Juan Alejandro Muñoz, un migrante mexicano de 38 años, fue arrestado por agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) mientras se dirigía a recoger a sus hijos a la casa de su exesposa, en Manteca, California, para llevarlos a la escuela. En medio del camino, fue interceptado por oficiales de migración que lo hicieron bajar de su auto. “Le pusieron grilletes”, contó su expareja que, alertada de lo que ocurría, llegó al lugar y presenció cuando se lo llevaban.
Vehículos sin identificación, un arresto sin orden de detención y grilletes: así arrestaron a Muñoz
Muñoz fue detenido el 19 de febrero. Ese día, iba camino a la casa de su exesposa para buscar a sus hijos y llevarlos a la escuela. Sin embargo, nunca llegó a la vivienda para cumplir con su rutina diaria. Dos vehículos sin identificación oficial le cortaron el paso y lo obligaron a descender del coche.
Suri Ibarra, la expareja del migrante, le dijo a Newsweek que se enteró de lo que ocurría al instante, ya que Muñoz la había llamado por teléfono para avisarle que estaba por llegar. “Escuché a los oficiales interrogarlo y decirle que saliera del vehículo, diciendo que tenían una orden de arresto de ICE”, recordó.
La mujer contó que oyó cuando el migrante les pidió a los oficiales que le mostraran la orden de un juez, porque en un primer momento lo llamaban por otro nombre, pero los agentes se negaron a mostrarle el documento y lo sacaron del auto por la fuerza.
Al escuchar lo que pasaba, Ibarra acudió al lugar junto a sus hijos. Cuando llegó, vio que le colocaban los grilletes: “Estaba siendo esposado y encadenado por agentes de ICE”. Desesperada, la mujer reclamó que le dieran información sobre los motivos de su arresto. “Le pedí al agente una prueba de una orden de ICE y él me dijo que no tenía que mostrármela”, explicó.
La angustia de la familia se incrementó cuando preguntó a dónde lo llevaban y solo obtuvo una respuesta evasiva de parte uno de los agentes: “Lo sabrás una vez que te llame”.
Una búsqueda desesperada para encontrarlo en un centro de detención
Tras el arresto, la familia de Muñoz comenzó una carrera contrarreloj para localizarlo. Ibarra buscó apoyo legal de inmediato. “Comencé a comunicarme con abogados que me dijeron que actuara rápido para localizarlo, ya que las primeras 24 horas son las más cruciales”, afirmó.
Intentó obtener información en distintas cárceles de la zona, pero no recibió respuestas. El número del centro de detención donde sospechaba que lo tenían no funcionaba, por lo que decidió ir personalmente. Allí confirmó que su exesposo estaba recluido en el lugar.
Tiempo después, Muñoz fue trasladado al Centro de Detención Eloy, en Arizona. La distancia entre ese lugar y California complicó el contacto con su familia.
Ibarra confió que a partir de la detención, su familia se vio seriamente afectada. “A menudo escuchamos sobre familias separadas en las noticias, pero nunca imaginamos que nos pasaría a nosotros”, dijo su esposa.
Tres décadas en Estados Unidos y una vida construida en riesgo
Muñoz llegó a Estados Unidos desde México en 1990, cuando tenía solo tres años. Su madre había decidido emigrar cuando buscaba atención médica para su hermana y un mejor futuro. Desde entonces, vivió en Estados Unidos, indocumentado.
Se casó con Ibarra y tuvieron cuatro hijos, dos de ellos con autismo. A pesar de que se había separado recientemente de su pareja, se había mudado cerca de la casa familiar para estar presente en la vida de los niños. Su rutina incluía llevarlos al colegio.
La mujer contó que sus hijos menores son los más afectados por la situación. “No entienden por qué está en la ‘cárcel’, como la llaman”, dijo. Y agregó que “rezan todos los días por su liberación”.