Andrés Rodríguez, el jefe de UPCN y uno de los miembros de la conducción de la CGT, picó en punta la semana pasada y pidió la reapertura de la paritaria estatal apenas cinco días después de haber firmado un aumento del 1,3% mensual para el período marzo-mayo. El acuerdo salarial fue sellado el viernes 11, horas antes de que el INDEC difundiera que la inflación de marzo se ubicó en el 3,7%, lo que significaba un retroceso de 2,4 puntos solo en el primer mes del convenio y con la previsión de una aceleración en el nivel de precios. No es un caso aislado: el mismo planteo alimentan los Camioneros de Hugo Moyano, que el mes pasado acordó una mejora trimestral de 1,2% para marzo y 1% mensual para abril y mayo. «El Gobierno sigue insistiendo en firmar paritarias a la baja, pero vamos a pedir revisión porque no se sostiene la situación», anunció Octavio Argüello, el delegado que Moyano padre colocó en el triunvirato cegetista tras el portazo de su hijo Pablo.
A la presión de los gremios que pretenden renegociar los convenios suscriptos recientemente se suma el lote de sindicatos que ya inició la discusión de los acuerdos vencidos (en su mayoría firmaron por el primer trimestre) o aquellos que deberán hacerlo en las próximas semanas. Allí el denominador común es la apuesta de compensar lo perdido en el período enero-marzo y asegurarse un esquema de aumentos hacia adelante que no pierda más terreno contra la inflación.
«Se firmará a lo sumo por dos o tres meses, pero el techo del 1% no corre más», desafió un dirigente de un importante gremio que ya comenzó a negociar la revisión de su convenio. La foto del resultado de las paritarias del primer trimestre fue categórica: los sueldos en el sector privado formal acumularon solo en ese período caídas promedio del 3%, según un reciente informe de la Fundación Capital. Y en algunas actividades el deterioro superó el 6% de acuerdo a otro relevamiento de la CTA Autónoma.
El dato de la inflación de marzo y la expectativa de que la situación se profundizará en abril y mayo tras la salida del cepo cambiario reavivó el malestar sindical contra el Gobierno apenas transitado el paro general ,y activó la convocatoria a la marcha del próximo 30 de abril, en la víspera a la celebración del Día del Trabajador. En el medio la advertencia del Gobierno de no flexibilizar el corset sobre los aumentos salariales («que se olviden de las paritarias libres«, según el comentario de un funcionario clave de Javier Milei) junto con la insistente amenaza de no homologar los acuerdos, caldeó aún más el escenario.
«Si se desboca la inflación no les queda otra que aceptar la renegociación», dijo otro cacique cegetista, que alertó de un aumento previsible de la conflictividad sectorial en el corto plazo. Desde ATE, el otro gremio estatal, ya anunciaron para este miércoles una jornada de protesta para exigir la revisión paritaria. Y en varios sindicatos poderosos del sector privado sostienen que se avecina un escenario de conflictos a repetición en los próximos dos meses. «Hay actividades que ya están muy golpeadas y la discusión salarial será muy difícil», afirmó un gremialista del sector industrial.
En la administración libertaria, a su vez, aseguran que no habrá cambios en la estrategia salarial diseñada por el ministro de Economía, Luis Caputo, y que aplica con mano firme el secretario de Trabajo, Julio Cordero. «Creo que los gremios obviamente están buscando confrontar en el sentido electoral pensando que el Gobierno está débil, pero se van a llevar un chasco con esto porque el Gobierno se siente absolutamente fuerte y respaldado por los argentinos, y va a mantener todo lo que sea necesario para que lo que hemos obtenido en la macroeconomía argentina se mantenga y poder avanzar en un cambio que beneficie a todos los argentinos», advirtió el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, en las últimas horas al salir al cruce de las amenazas sindicales.
Incluso en la Casa Rosada apuestan a retomar algún canal de diálogo con los sindicalistas en la búsqueda de intentar contener la presión por los salarios. Por ello en los últimos días hubo algunos tibios sondeos con los referentes de los espacios dialoguistas de la central obrera, aunque por ahora con escaso resultado. La inquietud sobre el impacto final del nuevo esquema cambiario y la salida del cepo sobre los precios pone en suspenso cualquier negociación posible.