Se la ve relajada y sonriente a pesar de la vorágine laboral en la que se encuentra inmersa. Sus ojos celestes encandilan y combinan a la perfección con el buzo de Argentina que lleva puesto y pertenece, según dice, a su hijo mayor. Su belleza impacta pese a que en ese momento no lleva ni una gota de maquillaje y a que el día anterior -según su marido- había tenido unas líneas de fiebre. Cálida, amable, pero siempre medida con sus palabras, Luisana Lopilato se entrega a una extensa charla con LA NACIÓN sobre su cargada agenda laboral, su ausencia en la gira reencuentro de Erreway, la crianza de sus hijos Noah (11), Elías (9), Vida (6) y Cielo (2), y su historia de amor con Michael Bublé.
El lunes, tan solo veinticuatro horas después de su llegada al país, y reencuentro familiar mediante, la actriz tuvo que abocarse a los ensayos de su nueva película, un desafiante protagónico que la hará transformarse en Margarita Di Tullio, popularmente conocida como “Pepita la pistolera”, la mujer del hampa más famosa de la Argentina. El rodaje comenzará la próxima semana en Mar del Plata bajo la dirección de Lucía Puenzo (XXY, El niño pez, Wakolda) y luego continuará en Buenos Aires.
Pero, entretanto, Lopilato tuvo que interrumpir la intensidad de esos ensayos -con pruebas de maquillaje y peinado incluidas- para promocionar su otra película, Mensaje en una botella, en la que comparte elenco con Benjamín Amadeo, Benjamín Vicuña, Luis Machín y Eduardo Blanco, entre otros reconocidos actores, y que el próximo jueves 1 de mayo llegará a los cines del país.
-En Mensaje en una botella hay humor, amor, desamor, familia, viajes en el tiempo y mucho vino [su personaje es sommelier].
-Me encantó el guion cuando lo leí. Pero, te soy sincera, al principio me perdía en las idas y vueltas, los años… No entendía bien. Pero me junté a hablar con Gabi Nesci [el director] y él, que tenía como la película tatuada, me explicó todo. Después me junté con los productores y me terminaron de convencer. Era algo que nunca había hecho, una película con viajes en el tiempo, y como actriz me parecía que estaba bueno jugar a ver las diferentes etapas de un mismo personaje, con las cosas que quiere hacer y las decisiones que quiere cambiar. También había muchos cambios en el pelo: corto, largo, con flequillo, negro, azul. Por supuesto, el que está acostumbrado a verme rubia dice “ah, me gusta más así”. Al principio puede ser un shock, pero después te acostumbrás [a verla con el cabello negro azabache]. Pero me encantó, es una película muy linda.
-¿Cuántas botellas de vino estuvieron involucradas en el rodaje?
-No sé [se ríe], pero nos divertimos un montón y los vinos que tomábamos eran todos de verdad. Por eso, como había escenas que se repetían mucho, en un momento teníamos que escupir el vino porque sino era un montón. Yo ya había trabajado con Luis Machín, pero cada vez que me lo encuentro me tiento, hay una conexión con él que me hace reír. Con Eduardo Blanco nunca había trabajado y es muy generoso, un dulce de leche, tan bueno. Con Benja Amadeo también compartimos varias escenas y nos reímos un montón. A Gabriel Corrado lo veo ahora, que lo empecé a seguir en Instagram después de hacer la película, y cualquier cosa que hace me causa gracia.
-Hay algo que le pasa a tu personaje, Denise, de postergar cosas importantes. ¿Te pasa en tu vida de posponer mucho las cosas?
-Me pasa todo el tiempo, creo que le pasa a todo el mundo, hasta el que no tiene hijos. Vivimos tan ocupados en tantas cosas… Más las mujeres, que somos como multifacéticas, hacemos treinta cosas: te cocino, te cambio un pañal, mientras estoy haciendo lo siguiente. Para mí, de eso se trata también la vida, del contacto, de dar la importancia a lo que hay que darle importancia.
-Al igual que en la película, si pudieras dejar un mensaje en una botella a tu yo del pasado… ¿A qué época lo mandarías y qué te dirías?
-Creo que a la a la Luisana de cuando era chica, que soñaba con actuar. Soy muy perseverante, siempre lo fui, muy de seguir golpeando puertas. Pero, no sé, quizás si me hubiera imaginado que realmente todo se me iba a dar de la manera en que se me dio… Siempre me quise casar, siempre quise tener hijos, en ese momento nunca imaginé que efectivamente me iba a suceder. Veo a mis hijos y digo “¿cómo no estuvieron en mi vida antes?”. Como que siento que mi vida empezó a partir de ellos, es muy loco. Creo que ese es el mensaje que me mandaría: “Todo va a suceder”.
