La flotación del tipo de cambio anunciada recientemente por el Gobierno no afectó a la ganadería: los precios de la hacienda en pie no sufrieron cambios medidos en pesos y muestran una leve mejora en dólares. Los insumos tampoco evidenciaron subas, por lo que los ganaderos no deberían efectuar cambios en los planes de producción ni de comercialización de la empresa de cara hacia el futuro. Así lo afirma Diego Ponti, analista de ganados y carnes de AZ- Group.
“La ganadería sorteó su gran prueba de fuego a mediados de abril, cuando había riesgo de disparada del dólar y su traspaso al precio de los insumos, pero pasó la tormenta sin grandes daños y hay un horizonte más esclarecido para adelante”, asegura.
Entre las distintas actividades ganaderas, en 2025 la estrella resulta el ternero, con precios en dólares ubicados 60% por encima del promedio histórico en la actualidad. Por su parte, los invernadores también enfrentan buenos valores de la hacienda gorda y pueden aprovechar la relación favorable novillo/maíz que permite comprar 20% más del cereal con un kilo de carne que el promedio de los últimos años.
Esta realidad favorable está determinando que muchos productores expandan el área destinada a la ganadería, aun en zonas agrícolas, en virtud de los malos resultados de la agricultura en las últimas campañas. Frente a eso, la ganadería proyecta un horizonte de estabilidad y mayor previsibilidad como ventaja frente a la producción de granos.
En materia comercial, Ponti advierte que “en el mercado interno viene mejorando el poder de compra del salario privado, lo que rápidamente se traduce en demanda de carne. En abril del año pasado el consumo interno era de 42 kilos de carne por habitante y por año y en 2025 ese parámetro subió a 49 kilos”. Ocurre que, con números muy ajustados para la exportación, los frigoríficos que hacen integración de la res deciden que algunos cortes que el año pasado se embarcaban hoy se destinen al consumo interno.
El dólar cercano a 1000 pesos, el “costo argentino”, los aranceles impuestos por el presidente Trump y el elevado precio de la materia prima determinarían que las exportaciones del país puedan caer 100.000 toneladas durante 2025 respecto del año pasado, si se mantienen las actuales condiciones macroeconómicas e impositivas, aún considerando que puedan aumentar algo a lo largo del año, a partir de los pobres registros de los primeros meses de 2025.
“Esta caída se da a pesar de que los precios internacionales se ubican en promedio 20-25% por encima de los del año pasado. Por ejemplo, el valor del rump and loin supera los 17.000 dólares por tonelada”, agrega.
Cría
Al analizar el contexto productivo doméstico, Ponti recalcó que “la actividad cría está pasando por un muy buen momento: los terneros para Invernada muestran precios firmes de 3600-3700 pesos por kilo, con extremos que llegan a 3900; con una jaula de terneros de destete se pueden cobrar más de 30 millones de pesos”.
“Estamos en plena zafra y los precios no aflojan; sucede que las lluvias de las últimas semanas permitieron empastar los campos y que los criadores retengan los terneros lo más posible, para agregar kilos que se pueden vender con altos precios. El valor de 3600 pesos por kilo de ternero está por encima de los seis últimos abriles y supera los 3 dólares por kilo, muy por encima de los máximos de la serie”, calcula Ponti.
Es decir, para el criador hoy es negocio producir más kilos, no solo a pasto, sino agregando alguna suplementación para agrandar el campo y mantener más tiempo los terneros; no tiene apuro en vender porque ve que tiene por delante un buen negocio, ya que el costo de producción de 1 kilo de ternero no supera el dólar y lo puede vender a 3 dólares por kilo o más para invernada. Esta situación de precios da una buena capacidad de canje de carne por insumos ganaderos.
Por su parte, el actual margen bruto de la cría es el mejor de los últimos años, sobre todo el de la cría intensificada con pasturas, verdeos y genética de calidad, que permite producir 140 kilos de carne por hectárea en la cuenca del Salado y da mejores resultados que una cría tradicional que solo alcanza 100 kilos por hectárea sobre campo natural.
Recría e invernada
El eslabón siguiente de la cría, es decir, la recría, también muestra números positivos, sobre todo en los planteos que producen muchos kilos por animal, con una recría larga. “El buen resultado también proviene de que el costo del kilo vivo producido es de 1 dólar por kilo versus 3 dólares por kilo como precio de venta”, explica Ponti.
El invernador pastoril enfrenta una relación de compraventa cercana al promedio histórico de 1,27: 1. Sin embargo, si suplementa con maíz, afronta una relación favorable que se ubica 20% por debajo del promedio histórico. Y hacia adelante los precios del cereal pueden tender a la baja si se confirma la intención de siembra del cereal en Estados Unidos, que sería récord histórico.
Por su parte, el invernador a corral tiene resultados positivos engordando novillitos livianos, mientras que los resultados son levemente negativos al hacer novillo pesado, una circunstancia muy vinculada a la situación crítica de la exportación.
Finalmente, el ciclo completo también da rentabilidad positiva gracias a los buenos precios de la hacienda gorda terminada.
Mientras tanto, las relaciones insumo/producto dan números positivos. Como se dijo, el precio del ganado gordo está en una situación favorable con el del maíz y con el del concentrado proteico; lo mismo con la siembra de verdeos de invierno y pasturas, y para urea, que requiere 40% menos de kilos de carne para comprar una tonelada.
Perspectivas promisorias
Hacia adelante, Ponti entiende que los precios del novillo gordo se mantendrán sostenidos. La faena de 2025 caería en 140.000 toneladas y se enfrentaría a un consumo interno que paulatinamente se va afirmando, sobre todo en la clase media alta y alta, aunque no convalidaría grandes saltos de precios en moneda constante. A partir de esa afirmación, Ponti recomienda hacer los presupuestos ganaderos con los números actuales.
Para estimar los posibles movimientos de precios, Diego recordó que estacionalmente febrero, marzo y abril son meses con picos de precios altos, tras lo cual bajan o se estabilizan hasta octubre; habitualmente en noviembre-diciembre puede darse alguna recuperación.
En síntesis, 2025 proyecta precios para los novillos gordos que se mantendrán en valores rentables por la escasez, mientras que no espera una caída importante en los precios del ternero a medida que avance la zafra. En tanto, las cotizaciones de los insumos ganaderos han aumentado por debajo del incremento de la hacienda, lo que genera un negocio con una rentabilidad positiva porque el costo de producción del kilo vivo sigue siendo bajo.
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