En un esfuerzo por combatir la obsolescencia programada y la creciente crisis ambiental, el artista Jah Gal Dously transforma desechos en art-fashion, utilizando objetos recuperados de los basurales de Dakar. Su trabajo no solo desafía la cultura del consumo desmedido, sino que también se erige como una crítica social a la destrucción de la naturaleza, invitando a la reflexión sobre el impacto de nuestras decisiones en el planeta.
Nacido en Dakar, Dously aprendió el arte de la costura de su madre. Hoy crea vestuarios con residuos textiles, plásticos y electrónicos, convirtiendo la basura en arte crítico con conciencia social. Foto: Bienalsur
De Dakar a Buenos Aires
Como muchos otros, Senegal es uno de los países de África que alberga en su capital, Dakar, uno de los basurales más grandes del mundo. Allí van a parar todos aquellos desechos textiles, electrónicos y plásticos que las naciones más ricas del globo ya no quieren en su territorio. Con la complicidad de los gobernantes de turno, los envían camuflados como donaciones para ayudar a los pobres, pero la realidad es que ellos no necesitan nada de eso que les mandan. Mientras tanto, ven día a día cómo su tierra, su agua y su aire se contaminan sin parar.
Es tal la acumulación de desperdicios, que los camiones recolectores tiran la basura al mar, haciendo que las playas se llenen de prendas confeccionadas con materiales sintéticos.
En ese entorno vive Sy Abdoul, más conocido como Jah Gal Dously, el artista multidisciplinario, diseñador, performer y ecologista que vino a Buenos Aires para dar la charla “Práctica artística entre el diseño de indumentarias y la mirada medioambiental”, en el marco de la edición 2025 de Bienalsur, la bienal de arte contemporáneo que conjuga exposiciones y debates protagonizados por prestigiosos artistas y figuras de la crítica.
-¿De qué modo ese medio impacta en su trabajo actual?
– Mi trabajo es una lucha contra el desecho y la obsolescencia programada, que es esa estrategia de diseño por la cual los productos electrónicos se vuelven obsoletos antes de tiempo, lo que obliga a comprar nuevos permanentemente. A tal fin, toda mi obra, porque de eso se tratan mis creaciones, es una crítica social a una de las problemáticas más acuciantes del mundo actual: la destrucción de la naturaleza. Es por eso que están confeccionadas a partir de objetos recuperados de los basurales de Dakar.
El arte de la costura
Dously heredó su gusto por la moda de su mamá, una modista que hacía ropa a pedido. De tanto verla coser aprendió el arte de la costura y al tiempo ya estaba trabajando en distintos talleres donde hacía sastrería y todo tipo de ropa para hombres, mujeres y niños.
Hasta que dejó de hacer moda comercial y se convirtió en artista para concientizar sobre lo ambiental.
Siempre de manera autodidacta, comenzó a destacarse en la confección de vestuarios para diversos eventos culturales en el ámbito del cine, el teatro, la música, la moda y la fotografía.
En colaboración con el fotógrafo Fabrice Monteiro y la ONG Ecofund, Dously desarrolló la serie visual “La Profecía”, una advertencia estética sobre la contaminación en Senegal, actualmente expuesta en Nueva York. Foto:Fabrice Monteiro
Con las grandes marcas
Abdoul Sy realizó atuendos conectados a placas solares para educar sobre la importancia de las energías limpias; la empresa Samsung lo convocó para que realice esculturas con desechos electrónicos a propósito del lanzamiento del celular Galaxy S7; Orange, empresa multinacional de telecomunicaciones, lo convocó para que diseñe una serie de trajes futuristas; y hasta fue contratado como vestuarista para el lanzamiento de C300, un nuevo modelo de auto de la marca de lujo Mercedes Benz.
Y como si todo eso fuera poco, en el 2024 fue fichado por Chanel para que intervenga el 19M, nada menos que su nuevo taller de oficios y exposiciones ubicado en la Porte d’Aubervilliers, en París.
Para la ocasión, diseñó unas cortinas gigantes hechas con plásticos fundidos que recubrían toda la construcción, nada menos que un edificio triangular de 25.000 metros cuadrados construido por el prestigioso arquitecto francés Rudy Ricciotti.
