Se sabía que Cristian Medina sería uno de los nombres a seguir en la noche de la Bombonera, cuando Boca recibía a Estudiantes de La Plata, en el primer partido del volante contra su ex club.
En la previa, durante el calentamiento precompetitivo, la hinchada lo recibió al grito de «El que no salta es un traidor», con el pibe de 22 años inmutable, cargando con sus emociones por dentro.
Un rato después, cuando el árbitro Nazareno Arasa dio el pitazo inicial, Medina volvió a moverse como en sus viejos tiempos cuando se movía sobre ese césped vestido de azul y amarillo.
El ex mediocampista de la Selección Sub 23 de Argentina movió los hilos de Estudiantes y cada vez que tocaba la pelota recibía silbidos, algo que se repitió en forma constante en un primer tiempo favorable a los de La Plata.
Medina pudo ser verdugo: quedó mano a mano frente a Agustín Marchesín y definió bien por debajo del arquero pero para suerte de los locales el que apareció al rescate fue Luis Advíncula, que llegó a tiempo y rechazó a cualquier parte cuando la pelota se metía al arco del Riachuelo.
Cristian Medina, del amor al odio en Boca
Aquel pibe que cumplió el sueño de saltar de la tribuna al campo de juego, hoy es el mismo que despierta rencores entre la gente xeneize. Ese niño ataviado con la camiseta azul y oro que se corporizó en futbolista y pudo gritar sus propios goles, ahora es un enemigo de la popular que supo habitar con su familia. Cristian Medina (22 años) es otra historia del héroe que pasa a villano. Y este sábado, en su regreso a la Bombonera, no pasó inadvertido. Llegó con la camiseta de Estudiantes, el club que provocó un desplante difícil de digerir para Boca. Sobre todo, para Juan Román Riquelme.
Incluso, a pesar de que se trató de un buen negocio a orillas del Riachuelo, los hinchas no perdonaron su salida. Fundamentalmente, por las formas. Desde que empezó a sobrevolar una oferta del Fenerbahce de José Mourinho, Medina cambió. Y aunque su deseo era continuar su carrera en el fútbol europeo, decidió firmar con Estudiantes. Foster Gillett Jr., el empresario que tiene un acuerdo con Estudiantes, desembolsó los 15 millones de dólares de su cláusula y a partir de 2025, el volante nacido en Moreno hace 22 años se calzó la camiseta roja y blanca.
¿Por qué la gente está enojada con Medina? Cuando regresó de los Juegos Olímpicos de París, donde representó a la Selección Argentina Sub 20, empezó a masticar su salida. Entonces, había negociaciones entre Boca y el club turco. Diego Martínez le devolvió la titularidad y el mediocampista jugó 7 partidos hasta que se lesionó. Faltó contra Argentinos Juniors, justo después del despido del entrenador y bajo el interinato de Mariano Herrón. Regresó contra Tigre para el debut de Fernando Gago y fue su último partido en el club.
Faltaban pocos días para jugar con Gimnasia por los cuartos de final de la Copa Argentina y el jugador se plantó. Hubo idas y vueltas, Medina ofreció sus disculpas y terminó yendo al banco, pero no ingresó. Gago, luego de la victoria por penales ante los platenses, afirmó: “Él me manifestó que existe la posibilidad de ser vendido. Yo tengo pocos días en el club y lo entendí, desde el lugar de futbolista. Poder irse a Europa es su sueño. Ahora, hay momentos… Quedan casi tres meses de mercado, pueden pasar muchísimas cosas”.
Riquelme no toleró la reacción de Medina y lo colgó. A esa altura, ya se había viralizado el video de un entrenamiento en el que el volante le decía a su compañero Miguel Merentiel: “Si no me voy ahora, no me voy más”. Faltaban 10 partidos para el final de la temporada, 9 por la Liga Profesional y uno contra Vélez, por las semis de la Copa Argentina. Gago ya no pudo tener en cuenta a un futbolista que tuvo grandes momentos en el club, especialmente cuando se juntó con Alan Varela y Agustín Almendra, la famosa MVA que pergeñó Miguel Angel Russo y continuó con Sebastián Battaglia, clave en la mitad de la cancha.
En simultáneo, el pase a Turquía se cayó porque Fenerbahce ofreció pagar el pase, unos 11 millones de dólares, en cómodas cuotas. Y el futuro de jugador -que disputó 160 partidos, marcó 9 goles y brindó 11 asistencias con la camiseta de Boca- parecía incierto hasta que apareció Juan Sebastián Verón junto al empresario norteamericano.
“Bienvenido a la Revolución”, lo recibió la Bruja.
Medina firmó su vínculo hasta 2027 y publicó una carta de despedida en su cuenta de Instagram. “Cada uno sabe bien lo sucedido en estos últimos meses y yo decidí, por respeto a Boca Juniors y a mis compañeros, quedarme al margen de generar polémicas innecesarias puertas para afuera. Lamentablemente, no fui el único que sufrió estos desplantes y esta falta de respeto/comunicación en este último tiempo”, manifestó el jugador.
Y agregó: “Siempre voy a estar agradecido de haber podido cumplir mis sueños en el club de mis amores y ojalá el día de mañana podamos reencontrarnos nuevamente”.
No mencionó a Román, pero fue duro en sus expresiones a través de la red social. Ahora, volverá al que fue su lugar en el mundo. Tendrá morbo, está claro. Difícilmente haya indiferencia de parte de los hinchas, que difícilmente repararán en el golazo que le hizo a River en el Monumental. Fue el 27 de febrero del año pasado gracias a una jugada que contó con 10 toques. Memorias que no devolvieron sonrisas justo ahora, cuando Medina llegó en condición de visitante y apuntado por su intempestivo adiós.