-¿Y si le pudieras mandar un mensaje a tus hijos en el futuro?
-Uhhh, no sé, me pongo a llorar. Pero también pienso en mi mamá, en su libro de recetas. Ella tiene un cuaderno Rivadavia gordo de cien páginas donde va escribiendo. Como le pasa a Denise en la película, qué lindo que alguien se tome el tiempo de ir dejándote papelitos. Mi marido, cada vez que se va de viaje, y esto lo hace desde que éramos novios y no teníamos hijos, me deja notas pegadas por toda la casa. Ahora también se lo hace a los chicos. A veces, abro el cajón de las medias de Vida y encuentro papelitos, a los chicos les encanta ese juego.
-¿Qué te atrajo de la historia de “Pepita la pistolera”, tu próximo proyecto en cine?
-Me encantan los proyectos que involucran historias reales y tenía ganas de contar la historia de una mujer fuerte. No era normal ver una mujer en los ochenta rodeada de hombres y siendo la jefa. Y es un poco lo que se está viviendo hoy en día. Como que todo el tiempo estamos peleando otra vez. Ahora, a mí no me baja nadie, Margarita de Tullio se la banca. Entonces, quería contar esa historia y así empecé a juntar todas las piezas: qué se necesitaba para llevarla a cabo, quién tenía los derechos, cómo se podía hacer, si se podía lograr. Después, pensamos en Lucía [Puenzo]. Para mí, esta película tenía que ser dirigida por una mujer.
-También estás como productora.
-Bueno, es una palabra muy grande. Tuve la posibilidad de estar un poquitito más metida atrás, pero después están todos productores que sostienen con sus compañías. Yo apoyé más desde las charlas, desde querer empujar el proyecto, y aprendí un montón. Fue una manera de arrancar algo que quiero hacer en un futuro, que es producir e ir a buscar los proyectos que me gustan, ya sea para actuarlos o para que otros actúen. Esto me dio un empujoncito, siento que ahora empezó ese camino.
-¿Qué sigue en tu agenda? Veo tu Instagram y en todos los comentarios, tus fanáticos están pidiéndote por la gira de Erreway.
-Lo sé. Un poco ya lo dije, tengo mucho trabajo ahora. No es que los chicos dijeron “vamos a planear la gira cuando Lu pueda”. No, ¿cómo les voy a frenar eso? Todos tienen su vida también. Yo de verdad planeo todo con mucho tiempo de anterioridad y ya tengo hasta el 2026 tomado con tres proyectos grandes que nacieron en 2024, se están craneando ahora y sé que voy a hacer el año que viene.
-¿Qué te pasa cuando recibís mensajes tan lindos sobre un proyecto que terminó hace un montón de años?
-Es increíble. Aparte, me da FOMO [Fear of Missing Out, que sería el miedo de perderse o quedarse afuera de algo], quiero estar ahí, yo también quiero estar en el show. Es un proyecto que recuerdo con un montón de amor. De hecho, ayer hablaba con Camila [Bordonaba] y le decía, “Che, Cami, qué linda que estás”. Ella está tan linda, está igual, como que terminó ayer. Pasa eso con los grupos que realmente se formaron como familia, ¿viste? Porque nosotros fuimos una familia, y te volvés a encontrar y es como si no hubiera pasado el tiempo. Me pasó lo mismo con Casados con hijos. Pasaron casi 20 años, nos volvimos a encontrar y desde el día uno fue así. El cariño que recibo es un montón y también entiendo lo que me piden, pero bueno. No sé, me agarró en una etapa de mi vida con 37 años, con los cuatro chicos escolarizados en otro país, con mi trabajo. Como mujer, tratás de equilibrar todo.
-Más allá de tu disponibilidad, ¿te imaginás arriba de un escenario cantando después de tanto tiempo?
-No te puedo decir “nunca”. Tampoco me imaginaba jamás volver con Casados con hijos, y sin embargo volvió Paola Argento. En este momento no puedo. No descarto la posibilidad de subirme a cantar unos temas, pero no sé si estoy para una gira en este momento, no podría.
-¿Qué es lo primero que hacés cuando llegás a la Argentina?
-En esta ocasión hice un asado en mi casa, vino mi familia y vi a mis sobrinos, que hacía bastante que no los veía; comimos todos juntos y pasamos la tarde. Y también, ni bien llego me gusta desempacar y ordenar todo, como decir “acá no pasó nada”. Soy bien obsesiva del orden y me gusta tener todo guardado en el placard.
