Como pasó en las convocatorias anteriores, no hubo acuerdo en el Consejo del Salario Mínimo, Vital y Móvil (SMVM) entre los representantes empresarios y sindicales por lo que el Gobierno fijará mediante un “laudo” el nuevo valor del salario mínimo y de la Prestación por Desempleo para los meses de abril, mayo y junio.
Mientras el sector sindical reclamó un SMVM de $ 644.000 para abril, los representantes empresarios ofrecieron $ 301.300, menos de la mitad. Representa un alza del 1,5% en relación a los de marzo ( $ 1.484 la hora), en línea con la política salarial oficial.
Para mayo, la propuesta empresaria llevaba el SMVM a $ 306.500 ( + 1,7%) y para junio a $ 311.500 (+ 1,63%).
Las centrales pidieron $ 644.165 para abril y $ 657.703 para mayo.
En consecuencia, en estos casos, el Gobierno deberá laudar dando a conocer en los próximos días los valores del SMVM y de la Prestación por Desempleo.
Con el aumento de marzo en los primeros tres meses del año el SMVM tuvo un incremento del 6,12% ( $ 279.718 a $ 296.832) versus una inflación del 8,6%. Representó una pérdida del 2,2% frente a la inflación.
Esta caída del SMVM se suma a la que tuvo en 2024: en términos reales tuvo una caída del 17,7%, por encima de lo que perdió con los dos gobiernos anteriores.
En diciembre, el valor del SMVM era de $ 279,718 o $ 1.399 por hora para los trabajadores jornalizados y en diciembre 2023 de $ 156.000. Punta a punta representó un incremento anual del 79,3% versus una inflación oficial del 117,8%.
EL SMVM perdió también en relación al incremento de la canasta de pobreza.
“La pérdida sufrida durante este gobierno se acumula con retrocesos previos, por lo que el salario mínimo se ubicó en abril de 2025 en un nivel real que es 44,1% más bajo que en noviembre de 2019, al final del gobierno de Cambiemos, y 57,3% menor que noviembre de 2015. Si el salario mínimo no hubiese perdido poder de compra a lo largo de este tiempo, estaría actualmente cerca de los $ 700.000”, señala un Informe de CIFRA. (Centro de Investigación y Formación de la República Argentina)
Por su parte, el Consejo del SMVM determina el valor de la Prestación por Desempleo que debe ser equivalente al 75% de la mejor remuneración mensual, normal y habitual del trabajador en los 6 meses anteriores al cese laboral que provocó el desempleo. Pero “en ningún caso la prestación mensual podrá ser inferior al 50% del Salario Mínimo Vital y Móvil vigente ni superior al 100%».
Este techo anula en la práctica la equivalencia del 75% de la mejor remuneración de los últimos 6 meses anteriores al despido, más aún teniendo en cuenta el deterioro que viene sufriendo el SMVM.
El salario mínimo incide en los trabajadores registrados mensualizados o jornalizados que cobran menos del salario mínimo mensual o por hora. Y de manera indirecta como referencia sobre los trabajadores no registrados o informales que comprende a casi el 40% de los asalariados.
Además, determina que los que se jubilaron con 30 o más años de aportes (sin recurrir a las moratorias) tienen derecho a cobrar el 82% del SMVM. Pero ese plus no se está aplicando porque los aumentos del SMVM vienen siendo inferiores a los de las jubilaciones y pensiones.
También impactaba en la exención del impuesto a las Ganancias para los trabajadores que ganaran menos de 15 SMVM y sobre el mayor ingreso neto imponible acumulado sobre el excedente de 15 SMVM. Pero esa norma fue derogada.
La ley de Contrato de Trabajo le asigna tres características al salario mínimo, vital y móvil. Es la menor remuneración que debe percibir en efectivo el trabajador sin cargas de familia por su jornada laboral. Debe asegurarle alimentación adecuada, vivienda digna, educación, vestuario, asistencia sanitaria, transporte, esparcimiento, vacaciones y cobertura previsional. Y debe ajustarse periódicamente de acuerdo a las variaciones del costo de vida.
La realidad marca que el actual SMVM no cumple ninguno de esos objetivos.
Según CIFRA «el retroceso histórico del SMVM es tan grande que el valor real del salario mínimo ya es inferior al vigente durante la mayor parte de la década de 1990 y en la crisis final del régimen de convertibilidad, cuando esta política se había abandonado como herramienta para determinar pisos salariales e impulsar una menor desigualdad salarial”.
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Ismael Bermúdez
Redactor de la sección Economía [email protected]
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