Abdoul Sy revela que cuando recibió la propuesta de esa casa de moda se resistía a hacerla, ya que la firma es parte de una industria altamente contaminante. Pero tras mucho pensarlo supo que era una oportunidad que le daría mucho lugar y repercusión a su denuncia. “Hoy está muy en boga la discusión de hacer cosas ecológicas, pero lo cierto es que a las propuestas sustentables sólo accede una elite que las puede pagar. Lo que le llega al gran público o lo que tiene precios accesibles es altamente contaminante. La idea es quedar bien con cierta clase social”, sostiene este artista que tardó más de 20 horas en llegar a nuestro país debido a las combinaciones de avión que tuvo que realizar.
A través de vestuarios confeccionados con plásticos, cables y textiles descartados, Dously denuncia la obsolescencia programada y el consumo desmedido que destruyen la naturaleza. Foto:Fabrice Monteiro
Reciclados de lujo
En paralelo a estas colaboraciones, creo su propia marca, “JahGal”, que está basada en el concepto de “nada se pierde, todo se transforma”. Se trata de un ámbito donde exhibe prendas que elabora mediante la recuperación de tejidos y la transformación de objetos.
Lejos de ser una apuesta comercial, es un espacio de creatividad donde sus diseños trascienden en varios sentidos: como una oda a la confección y a la innovación en el uso de materiales no convencionales; y como una crítica social a la coyuntura actual: consumismo, enajenación y destrucción de la naturaleza.
“Me gustaría trabajar con materiales nobles africanos, tales como el algodón o la rafia, pero la globalización, que es una gran problemática, lo impide. Ocurre que Senegal es un gran productor de algodón pero todo lo que se cosecha se exporta ya que es un commoditie que deja mucho rédito. Entonces, cuando este vuelve a nuestro país en forma de prenda lo hace como tejido o fibra sintética. Me veo obligado a emplear este tipo de material para realizar mis sacos, pantalones y vestidos, pero siempre busco hacer un cruce entre género nobles y artificiales.”
Su talento lo llevó a colaborar con firmas como Chanel, Mercedes Benz y Samsung, siempre desde una perspectiva crítica que busca visibilizar los efectos contaminantes de la industria. Foto: Fabrice Monteiro
El futuro
Interrogado acerca del futuro de la moda, el diseñador expone escéptico: “Lo veo complicado ya que esta industria forma parte de un círculo vicioso que desecha cada año lo que ya dejó de ser tendencia. Soy consciente de que no hay vuelta atrás, que el pasado y lo contaminado ya está, y que es un engranaje difícil de revertir. Nos corresponde a los creadores denunciar la contaminación. Lo interesante de la propuesta de Bienalsur es que ayuda a los artistas a llegar en sus debates a un público distinto. El arte está en los museos pero ahora más que nunca hay que llevarlo a las calles para que la gente pueda ver el impacto de las cosas que consume”.
En sintonía, se unió con el fotógrafo Fabrice Monteiro y la organización sin fines de lucro Ecofund para dar vida a “La Profecía”, una serie de fotografías que muestran visualmente los urgentes problemas ecológicos de Senegal y se exhiben en Fotografishka New York hasta el 16 de septiembre, como parte de la muestra Prix Pictet.
Monteiro es uno de los fotógrafos finalistas del premio. Nacido en Bélgica, creció en Berlín y actualmente vive en Dakar, donde comenzó esta serie en 2013.
Su proyecto personal “JahGal” revaloriza el reciclaje como acto artístico y político, con diseños que combinan tejidos nobles y artificiales, transformando residuos en piezas únicas. Foto: Fabrice Monteiro
Ancladas en diez lugares diferentes de Senegal, las imágenes exponen figuras que interactúan con el siniestro paisaje contaminado y transmiten un fuerte mensaje sobre la destrucción del medio ambiente.
Las fotos lucen los atuendos de Dously, que fueron meticulosamente confeccionados con envoltorios, paquetes, recipientes plásticos, redes, todo tipo de cables y escombros encontrados allí. Operan como advertencias visuales: actuar ahora o presenciar la devastación del planeta. “La idea fue reflejar la atmósfera y el estado en el que se encuentra cada destino” asegura.
En una, por ejemplo, se ve una mujer vestida como un árbol, en el centro de un incendio forestal, sosteniendo el follaje en el aire para protegerlo de las llamas. En otra, una criatura con cuernos y rostro blanco sostiene una vara encendida sobre una montaña de residuos tecnológicos, donde niños queman cables para extraer metales mientras inhalan humo tóxico.
“Sucede que todos los años padecemos incendios ocasionados por el hombre. Ya se han destruido más de 700.000 hectáreas de bosques y pastos”, concluye Abdoul Sy.
Sobre la firma
Georgina LacubeBio completa
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