-¿Tus hijos siempre viajan con vos?
-Siempre viajan con nosotros, y con Mike nos turnamos. Cuando yo trabajo, él no trabaja y se queda con los chicos en casa; y cuando él trabaja, lo mismo yo. Tratamos de no viajar tanto en época de clases. Ahora, el colegio allá está por terminar, les queda el último mes y medio de clases. Igualmente, les puse una home school teacher y traje toda la tarea, y previamente hablé con las maestras. A veces, todo el mundo me dice “¿y pero no podés hacer esto?” [en referencia a algún proyecto que surge “de la nada”], y no, no puedo, yo tengo que organizar todo con mucha anticipación.
-¿Ellos te acompañan a los rodajes?
-Sí, vienen todos los días a almorzar conmigo. También, depende del rodaje, a veces pueden estar y a veces, no. Mis hijos se mueren porque haga alguna película para niños. De hecho, uno de ellos ayer me dijo: “Mamá, ¿no vas a hacer una película tipo de mamá de videojuegos?”.
-Hace poco publicaste en tus redes un video con el detrás de escena de la foto familiar que arman todos los años. ¿Cómo es esa tradición?
-Sí, muchos me comentaban que mi hijo más chico estaba enojado, que no era feliz. A veces me causa gracia porque la gente opina, comenta. Y la verdad es que sí, mi hijo no tenía ganas de sacarse fotos. Tengo cuatro, uno se encula, otro está muy feliz, al otro le pica el pie y el otro está comiendo un chupetín. Pero bueno, yo soy la mamá obsesiva que les tocó y quiero la foto. Y me mata que crezcan tanto, tan rápido, y a veces miro para atrás y pienso “tengo cuatro hijos y no puedo creerlo”. Pasa todo tan rápido que no quiero que se olviden ni olvidarme.
-¿Cómo son ellos, cuál se parece más a Michael y cuál más a vos?
-Creo que hay una buena mezcla canadiense argentina. Noah tiene la personalidad de Mike, que es muy entrador, le encanta hablar, le gusta hacer chistes, de cualquier cosa te saca una conversación. Mi hijo Noah es igual. O sea, él está acá y no te conoce, viene y se pone a charlar con vos y te habla de todo. Elías, el del medio, es muy parecido a Mike físicamente cuando tenía la misma edad, y tiene mi personalidad. Yo soy más de medir, entro a un lugar y no me desenvuelvo rápido. Yo mido, me da más miedo, pienso qué decir y qué no. Vida es una mezcla de Noah y… no sé, es chica todavía. Y Cielo, que es la bebé, ya come sola, no sé si mañana va a manejar porque viene volando. Todo lo que hace ella ninguno de mis hijos lo hizo. La veo y digo “¿qué?”, “¿cómo?”. Tiene dos años y se pone los zapatos sola, se viste sola, quiere agarrar el cuchillo y cortar la comida sola.
-¿Y heredaron la faceta artística de sus padres?
–Todos tocan el piano en casa. Les gusta componer y escriben canciones con Mike. Él siempre los llama y les pide ayuda porque no toca el piano. Entonces, les pide y cantan juntos. Son todos músicos.
-¿Les mostrás tus trabajos como actriz?
-Ayer mi hija [Vida] tuvo una clase de cerámica. Como era nueva, unas nenitas que estaban ahí le preguntaron cómo se llamaba y por qué estaba ahí. Y ella les dijo “Yo vivo en Canadá, pero mi mamá es actriz, es Luisana Lopilato Bublé”. Y las nenas le decían “¿Qué? ¿Tu mamá es Luisana Lopilato?”. Y ella después me contaba “Mamá, me tocaban la espalda y yo les decía ‘Sí, mi mamá es Luisana Lopilato, es Mía Colucci [su personaje en Rebelde Way]’”. Yo me moría de risa por cómo le gustó chapear frente a las nenas.
-Por la edad de Vida, obvio que no vio Rebelde Way, pero ¿le mostrás fotos o videos de esa época?
-Cuando están con mi mamá, ella siempre les cuenta historias de esa época, de Mía Colucci, lo mismo con Paola Argento. Siempre mi mamá y mi papá les cuentan a mis hijos que trabajé de chiquita, y yo también les explico cuando ven las fotos que tengo de Rebelde Way o de Casados.
-¿Qué costumbres argentinas les inculcás?
