Una inmensa ceremonia de despedida al Papa Francisco en la plaza San Pedro del Vaticano, con 160 líderes mundiales y más de 200 mil fieles, en buena parte jóvenes llegados porque el domingo se celebra el año del Jubileo en curso dedicado a ellos. Los funerales del pontífice argentino marcaron un clímax de cariño popular y congoja hacia Jorge Bergoglio y fueron dominados por una expresión colectiva de dolor que se repitió en las 300 mil personas que se agolparon en las calles en los seis kilómetros del cortejo que transportó el féretro hasta la basílica de Santa María la Mayor para su sepultura.
Tanto los fieles que lo recordaban como el cardenal Giovanni Battista Re, director del Colegio de Cardenales en su homilía durante la ceremonia religiosa, pusieron el acento en su voluntad de luchar por “una iglesia pobre para los pobres”. Re lo definió “un Papa del pueblo, con un corazón abierto hacia todos”.
El cardenal Giovanni Battista Re fue el encargado de la homilía. Foto Reuters
El ataúd del papa Francisco durante su funeral en la Plaza de San Pedro.
El cardenal recordó que muchos tienen la última imagen de Francisco de la que sería su última bendición, el domingo de Pascua (20 de abril) y saludando a la gente desde el papamóvil cuando dio la vuelta a toda la plaza.
Re recordó también el incesante llamado del Papa a la paz, porque decía que la guerra “deja al mundo peor de como era antes” y calificó la iglesia a la guerra “como un desastre y una derrota para todos”.
Fuera de la basílica de Santa María Mayor, el cuerpo fue esperado por cuarenta fieles pobres, reclusos, migrantes, que según explicó la Caritas italiana conocían a Francisco y sabían que eran los favoritos de su hermandad. Ellos acompañaron el féretro.
El presidente norteamericano Donald Trump fue el líder mundial más seguido por las miradas y los comentarios aumentaron cuando se supo que había mantenido una reunión “con una discusión muy productiva” con Volodimir Zelenski, presidente de Ucrania, dijo una fuente norteamericano.
Donald Trump y Volódimir Zelenski en un rincón del Vaticano en una bilateral improvisada antes del funeral. Foto EFE.
Las delegaciones fueron sentados frente al centro de la plaza, donde había sido colocado el féretro con los restos del Papa. El presidente argentino Javier Milei fue ubicado al lado de la delegación italiano, un lugar especial en homenaje a la nacionalidad del Papa difunto.
Entre los asistentes se destacan el presidente de Francia, Emmanuel Macron, el primer ministro del Reino Unido, Keir Stamer, príncipe Guillermo de Inglaterra; el rey Felipe VI de España, el presidente de Hungría, Victor Orban y el presidente de Brasil, Luis Ignacio Lula da Silva.
También siguen llegando a Roma los cardenales menores de 80 que a partir del 6 de mayo, tras los nueve días de luto de la Iglesia Católica por el fallecimiento del pontífice, podrían iniciar el Cónclave en la Capilla Sixtina para designar a su sucesor.
El féretro fue colocado en un vehículo blanco y para muchos romanos fue una triste despedida. Cinco motocicletas de la guardia del presidente italiano lo escoltaban. El camino hacia la sepultura en la basílica de Santa María Mayor en los seis kilómetros recorrió por los lugares más famosos del centro de Roma, en primer lugar del Obelisco, saludado por miles de fieles. Muchos chicos habían hecho dibujos dedicados a Francisco –que amaba los regalos infantiles-, que mostraban y agitaban al paso de la comitiva.
Un grupo de cardenales seguía al vehículo blanco en automóviles. “Nunca se han registrado números como en esta triste ocasión”, comentó el ministro del Interior, Matteo Pentedosi, refiriéndose a las ceremonias que convocaron a tantos fieles desde la muerte de Francisco.
Muchos jóvenes agitaban banderas y carteles del Jubileo de la Juventud que se celebra mañana en la plaza de San Pedro con un recuerdo especial del Papa argentino.
Un momento de especial emoción fue el recorrido por el centro de Roma y el pasaje junto al Coliseo, pleno de gente. “Nadie recuerda que un Papa haya sido despedido con esta multitudinaria manifestación popular de cariño y agradecimiento”, dijo el sacerdote José Gutiérrez Ruiz, mientras se santiguaba, aplaudía y se le caían las lágrimas al paso de la caravana.
Mucha gente arrojó flores al paso del féretro, en medio de aplausos, vivas al Papa y lágrimas que nadie ocultaba.
En el sagrario de ingreso a la Basílica los esperaba el grupo de cuarenta pobres, presos, transexuales y otros postergados sociales que la Caritas italiana organizó para recibir al Papa, que amaba a los últimos.
El féretro fue colocado frente al ingreso y llevado en andas por una larga columna de cardenales y religiosos rumbo a la capilla con un famoso icono de la virgen, llamado Salus Popolus Romano, de la cual Jorge Bergoglio era muy devoto.
Allí se encuentra el lugar de la sepultura, en la tierra y con una lápida sencilla que dice: “Franciscus”. Era la una de la tarde, hora de Roma, las 9 en la Argentina.
Sobre la firma
Julio Algañaraz
Corresponsal en Roma y Vaticano [email protected]
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