Misiones
La tendencia de las drogas para bajar de peso: cuánto cuestan y qué resultados se obtienen
La obesidad y el sobrepeso siguen siendo problemas graves de salud en la Argentina. En este contexto, comenzaron a comercializarse fármacos inyectables basados en semaglutida, como Ozempic; próximamente llegará al país, Wagovy. Se los conoce popularmente como «las drogas de Hollywood», por su uso en celebridades, pero el entusiasmo genera confusión. ¿Realmente funcionan? ¿Quiénes pueden usarlos? ¿Son seguros?
Eduardo Carrozzo, especialista en cirugía bariátrica, aclara que estos medicamentos pueden ser efectivos, pero su uso requiere acompañamiento médico y cambios de hábitos. “La realidad es que las drogas para bajar de peso son efectivas siempre y cuando el paciente tome la medicación que le corresponde, en la dosis que le corresponde”, afirma.
Carrozzo explica que la acción del fármaco no provoca un descenso de peso inmediato. “No es que vos tomás el remedio y bajás de peso. El medicamento genera saciedad porque enlentece el tránsito intestinal. El paciente come menos, pero eso no alcanza: baja de peso si también hace actividad física.”
Además, advierte que hay riesgos si se consumen sin control médico. “Estos remedios también se usan para tratar la diabetes. Si alguien los toma sin indicación y está usando insulina, puede terminar con una hipoglucemia grave.” El especialista remarca que su uso debe estar siempre supervisado por un profesional, especialmente en pacientes con enfermedades metabólicas.
En Argentina, estos medicamentos ya están disponibles con varios nombres comerciales, con precios extremadamente caros que rondan entre los 500 y 600 mil pesos mensuales. “No es un tratamiento barato, y no es mágico. Requiere compromiso del paciente y seguimiento profesional”, subraya.
El tratamiento suele aplicarse por vía subcutánea, una vez por semana, y se necesita al menos entre cuatro y seis meses para ver resultados reales. Durante ese tiempo, el cuerpo asimila el aumento progresivo de dosis. “Es un medicamento que se tolera mal al principio, genera náuseas, por eso se sube la dosis de forma gradual”, explica Carrozzo.
Más allá de los medicamentos, el cirujano destaca el valor de la cirugía bariátrica como herramienta terapéutica. “La cirugía no es una solución instantánea, pero ofrece resultados más duraderos. Eso sí, si el paciente no cambia su alimentación y no se mueve, vuelve a subir de peso, con cirugía o sin ella.”
Carrozzo encabeza un equipo que realiza entre seis y ocho cirugías por mes. Antes de operar, trabajan con el paciente en la preparación emocional, nutricional y médica. “La técnica es la misma que en cualquier parte del mundo. La clave está en el compromiso del paciente y en el acompañamiento posterior.”
El tratamiento de la obesidad no depende de una pastilla ni de una intervención quirúrgica. Según Carrozzo, cada caso requiere un enfoque integral que contemple la medicación, la alimentación, la actividad física y el seguimiento médico. El éxito del tratamiento, en definitiva, se construye con constancia y responsabilidad.
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