-Todas. Aparte, son re argentinos [tienen acento porteño, acota su hermano Darío, que llegó hacia el final de la entrevista para almorzar con la actriz y también para prestarle el cargador de su cepillo de dientes eléctrico], se mueren por el dulce de leche como yo, sobre todo Elías, y les gustan las empanadas, por eso viajo con tapas de empanadas y tapas de tartas porque hay una marca que me gusta y que no encuentro en Canadá. Me llevo todo y me stockeo para todo el año. También les hago festejar el Día del Amigo, que allá no existe, y así con otras festividades. Y obvio son fanáticos de Messi, lo aman. Son hinchas de River y mueren por ir a la cancha. Cuando vienen acá, lo primero que me preguntan es “cuándo hay partido”. Siempre que puedo los llevo, a mí me encanta ir a la cancha, y cuando no puedo los lleva mi hermano y mi papá.
-¿Es difícil tratar de que crezcan como chicos “normales” teniendo en cuenta la vida que ustedes llevan como padres famosos?
-Es difícil, la vida que tienen ellos yo no la tuve. Siempre les digo “Esto no es lo normal”. Trato de educarlos en el amor, en la comunicación que tenemos, porque en casa hablamos de todo. Y a nosotros nos gusta estar mucho juntos, vamos los seis a todos lados. Ya no nos invitan, llegamos y somos como los Gremlins. Y uno transmite también lo que le transmitieron sus padres. Me puedo equivocar en el camino, sí, millones de veces, pero también aprendo. Mi familia me carga porque siempre quiero registrar todo, saco fotos, grabo videos. Me guardo el primer diente, el primer pelito, tengo todo organizado por carpetas. Yo veo a una embarazada y le digo “Sacá fotos, ponete el yeso en la panza que es re lindo”. Yo lo hice con los cuatro, te queda la panza de recuerdo.
-Entre toda esa dinámica del colegio, la tarea, el trabajo, ¿les cuesta con Michael encontrar un momento a solas como pareja?
-No. O sea, es difícil, pero los momentos hay que buscarlos. Y mientras sepamos que para los dos es re importante buscar esos momentos, siempre los encontramos. Para todo, para estar con los chicos, para estar solos o en familia. Los dos somos re familieros. Nuestra casa siempre está llena de familia, de hijos, de amigos, de hijos de nuestros amigos; somos un montón.
-Hace poco, él compartió en Instagram imágenes del videoclip que grabaron juntos al inicio de su relación, “Haven’t Met You Yet”, y decía algo como “todavía él no lo sabe, pero se va a casar con ella y tener cuatro hijos”.
-Sí, es un trend de TikTok. Yo siempre digo que él fue un gran luchador para que todo funcione. El día uno, él me dijo: “Yo voy a volver por vos, nos vamos a casar y vamos a tener hijos”. Y yo le dije: “Bueno, todo el mundo se quiere casar conmigo”.
-¿Qué es lo que te sigue enamorando de él?
-Todo… Primero, soy re orgullosa de él, de todos sus logros, de la persona que es, cómo habla, su inteligencia. ¡Tiene una cabeza! Yo para todo enseguida le consulto, y él también a mí. Pero a veces me pregunta por cantantes que ni conozco [se ríe]. A veces todos me dicen: “Ay, parece todo re perfecto”. Bueno, no, obvio que hay cosas, hay momentos que no pensás igual. Tengo más momentos lindos… Nosotros pasamos por tantas cosas juntos como familia. Ya son 17 años que estamos juntos. Y pasamos momentos muy duros que nos hicieron más fuertes, nos levantamos, y creo que hoy no hay nadie que me conozca mejor que él. Creo que ni mi mamá ni mi papá, porque él [Mike] me vio en lo peor de lo peor, y en lo mejor de lo mejor. Cualquier cosa, levanto el teléfono y al primero que llamo siempre es a él.
-El otro día vi un video suyo muy divertido donde se queja de que le usurpaste casi todo el placard. Si tuvieras que sacar los trapitos al sol, ¿qué le criticarías?
-La verdad, no quiero decir nada malo porque la jefa soy yo [se ríe]. Con el tiempo lo fui moldeando, porque, cuando éramos novios, él tiraba la ropa por todos lados de la casa [en ese momento, Darío Lopilato simula llamar a Bublé para contarle lo que su hermana estaba diciendo]. Se iba descambiando por toda la casa hasta llegar al cuarto, un pantalón por acá, una remera por allá. Una vez, le tiré toda la ropa a la pileta.
-¿Sos de carácter fuerte?
-Cero, soy buena…
-[Darío Lopilato se involucra en la conversación]. No es de carácter fuerte, todo lo contrario, pero cuando explota, explota. Así somos los Lopilato. La única diferente es Daniela [su hermana mayor], ella explota todo el tiempo.
-Yo te dejo pasar hasta cinco. Después, si no entendiste, vení que te lo explico.