé a acompañar a una gran cantidad de familias que tenían el mismo deseo para sus seres queridos”.
Esas despedidas tomaron forma a bordo de embarcaciones que oficiaban de escenarios para rituales profundamente personales. Las ceremonias se organizaban en un barco que era decorado con pétalos, flores, bebidas que a la persona fallecida le gustaba o su música preferida que era elegida por la familia. “Ha habido músicos y hasta violinistas. La realidad es que cuando uno hace este tipo de entregas al mar se genera un vínculo muy especial, sobre todo si se realiza en una costa donde siempre has vivido o veraneado. Se vuelve un vínculo muy fuerte con el mar”, reconoció la empresaria.
Sin embargo, consciente de que este tipo de ceremonia podía dejar a las familias sin un lugar físico al que acudir para recordar a sus parientes, comenzó a idear un proyecto aún más ambicioso: la creación de Santuarios de Arrecifes Ecológicos en colaboración con la Universidad del Mar de Cádiz. “Llegué a la conclusión de que podía integrar las cenizas en estos elementos que se sumergen en el mar y crear un arrecife de vida. Así lo convertimos en un servicio funerario al integrar las cenizas del ser querido”, explicó.
El concepto es revolucionario en todo el mundo, ya que es una forma de inhumación submarina que no solo respeta el entorno, sino que lo regenera. “No podemos llamarlo un camposanto como tal todavía, porque aún estamos pendientes de conseguir ese reconocimiento. Pero estamos en ello. Un camposanto puede ser un campo donde se entierran personas. ¿Por qué no también un suelo submarino? Es lo mismo. Es la inhumación submarina que nosotros hemos creado. Es un nuevo concepto. No existe”, especificó Velasco.
Cada Santuario de Arrecife incluye el servicio completo de inhumación submarina, donde las cenizas del ser querido son integradas en el material que dará forma a un nuevo ecosistema. “Cuando una familia contrata el servicio, está adquiriendo un espacio marino, como si fuera un nicho en tierra. Solo que en este caso, está ayudando a regenerar el fondo del mar”, indicó.
Desde cualquier parte del mundo, los restos cremados pueden enviarse a las instalaciones de la empresa, donde son tratados con un protocolo riguroso y filmado en su totalidad: “Desde el momento en que la urna llega a nuestras instalaciones, se realiza un reportaje audiovisual de todo el proceso, para que la familia pueda ver cómo se integran las cenizas en la mezcla y cómo se sella el recuerdo en el arrecife. A veces, incluso, nos envían objetos o mensajes para incorporar junto con las cenizas, que quedarán para siempre dentro de la estructura”.
Los arrecifes están diseñados con cavidades que permiten que el agua circule y evita que la fuerza del mar los arrastre; al mismo tiempo, fomentan a que se alojen peces y otras formas de vida subacuática. Una vez construidos, se trasladan por tierra y mar hasta su destino final, donde un robot submarino capta en directo todo el despliegue para que la familia lo vea desde una embarcación de acompañamiento.
La propuesta de Velasco no solo abre una nueva puerta dentro de la industria funeraria, sino que interpela de forma directa a la conciencia ambiental y al vínculo personal que muchas personas mantienen con el mar. “Estamos desarrollando un modelo que permita crear vida donde antes hubo muerte. No es solo un homenaje ecológico, es una forma de volver al origen con dignidad, respeto y belleza”, aseguró.